Jisung
Siempre hay una técnica infalible que casi siempre he usado cada vez que quiero deshacerme de mis problemas o al menos, intentar olvidarme de emociones malas antes pasadas : dormir.
Aunque eso no quitaba el sudor constante que tenía, pues mis manos estaban sudorosas. También no podía ver muy bien luego de aquel sueño.
Para despejarme un poco, fui a la sala, allí contaba con la compañía de mi madre, y de vez en cuando, de la de mi hermano mayor.
—Jisung, ¿Te encuentras bien? —Ella dejó de leer lo que estuviera leyendo y le prestó mucha atención al estado de mi cara.
—Sí, ¿Por qué? —pude cuestionar con bastante alivio.
—Tienes los ojos rojos, hijo. —Puso su mano en mi frente. ¿Tienes fiebre? ¡Pero mira cómo sudas!
Me quedé callado, por un momento y quise darle una buena mirada al suelo.
—Sung, soy tu mamá y quiero saber lo que te ocurre. -Puso una mano en mi hombro. —Puedes contarme lo que sea.
Si algo tenía claro, es que no podía contarlo a mis padres de ninguna de las maneras. Es considerado un delito, podrían meterme en la cárcel, denunciarme o... vete tú a saber.
—No es nada, solo que estaba muy cansado. —Preferí ocultarlo.
—Si quieres ayuda, solo tienes que decirlo. ¿Quieres que te llevemos a un médico? —Solo negué con la cabeza.
Ella lo comprendió al afirmar, pero su cara cambió por completo al seguir leyendo un periódico.
—¡Dios mío! ¿Estas personas no tienen nada que hacer con su vida?
—¿Qué pasa, mamá? —Ella me enseñó el periódico y Felix también se unió. Leí el titular.
"Dos hombres son perseguidos por cometer actos públicos sodomitas. Pasarán a juicio."
"La Iglesia tomará medidas si se ve necesario."
Un escalofrío me recorrió el cuerpo al ver la foto. En la que esos dos hombres eran esposados acompañados de dos autoridades.
—No debes ser como ellos, hijo. Menos mal que mi Jisung es normal. —Continuó leyendo.
Lix, que estaba al lado mía, se percató de mis recientes temblores. Ambos nos miramos con miedo. Cómo él era el único que conocía esta otra parte de mí, decidió llevarme a un lugar más apartado, en el que ella no estuviera.
Porque sí, la culpa en ese momento era abrumadora.
La religión católica es lo más importante dentro de la familia. Y muchas personas, incluyendo a mamá, tienen entendido que ser así, está prohibido.
Pero... ¿Y si algún día lo descubren? ¿Algún día me rechazarían por esto? Pensarían que soy un monstruo y alguien horrible.
No puedo cambiar mi forma de verle, no puedo cambiar mis sentimientos hacia él y no puedo cambiar mi forma de ser.
Otra vez, las lágrimas no tardaron en salir y pegué mi cuerpo con el suyo, manteniendo mi cara en su hombro.
—Si ser así es considerado un pecado, ¿eso significa que soy una mala persona? —Tenía claro que mis sollozos eran tan escandalosos que se escuchaban por toda la casa.
—¡Dios me castigará por esto!—No puedo seguir viéndote así, hermanito. Sé que tu situación es complicada. ¿Hay algo más de lo que quieras hablar?
—¿Podrías proteger el secreto? —Me atreví con toda la confianza. —Pa-para que no lo sepan... —pronuncié con la voz temblorosa, antes de romper a llorar sobre su pecho.
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El Crepúsculo de los Inocentes [Minsung]
Romance"𝑯𝒂𝒃𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒊𝒅𝒐 𝒉𝒂 𝒔𝒊𝒅𝒐 𝒔𝒂𝒃𝒆𝒓 𝒗𝒆𝒓𝒅𝒂𝒅𝒆𝒓𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒍𝒂 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒚 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒕𝒖 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆." El famoso príncipe del pueblo Beaurevoir, de una Francia de la época Moderna...