xviii. pesadilla

73 8 4
                                    

"¿segura que vas a estar bien? me puedo quedar contigo si quieres, no tengo problema, mañana vamos por la tarde a la sesión de recuperación y-"

"pedro." – me interrumpe cuando pone un pie más allá de la puerta de su piso. – "estoy bien."

"pero es que-"

"deja de preocuparte, en serio. los médicos han dicho que está todo bien, solo me he desmayado, me han pinchado azúcar. estoy bien."

"eres demasiado cabezota." – sacudo la cabeza. – "me puedo quedar contigo, de verdad."

"que no hace falta. además, ya te he quitado suficiente tiempo." – se le va el equilibrio y la sujeto en un reflejo rápido.

"vale, no admito más pelea, me quedo contigo esta noche. tienes que descansar." – la ayudo a tumbarse en el sofá y le pongo la manta que tenía en una esquina por encima.

"¿cómo voy a descansar contigo aquí, pesadilla?" – era una pregunta sarcástica, pero con un tono más suave que de normal. la miro y tiene las cejas levantadas en señal de coña.

"prometo que solo te ayudaré con las necesidades básicas y después te dejo fallecer." – le sonrío.

"eres demasiado bueno conmigo. si me dejas fallecer, prometo que nadie te perseguirá judicialmente."

"qué detalle por tu parte." – río un poco.

"traéme papel y boli y voy escribiendo el testamento."

"no te ha pasado nada, para de ser tan dramática." – le digo en tono de broma.

"¡te pillé!" – grita. – "si no me ha pasado nada, te puedes ir. acabas de jugar un partido intenso de cojones y tienes que descansar."

yo suspiro y me doy la vuelta, me acerco al sofá, me siento en el pequeño hueco en el lateral que ella deja y ladeo un poco la cabeza.

"ya sé que estás bien, y lo siento si ha parecido que no sé que te puedes manejar por ti misma." – me disculpo. – "pero todavía estoy preocupado. me quiero quedar contigo, y si mañana estás mejor, me iré. pero si tú no quieres que me quede, no lo haré."

veo relámpagos de duda en sus ojos, pero sonríe levemente y se mueve un poco para dejarme algo más de sitio.

"supongo que por aguantarte una noche más no llegará el fin del mundo. pero a la ducha antes."

me inclino con cuidado, por si no quería, pero adivina mis intenciones y se incorpora ella primero para darme un abrazo. le muevo el pelo un poco y la dejo tumbarse otra vez.

tras salir de la ducha, cenamos juntos, entre anécdotas y risas flojas.

"me parece increíble que después del partido y después del susto sigas así de guapo."

me quedo quieto un segundo. – "nunca me habías... dicho eso."

"bueno, no es como si fuera información confidencial."

"tú también eres guapa cuando estás desmayada, si te sirve."

"no mucho, porque no me veo cuando estoy desmayada, pero gracias, supongo."

"pues ya te lo digo yo, sí que lo eres. de nada por esta revelación que te ha cambiado la vida."

"eres tontísimo." – se ríe. – "¿cómo puede estar media españa detrás de ti? no me lo explico." – ironiza.

"soy irresistible." – me encojo de hombros. veo cómo su expresión se vuelve seria en un segundo. – "¿pasa algo?"

"no, es que- bueno, últimamente no ha sido una buena racha y tú estás aquí, animándome y haciéndome reír y... preocupándote."

VISTA AL MAR - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora