Capítulo 23: Un Día en Muletas

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El sol de la mañana se filtraba tímidamente a través de las cortinas, iluminando la habitación con un resplandor suave y cálido. Luna se despertó con una sensación de pesadez en su cuerpo y un dolor persistente en sus caderas. Se giró lentamente en la cama y soltó un pequeño gemido de incomodidad. Miró a su lado y vio a T/N aún dormido, su rostro tranquilo y relajado. Su mente se llenó de los recuerdos de la noche anterior y no pudo evitar sonrojarse al recordar la intensidad de su encuentro.

La habitación estaba en silencio, pero el eco de su pasión parecía seguir resonando en el aire. Luna se incorporó con cuidado, sus músculos protestando con cada movimiento. Al intentar levantarse, una punzada aguda en sus caderas la hizo gemir de dolor. T/N abrió los ojos al escucharla y se giró para mirarla con preocupación.

—"¿Estás bien?" preguntó él, su voz aún cargada de sueño pero llena de preocupación.

Luna frunció el ceño mientras se esforzaba por sentarse en el borde de la cama.

—"No lo sé," respondió ella con una mueca. "Creo que... me pasé un poco anoche."

T/N se sentó rápidamente, su preocupación aumentando al ver la expresión de dolor en el rostro de Luna.

—"¿Te duele mucho?" preguntó, su voz teñida de culpa.

Luna asintió mientras intentaba mover sus piernas. Cada pequeño movimiento enviaba ondas de dolor por sus caderas.

—"Creo que necesito un descanso," murmuró ella, tratando de ocultar el dolor en su voz.

T/N se levantó rápidamente y fue a buscar las muletas que había comprado para ella. Había insistido en tenerlas en casa por precaución después de algunas de sus sesiones más intensas. Le entregó las muletas a Luna, quien las aceptó con una sonrisa débil.

—"Gracias," dijo ella mientras se levantaba cuidadosamente y se apoyaba en las muletas. "Creo que me dislocaste algo anoche."

T/N la miró con una mezcla de culpa y diversión. Sabía que sus encuentros podían ser intensos, pero nunca había querido causarle daño.

—"Lo siento, Luna," murmuró él, su voz llena de arrepentimiento. "No quería que te lastimaras."

Luna suspiró y negó con la cabeza, su rostro suavizándose un poco.

—"Sé que no fue tu intención," dijo ella suavemente. "Pero creo que tendremos que tomarlo con más calma a partir de ahora."

T/N asintió, sintiéndose aún más culpable. Decidió que haría todo lo posible para cuidar de ella y asegurarse de que se recuperara pronto. Mientras Luna se movía lentamente por la habitación, T/N comenzó a recoger las sábanas y a arreglar la cama. Sus ojos se detuvieron en el pequeño cesto de basura al lado de la cama, donde los envoltorios de los condones usados se amontonaban.

—"Tal vez deberíamos contar cuántos usamos anoche," sugirió él, tratando de aligerar el ambiente.

Luna levantó una ceja mientras miraba el cesto de basura. Se acercó lentamente y comenzó a sacar los envoltorios, uno por uno, hasta que tuvo una pila considerable en sus manos.

—"¿Cuántos hay?" preguntó T/N, acercándose a ella con una mezcla de curiosidad y vergüenza.

Luna comenzó a contar en voz alta, sus dedos pasando por cada envoltorio con cuidado.

—"Uno, dos, tres..." Su voz se detuvo un momento mientras continuaba contando. "Veinte, veintiuno, veintidós..."

T/N la observaba con una expresión de incredulidad mientras Luna seguía contando.

—"Cuarenta y tres, cuarenta y cuatro..." Luna levantó la vista hacia él, sus ojos llenos de sorpresa. "¡Cuarenta y cuatro! ¿En serio, T/N? ¿Cuarenta y cuatro?"

T/N se rascó la cabeza, sintiéndose un poco avergonzado.

—"Supongo que nos dejamos llevar," admitió con una sonrisa tímida.

Luna lo miró con una mezcla de diversión y exasperación.

—"Eso es un eufemismo," murmuró ella. "No me sorprende que me duelan las caderas. Eres incansable."

T/N se acercó y la rodeó con sus brazos con cuidado, apoyando su frente contra la de ella.

—"Lo siento, Luna," dijo en un susurro. "Prometo que seremos más cuidadosos la próxima vez."

Luna suspiró y asintió, dejando que su cabeza descansara contra su pecho.

—"Está bien," murmuró ella. "Pero hoy... solo quiero descansar."

T/N la llevó con cuidado hasta el sofá y la ayudó a sentarse. Luego fue a la cocina y preparó un té caliente para ella. Cuando volvió, encontró a Luna recostada con los ojos cerrados, su expresión relajada a pesar del dolor.

—"Aquí tienes," dijo él suavemente, entregándole la taza de té.

Luna sonrió mientras tomaba la taza entre sus manos.

—"Gracias, T/N," dijo ella, su voz suave y agradecida. "Eres el mejor."

T/N se sentó a su lado y la abrazó con cuidado, asegurándose de no causarle más dolor. Pasaron el resto del día juntos, hablando en voz baja y disfrutando de la tranquila compañía del otro. Aunque el día había comenzado con dolor y preocupación, el amor y el cuidado que compartían les dieron fuerza para enfrentar cualquier cosa que viniera.

Mi....Gotica?? [T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora