Capítulo 4

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Jisung

A veces me da por calentar un poco mi voz. Simplemente por gusto o porque lo necesito. Cuando me desperté de una corta siesta luego de llegar a casa y comer, mi voz estaba ronca.

Me puse de pie y empecé. Estaba a punto de hacer una nota alta, hasta que...

—Perdón, ¿interrumpo algo? —preguntó Felix asomando la cabeza. Salté en el sitio del susto. —Minho ha venido.

—Dile que entre. —El invitado me saludó con una sonrisa, al cabo de unos segundos. Lix cerró la puerta.

—¿Tanto te gusta cantar, Ji?

—Pues sí, pero no tanto como a ti bailar. —reproché y en mi cara se podía ver todo el orgullo que cargaba encima luego de eso.

—¡Ay, Jisung...! —se quejó rodando los ojos. Ambos soltamos unas leves risas.

Lo recibí con un afectuoso abrazo.

—Te echaba de menos, Minho. —expresé mostrando una sonrisa sin enseñar los dientes.

—Yo a ti también, Hannie. —murmuró y su felicidad en los ojos...

—¿Qué te trae por aquí? ¿Qué tal lo tuyo con Isabelle? —Una cara de bajón se le quedó en un instante.

—Eso tenía pensado contarte.

Nos sentamos a la orilla de la cama, haciendo que ambos estuviéramos mirándonos a la cara.

Minho empezó a contarme con todo de lujo de detalles, desde que nos vimos hasta que volvió a casa. De repente, en mitad de la conversación, paró de hablar por un buen rato. Sentí confusión.

Su mirada se mantenía baja y su constante mordedura de labios me ponía nervioso.

—¿Todo bien, Minho? —Estaba confundido por lo que pasó de un momento a otro.

—Quería decirte... —Al fin su mirada coincidió con la mía. —No quiero tener problemas. —Estaba ansioso por saber lo que sea que iba a decirme.

—Solo suéltalo, Min.

—Cuando he ido antes a conocer a Isabelle, ella me preguntó quiénes eran mis amigos. —Asentí varias veces. —y cuando respondí que eras tú y Hyunjin, te reconoció, y dijo que eras raro y... te comportas cómo... —Hizo un gesto con la mano y pude entender perfectamente a qué se refería.

—¡Pero bueno! ¿Cómo se atreve? Lo de raro, lo acepto, pero ¿lo otro? —expresé indignado con los comentarios que ella dijo sobre mí.

—Jisung, escucha una cosa. —Me miró como si algo serio fuese a contar. —Para mí, tú no eres raro. Ahora si tú piensas eso de ti, ahí no me meto. —paró y continuó. —Sólo quiero que sepas que si alguien se mete contigo, yo me encargaré de ponerle en su lugar.

<<¡Guau! No sabía de este lado de Minho...>>

Siempre creí que las personas de la monarquía, debido a su papel en la sociedad, pueden burlarse de otra gente, pero no me esperaba que alguien también dentro de esta se peleara con otro por tal de defenderme. Me siento extraño y a la vez, afortunado.

—Entiendo. Gracias, Min. —Le dí un pequeño abrazo. —¿De Hyunjin dijo algo?

—No. De él no dijo nada.

—¿Alguien me llamó? —vaciló Hyunjin interviniendo en nuestra conversación. Ambos nos quedamos de piedra al ver al sujeto salir de las cortinas.

—¡Por Dios y la Virgen, Hyunjin! ¿Te acuerdas de lo que hablamos de aparecer en casas ajenas? —Me sorprendí aún más sobre lo que Minho dijo.

—¿Qué hacías ahí y cómo has entrado? —Esta vez fui yo el que cuestioné al supuesto delicuente.

El Crepúsculo de los Inocentes [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora