Fuerte de almohadas

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Habían sido un par de semanas largas y difíciles para la pareja.

Se habían comprometido algunos meses atrás después de ser novios durante varios años, pero después de la propuesta de matrimonio el alfa había tenido que irse de la ciudad por algún tiempo para finalizar la gira con su banda mientras Gerard enseñaba artes en una universidad local.

Pasaba su tiempo libre junto a sus gatos, intercambiando fotos de ellos con su prometido o en largas llamadas.

Estaba empezando a extrañarlo y quería tenerlo cerca de nuevo.

—Te extraño demasiado—.

Frank le sonrió. Sabía que intentaba ocultar un "yo también" detrás de esa sonrisa y buscar la manera de hacerlo sentir mejor porque eso era justo lo que estaba necesitando.

—Estaré pronto en casa—.

—Promételo—.

—Lo prometo, Gee... Volveré apenas pueda hacerlo y cocinaremos juntos algo para cenar, pronto estaré contigo y todo será mejor—.

Los días siguieron pasando y lo extrañaba cada vez más. La espera se había vuelto eterna y simplemente necesitaba que volviera para poder aferrarse a él durante todo el día

Hasta que el timbre de la puerta principal sonó un par de veces durante una fría madrugada.

Se levantó de la cama, sintiéndose terriblemente desorientado, pero al encontrarse con Frank en la puerta se lanzó a sus brazos sin titubear.

El tatuado sostuvo a su prometido entre sus brazos. Su cuerpo suave y cálido le envolvía en un abrazo mientras su aroma parecía disipar el cansancio del viaje y la gira.

—Te dije que volvería contigo apenas tuviera oportunidad—. Murmuró besando su frente.

Gerard sonrió y se separó sólo para dejarlo entrar.

El equipaje del músico se quedó junto a la puerta y la pareja terminó acurrucada entre varías sábanas y almohadas que habían llevado hasta la sala de estar.

El omega se encargó de construir un lindo fuerte de almohadas y de conseguir una iluminación cálida mientras el alfa cocinaba algo ligero para poder compartir mientras estaban ahí.

Los dulces labios de su futuro esposo se posaban sobre los suyos en un beso que habían anhelado todo el tiempo que habían estado separados.

—No te vayas de nuevo—. Pidió contra la mejilla de Frank. —No me gusta quedarme sólo—.

—No lo haré, no me iré de nuevo... No sin ti—. Respondió besando su hombro.

El omega sonrió y después de un par de besos más, terminó profundamente dormido mientras Frank lo abrazaba.

Sostuvo a aquel omega durante toda la noche cómo si fuese lo más preciado en su vida, porque lo era y no tenía planes de separarse de él en mucho tiempo.

𝑶𝒏𝒆-𝑺𝒉𝒐𝒕'𝒔 𝑭𝒓𝒆𝒓𝒂𝒓𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora