Estoy despierto en la cama, hurgando en mis recuerdos de anoche.
Bebiendo.
Bailando.
Max.
Max.
Es lo primero que he visto al abrir los ojos esta mañana, acurrucado en el sofá, con la cara cubierta por un cojín de diseño y el resto del cuerpo bañado por la luz de primera hora de la mañana que entra en mi dormitorio.
No recuerdo a qué hora volvimos anoche, pero son las ocho y cinco. Hora de levantarse.
Retiro la sábana que debió de cubrirme anoche y estiro los brazos por encima de la cabeza mientras mis pies tocan la alfombra. Me dirijo al baño y cierro la puerta sin hacer ruido. Las paredes están insonorizadas, así que me meto en la ducha sin molestar a Max.
El agua caliente cae a chorros sobre mi cuerpo, golpeando mis músculos tensos. Es como el paraíso. Tengo la tentación de quedarme aquí todo el día. También tengo la tentación de ocuparme de mi... situación en el piso de abajo, pero hay algo en masturbarme mientras el chico que me trajo de vuelta a casa está desmayado en mi sofá que no me acaba de sentar bien.
Termino, me pongo lo primero que encuentro en el vestidor y me acerco a Max. Su cara sigue oculta por el cojín, pero su cuerpo no. Es delgado y tonificado. De complexión de nadador, creo.
Le toco el antebrazo.
—¿Max?
—Vete —gruñe, dándose la vuelta para que el culo le cuelgue del borde del sofá.
Está claro que no le gusta madrugar.
—¿Qué quieres desayunar? —le pregunto.
—Café. —Incluso amortiguado por el cojín, sale como dos sílabas distintas.
—Enseguida.
Me dirijo a la puerta cuando le oigo arrastrarse en el sofá.
—Espera —refunfuña, y me doy la vuelta.
Está sentado, frotándose los ojos. Tiene el pelo revuelto, con mechones rubios volando en todas direcciones. Suelta un enorme bostezo antes de continuar.
—¿Por qué estás despierto?
Levanto la muñeca y golpeo mi Rolex.
—Son más de las ocho.
—No, quiero decir, ¿cómo es que no tienes resaca?
—No tengo resaca.
Sus ojos se entrecierran.
—¿En serio?
Asiento.
—En serio. Mis hermanos y todos mis amigos me odian por eso. Francamente, creo que es una habilidad única. Los científicos deberían estudiarme.
Max hace una mueca y se lleva el dedo a la boca en un gesto de silencio.
—Tantas... Palabras.
Reprimo una sonrisa. En realidad es bastante adorable así.
—¿Alguna pregunta más antes de que te traiga café y te prepare algo de comer?
Se lo piensa un momento.
—¿Vas a preparar el desayuno?
—Bueno... con preparar me refiero a pedirle a mi chef que lo haga.
—Claro. Por supuesto. —Se deja caer en el sofá.
—Hay una toalla y una muda de ropa en el baño. Puedes darte una ducha y... refrescarte.
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i don't know, bet you wanna try [chestappen]
FanfictionSergio Pérez y Max Verstappen con una falsa relación (no tanto) y algunas vibras de Pretty Woman.