iii. tierra trágame

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"en verdad sí que me hace ilusión poder acompañarte a los entrenamientos, porque vosotros empezáis a viajar en nada y yo con las clases tengo lío pronto en septiembre también." – digo mientras me pongo recta de nuevo en el asiento del copiloto de su coche. – "¿el primer partido lo tenemos en madrid, no?"

él emite un sonido vocálico que capté como una afirmación y me fijo a lo lejos en la cantidad de gente que se agolpa en la entrada de la cuesta del parking de la ciudad deportiva.

"algún día atropellaremos a alguien." – resopla en su lengua natal.

yo me río un poco y sacudo la cabeza, atónita ante la valentía de la gente. con suerte, entramos sin provocar ningún accidente y vuelta a empezar en los entrenamientos.

"¿emocionado por empezar a jugar otra vez?" – le pregunto mientras le acompaño al campo como el otro día.

"sí, la verdad es que va a ser una primera mitad de temporada interesante. si te soy honesto, creo que hemos fichado mejor que el madrid."

"es que lo habéis hecho. la directiva está haciendo un esfuerzo hercúleo con las cuentas."

"se les nota, yo creo que al pobre mateu se le va a empezar a caer el pelo en nada y menos." – nos reímos.

"hola, chicos, ¿qué tal?" – les pregunto a los que estaban en el campo ya, los otros cinco centrocampistas y el defensa catalán.

me responden positivamente y les escucho mientras vuelve frenkie, que se había parado a hablar con uno de los técnicos. sonrío de manera automática cuando le noto a mi lado otra vez y miro hacia arriba para admirarle. era imposible que alguien fuera tan guapo, los países bajos no daban tan mala génetica. era como un príncipe de cuento en la vida real: rubio, de ojos azules, sonrisa perfecta... una ensoñación. además, no tenía defectos. era lo que todo el mundo espera ser alguna vez.

de mis pocas relaciones románticas, ninguna había durado demasiado. nadie se comparaba con frenkie, era como un reflejo natural ponerlo en una balanza. y siempre ganaba el futbolista. tampoco me callaba nunca sobre él, así que era normal que la gente terminase por hartarse.

"¿sabéis que mikky y yo ya hemos elegido sitio para la boda? es una masía de girona, no está a más de dos horas de coche, se supone."

oigo cómo se hacen pedazos de cristal mis pensamientos al escuchar la boda otra vez.

"y además," – me abraza a mí – "mikky me ha dicho que quiere que la ayudes tú a organizar su parte, decoraciones y ropa, para empezar a tener en cuenta cosas." – me dice en neerlandés.

evidentemente que su novia quería que yo la ayudase a organizar.

trago saliva, sé que se me ha ido todo el color de la cara. – "¿no se os hace muy pronto? quiero decir, una boda es una cosa que se tarda mucho en preparar, mejor retrasarla que hacerla a prisa, ¿no?"

"¿pero tú no empezabas el curso en septiembre? si tienes algo más que hacer puedes decírmelo, lo sabes."

"no... pero no sé." – mi mente va a tres mil por hora intentando inventarme una excusa. – "ahora al principio puede que sí, pero no creo que después tenga tiempo-"

"no te preocupes, si hace falta luego ya llamaremos a alguien más. pero quiero que participes, aunque solo sea un poquito, por favor. eres mi mejor amiga y quiero que formes parte de esto que es tan importante." – me mira con sus iris brillando de ilusión.

eres mi mejor amiga.

mi mente suspira derrotada, sabiendo que no le iba a poder decir que no a esos ojos azules.

"vale, si insistes." – murmuro.

él celebra y me da un beso en la mejilla, cosa que normalmente me haría sonrojarme, pero estoy tan desolada que no me da estímulo.

cuando vuelve a la conversación con los demás, comentándoles algo más de lo que llevaban planificado hasta ahora, me quedo mirando al césped tan fijamente que creo que podría ver las células vegetales que lo conforman.

el brazo de frenkie me quema en la piel como recordatorio constante de que nunca voy a poder hacer realidad lo único que quería en esta vida.

levanto un poco la vista antes de marcharme y veo de reojo a los tres centrocampistas jóvenes mirándome confusos.

preferiría caer muerta en este campo ahora mismo antes que saber que estoy en su mira.

VISTA AL MAR - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora