𝐀𝐥𝐥 𝐈 𝐖𝐚𝐧𝐭 𝐅𝐨𝐫 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐭𝐦𝐚𝐬 𝐈𝐬 𝐘𝐨𝐮 𝟏/𝟐

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Acomodó la bufanda de colores llamativos alrededor de su cuello, suspirando mientras sostenía una pequeña caja con una de sus manos, tocando el timbre de la casa.

Su novio lo había invitado a pasar la noche de navidad con él y su familia, así que, había dejado el pequeño departamento que compartía con Mikey, quién también lo acompañaba, y se habían dirigido hasta la casa de los padres del más bajo.

Iero abrió la puerta, mirando a los hermanos con una sonrisa, en especial a Gerard.

—Te queda lindo—. Se acercó al ahora pelirrojo y lo saludó con un pequeño beso, la última vez que lo había visto tenía el cabello rubio, así que era la primera vez que lo veía con el cabello de ese color, aunque no le sorprendió, sabía que le gustaba teñirse y una que otra vez había dicho que se lo pondría rojo.

Gerard le sonrió, mostrando un leve sonrojo en sus mejillas y los tres entraron, caminando hasta la sala.

Desde hacía un tiempo, la pareja más grande se había retirado para descansar, dejando a los menores en la sala. Ray había asistido también, de hecho, había llegado antes que los Way.

Así que los cuatro habían terminado sentados en la alfombra de la sala, bebiendo unas cuantas cervezas más.

El de cabellera pelirroja estaba recargado en el hombro de Frank, riendo al ver el gesto que hizo Mikey al tomar un trago de vodka puro.

—Ya, mañana te vas a estar muriendo si sigues bebiendo—. Alejó la botella de su hermano, quién decidió acostarse ahí mismo.

—No seas aguafiestas, Gerard—. El castaño en el suelo estiró sus manos.

—Ya, ya, pequeño Mikey, ve arriba, puedes quedarte en alguna de las habitaciones—. El castaño tomó un último trago de su cerveza y dejó la botella vacía a un lado. —Tú también—. Miró al rizado. —Pero no juntos, no quiero que vayan a ensuciar las sábanas—.

Ray soltó una risa, negando con la cabeza.

—A que gracioso, pero... todos sabemos que los que van a ensuciar las sábanas van a ser ustedes dos—. Respondió Mikey, levantándose de manera lenta, se sentía mareado.

El rostro de Gerard se volvió casí tan rojo como su llamativo cabello. —Mikey...—. Le llamó la atención, viendo como Ray se levantaba también, estaba un poco más sobrio así que ayudo al menor.

Frank movió un poco a su novio. —Nosotros saldremos un rato—. Susurró, besando su frente.

—¿Saldremos?—. Cuestionó cuando los otros dos se alejaron, subiendo las escaleras. —¿A dónde?, es navidad Frankie, no hay muchos lugares abiertos—.

—Sólo iremos al parque—. Le sonrió y dejó otro beso, en su nariz. —Vamos—.

La pareja caminó por un rato, sintiendo el aire fresco de invierno en el rostro, moviendo al largo y rojo cabello del más alto. Llegaron hasta el pequeño parque que había cerca de la casa del matrimonio Iero.

Se sentaron juntos, volviendo a la posición anterior pero está vez, los dedos del tatuado comenzaron a repartir caricias en el cabello rojo, causándole una sonrisita.

—Gee—. Le tocó la mejilla con la punta de sus dedos, haciéndolo voltear un momento. —Te amo bonito—. Terminó de acercarse, rozando sus narices de manera tierna.

El de ojos verdes soltó una risita, con las mejillas rojas.

—Aww, estás rojito, ¿es por el frío?—. Preguntó de manera divertida, pasando su brazo alrededor de los hombros ajenos.

—Te amo también... tonto—. Soltó otra risa.

—Eres un grosero—. Acarició su brazo, sonriendole. —Pero eres demasiado lindo como para enojarme contigo—.

—Lo sé—. Cerró los ojos y unió sus labios de manera suave, aún con esa sonrisa adornando su rostro.

Tomó su mano y entrelazaron sus dedos. Frank dejó una pequeña mordida en el delgado labio del mayor, haciéndolo volver a reír, provocando que ambos se separaran.

El silencio era cómodo entre ellos dos, no hacía falta decir más. Se quedaron juntos ahí, mirando los pequeños copos de nieve caer, intercambiando uno que otro beso dulce, riendo y compartiendo cigarrillos. Se sentía demasiado bien, estar juntos ahí, con el frío haciendo que las mejillas del Way mayor permanecieran rojas.

Les gustaba escaparse siempre que se reunían con más personas, salían solos un buen rato. Si pudieran, escaparían de sus rutinas para siempre y pasarían el resto de sus vidas juntos.

Nota: Creo que voy a hacer una continuación de esto.

𝑶𝒏𝒆-𝑺𝒉𝒐𝒕'𝒔 𝑭𝒓𝒆𝒓𝒂𝒓𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora