El Crepúsculo de los Inocentes [Minsung]

Capítulo 2

Jisung

Estaba lloviendo a fuera.

Y ahí me encontraba, más solo que nunca en la habitación. Cuando me desperté, la almohada estaba mojada. Y bien ví en el espejo, que mis ojos seguían lagrimosos. La cabeza me daba vueltas por antiguos pensamientos.

Cuando le cerré la puerta en la cara a Nara, fui corriendo hasta mi habitación y me tiré en la cama. Me siento un completo cobarde por haber hecho eso.

No sé cuánto tiempo estuve llorando y sobrepensando otra vez las cosas, pero debió de ser mucho como para que ahora me haya despertado de un sueño.

Ella. Aquella chica, de la que primero fuimos amigos, y luego decidimos ser algo más.

Ha pasado un tiempo desde que tuvimos la pelea que cambió todo entre nosotros. Pero a pesar del esfuerzo que he hecho para olvidarla, recuerdos de la misma siguen pasando por mi mente.

-¡Solo necesitas tener ojos para mí, Jisung! -ella me gritó.

-No siempre tienes que ser la protagonista, Nara. -expliqué estando relajado.

-¿Por qué? ¿Qué te pasa? ¿Ya no soy importante para ti? -expresó a lágrima viva. En un momento de arrebato, ella perdió el control y me empujó con todas sus fueras, haciendo que casi me cayera hacia atrás.

-Nara, eso no es lo que quería decir, por favor no-

-¿Sabes qué? Si no me haces el caso que necesito, termino contigo.

-Por favor Nara, no quiero eso.

-¡Te quedarás sin amigos y acabarás solo! -chilló con unos ojos penetrantes. -Lo dejo, Jisung.

-¡Nara! ¡Espera!

Ella se marchó de la habitación y cerró la puerta de un portazo. En ese momento, el corazón se me partió en pedazos y luego, tuve un gran vacío por dentro.

Por aquel entonces, ella solía contarme de sus problemas y cada vez que yo lo hacía de los míos, ella no les prestaba atención, o más bien les quitaba importancia.

Tampoco manteníamos mucha comunicación y vivíamos lejos uno del otro.

No me gusta enfadarme, pero en ese momento mi ira se desató por completo. Nunca me he visto tan alterado en mi vida como aquella vez.

Esas palabras me duelen más que nunca. Aún extraño esas caricias, esos besos y esos momentos en los que era feliz con ella, en esos momentos tan nuestros.

-¿Me amarás para siempre Jis?
-Sí, lo haré.

Aunque ahora no queda nada de aquello, mi mente sigue recordando lo poco que queda.

El haberle prometido que "siempre la amaré" fue la mentira más estupida que pude haber dicho en toda mi vida.

Minho

-Este no me gusta, busca otro. -Le ordené a Louis, mi asistente personal.

Luego de irme de la casa de Jisung y nada más bajar del caballo para entrar al palacio, exigieron de mi presencia para escoger el que sería mi traje para la boda.

Se me hacía un gran aburrimiento tener que elegir y quedarme sólo con uno.

Yo debo de ser lo más justo y perfeccionista posible. Tanto en estas situaciones, como todas en general. Cuando se trata de la monarquía, obviamente.