Capítulo 3

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Jisung

No sé qué me estaba pasando estos días, pero seguramente no sería nada bueno. Y tampoco me sorprendió que no quisiera cenar esa noche, por lo que me acosté más temprano de lo normal.

A los minutos de acostarme, escuché unos pasos acercarse a mi habitación. El individuo no se molestó en llamar a la puerta.

-Cierra la puerta y vete. -solté cuando se sentó a mi lado.

-Soy tu hermano mayor, Felix. Y sé perfectamente que desde ayer, tú no estás bien. -El rubio quitó la manta que tenía encima y puso su mano en mi hombro.

-No necesito tu ayuda. -mentí porque quería estar solo. Pero pude sentir sus ojos azules sobre mí.

-Deberías comer. No podemos malgastar comida, puedo acompañarte si quieres, mientras me cuentas qué es lo que te pasa.

-¿Por qué debería hacerlo? -Me di la vuelta para verle a los ojos.

-Porque no me quedaré tranquilo hasta que lo hagas, y hasta que no te termines el plato de la cena.

Ahí fue donde ví lo que un hermano mayor puede llegar a significar. Él está muy preocupado por mí. Tanto, que me obliga a que se lo cuente.

Aunque tengamos nuestras diferencias y nuestras discusiones, eso hace ser nosotros mismos. Él ha estado durante gran parte de mi vida, y creo que ahora me estoy empezando a dar cuenta.

Él es mi todo para mí. Lo consideraría mi persona favorita, junto a Minho, mi mejor amigo.

Me levanté de mi lugar y fuimos juntos hasta la cocina.

-Gracias por preocuparte por mí. -le agradecí un poco avergonzado. Lix me sonrió de vuelta.

-Preocuparse por un hermano menor es algo que todos los hermanos mayores deben hacer. -afirmé en su tan razonado argumento. -Bueno, cuéntame, cenicienta.

Luego de una risa mía por lo último que dijo, cogí un suspiro de aire y decidí contarlo de la forma más clara y fácil posible.

Le conté todo lo que pasó ayer, hasta el más mínimo detalle. De como me encontré a Nara en la puerta y me trató como si nada malo hubiese pasado anteriormente, pero, ¡Qué pena! Porque mi mente se acuerda de eso y más.

Recordé lo mal que lo pasé y se me escapó una lágrima. Él puso una mano en mi mejilla y se levantó para darme un abrazo. A veces uno de estos puede ser más reconfortante que mil palabras.

Él marcó esto mismo en mí, con su silencio, llenó mi vacío.

-Tranquilo, Jisung. Estoy para lo que necesites. -murmuró aún pegado a mí. Asentí lentamente contra su pecho.

-¿Papá y mamá saben de esto? -cuestionó una vez ya sentado.

-No. Ellos sólo creen que es una amiga.

-Tal vez deberías contárselo y ellos te podrían dar algunos consejos. Pero, quiero que sepas, que todos como tu familia y amigos, estamos contigo, pase lo que pase. -me dedicó su mejor sonrisa.

-Lo pensaré, gracias, Felix.

Minho

Terminé de ajustarme la corbata y salí del palacio para subirme al carruaje. Cómo hoy es un día en pleno julio, detestaba ir con traje.

El Crepúsculo de los Inocentes [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora