Minho
Quedé otra vez con Jisung y fuimos a su habitación.
-Cantas muy bien, Sunggie. -dije cuando él terminó de darme un pequeño concierto. Mis ojos no se quitaban de él y mi aprecio crecía cada vez más.
-Yo no lo veo así... -confesó avergonzado, sentado en el borde de la cama.
-¿Sabes una cosa? -Creo que eso lo animaría. -Desde ese momento en el que cantaste en mi boda, no pude evitar enamorarme de ti. -Sus ojos se llenaron de magia y en su sonrisa se podía apreciar su felicidad.
-E-esto, ¿De verdad? -curioseó tímido. -No sabía que eso, hiciese... -No logró terminar la frase. Era muy tierno cuando se ponía tímido.
-Tu voz es una de las más bonitas que he oído nunca. -añadí. Él se sonrojó.
-Hasta ahora, nadie había dicho eso de mi voz. -Me dio un abrazo, emocionado. -Te quiero, Min.
Esa fue la última conversación que tuvimos en su casa. Habían pasado unas semanas desde que Jisung y yo éramos novios. Aunque todavía nadie lo sabía, lógicamente.
Intentaba verme con él a menudo, renunciando tiempo libre que pueda tener, porque él es el único con el que me siento libre de verdad, y eso me hace muy feliz.
Todo con Jisung era maravilloso.
-Perdone señor, necesitamos su decisión sobre el nuevo impuesto. -me interrumpió de mis pensamientos uno de los nobles.
Se me había olvidado que esta nueva vida incluía asistir a eventos tan importantes como son las reuniones en la corte. Era realmente aburrido y sólo veía a Isabelle manejando la mayoría de las cosas.
-Ah, sí. -Lo intenté arreglar de alguna manera. -Me parece buena idea. -Isabelle me miró no muy convencida.
-¿Qué les parece si agrandamos este otro impuesto y así ganamos más beneficios económicos? -propuso ella.
-Haremos lo que ustedes nos digan, majestades. -dijo el otro noble.
-Los presupuestos ya están por las nubes, si agrandamos este otro impuesto el pueblo sufrirá bastante. -pensé, siendo crítico.
Estaba realmente sorprendido por esa necesidad suya de querer controlarlo todo, como si todo estuviera a su merced.
-Ya, pero a veces debemos tomar decisiones por el bien común. ¿O quiere que el pueblo sufra otra decadencia en cuanto a comercio se trata? -Está claro que cuando ella toma una decisión, no hay quién la convenzca de lo contrario.
Al final, acabé aceptando, porque si ella estaba al mando, no podía hacer mucho más.
Isabelle
Todo lo que hago es por el bien del pueblo, o eso es lo que hago creer a todos. Porque en realidad, sólo aspiro por el mayor beneficio económico posible, para mí.
Llevaba ya unos días sospechando del comportamiento de Minho. Con mucha frecuencia, se le veía distraído y en nuestra relación, muy distante. Por un lado, estoy muy feliz, de que haya conseguido mi objetivo, disfrutar de mucho dinero. Pero por otro lado, también me sentía triste respecto a la relación con Minho.
Él simplemente no me trata cómo un esposo trataría a su mujer. No he recibido ningún apodo bonito de su parte y yo soy la única que intento mostrar cariño. De él, no hay nada.
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El Crepúsculo de los Inocentes [Minsung]
Romance"𝑯𝒂𝒃𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐 𝒉𝒂 𝒔𝒊𝒅𝒐 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅𝒆𝒓𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒚 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒕𝒖 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆." El famoso príncipe del pueblo Beaurevoir, de una Francia de la época Moderna...