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—La mayoría cree que el inicio fue aquel día del contagio, pero es mentira, todo comenzó mucho antes de lo imaginado.

»Nosotros éramos una familia más del norte, común al resto, mi esposo trabajaba como cargador de múltiples empresas, nada especial, ese día le habían ordenado la descarga de un paquete muy especial, ordenado por el departamento científico que se situaba en la ciudad Caiyi, pero ocurrió un accidente y lo que sea que había adentro fue liberado.

No sé que es lo que era, pero se impregnó en cada uno de los presentes los cuales fueron llevados a la zona de examinación y los pusieron en cuarentena.

Lo supe después de que mi esposo fue liberado porque después de las múltiples pruebas y exámenes nada parecía lucir anormal en él.

Callamos por una generosa indemnización y creímos que todo estaba resuelto.

Meses más tarde resulté embarazada y de ahí comenzó nuestra pesadilla.

Mi embarazo fue anormal por describirlo con una sola palabra, mi bebé no era un ser humano como el resto.

Cada día que pasaba parecía que dentro de mi algo se desgarraba poco a poco, los estudios arrojaban que mi bebé no parecía tener latidos, creímos que había muerto y era necesario un aborto para desechar los restos pero yo sabía que no era así, lo sentía dentro de mi, consumiendo todo lo que podía de mi y un día comencé a vomitar sangre, de ahí nada fue normal.

El centro de investigación de Caiyi me reclutó a la fuerza junto a mi esposo y me convertí en un conejillo de india, y cada día que pasaba entendía que algo iba muy mal.

El parto fue prematuro, demasiado en realidad, solo duró cinco meses, no entendí nada de lo que sucedió por todo el sedante pero entre mis pocos periodos de raciocinio entendí algo: No tuve un bebé normal, si no una masa deforme y monstruosa de lo que debería de ser una niña.

Aún así era mi hija, la había llevado dentro de mi cinco meses, alimentándose de mis entrañas ¿Cómo sería capaz de rechazarla?

Huí con mi esposo, y lo último que supe que como nosotros habían casos igual de extraños, todos los presentes de aquel accidente se habían infectado de lo que fuera que resguardaban ese día y habían sucumbido, uno tratando de ser llevado lejos, pero ocurrió otro accidente y fue como la infección comenzó.

Solo queríamos alejarnos lo más que pudiéramos del resto y dejar atrás aquel maldito laboratorio pero al final mi esposo también sucumbió en una transacción completa cinco semanas después de dejar el laboratorio y ocho meses después de ser infectado.

Les agradezco su ayuda, ir y socorrerme aún sin conocerme, pero no deberían de haberlo hecho.

En agradecimiento les diré algo, ese virus tan aterrador no funciona igual en todos, deberían de tener cuidado con cada una de las personas a la que conocen no saben si podria tambien estar infectados dentro de poco tiempo.

Ambos soltaron todo el aire almacenado dentro de si, totalmente impresionados con la historia.

Xichen finalmente devolvió el bulto que cargaba en sus brazos a la mujer.

—Ella sigue viva, aunque no lo parezca, solo está reposando pero en la noche despertara.

Jiang Wanyin negó confundido, alejando el arma de la mujer.

—Dentro de ti llevaste un ser infectado, ¿Cómo es que no lo estás?

Ella sonrió mirando a su pequeña.

—¿Quién dijo que no lo estoy?

Alzó su blusa solo para mostrar su abdomen y la falta de piel en ella, así como el color cenizo y putrefacto característico.

—¿Quieres un consejo? Deberían de irse ahora, he recorrido mucho pero no puedo alejarme más ahora, pronto llegarán hasta aquí esos malditos científicos, incluso si me transformó y ella muere, no nos dejarán ir. Así que vayanse lo más lejos que puedan y no confíen en nadie más.

Ambos miraron a la mujer siendo conscientes de algo que antes ignoraron en su totalidad. En uno de los tobillos de la mujer se asomaba lo que debía de ser un rastreador. Aún si la eliminaban, su lugar seguro sería invadido y dudaban que esas personas los dejarán ir.

Una vez cerca de la salida, el Jiang se acercó a la mujer.

—Dijiste de un refugio en el oeste ¿Es verdad?

—Lo es, a diferencia del resto, este es dirigido por personas normales, sin científicos locos ni cuarentenas o periodos largos de examinación, antes de presentar síntomas mi esposo dedujo que seria una buena opción ir hacía aquel lugar, no se si sea lo mejor actualmente, pero podrian intentarlo, ¿Quieren vivir? Solo sigan sin detenerse por nadie más que ustedes.

—No me importa morir, al igual que tú, dejaría que se alimentarán de mis entrañas si con eso logró salvar a los míos.

Y dicho esto salió dejándola atrás.

—Si decides que los demás vivan, entonces tú serás quien muera, niño tonto.

Instantes después su corazón se detuvo.

Hija mía, lo siento, nunca te pude proteger, pero ahora, ahora seré igual que tú, juntas llegaremos muy lejos.

Living Dead ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora