05-. Sexo Fernández

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— Enzo Fernández —

(+18)

***

Nos acababamos de levantar Enzo y yo, estaba muy enojado conmigo porque supuestamente yo estaba hablando con otro chico, siéndole infiel.

—Ya Enzo, no estés molesto —le pedí desde la cama, él había salido de la ducha.

—¿Qué no esté molesto? Andás con otro pibe y querés que no esté molesto —preguntó irónico.

—Sí, porque no estoy con ningún otro pibe que no seas vos —le dije—. Dale revisá el teléfono si te deja más tranquilo —se lo ofrecí.

—Yo nunca te revisé el teléfono Anto —me miró de reojo mientras se peinaba un poco.

—Ya sé, pero para que se te pase el enojo —me levanté y caminé hacia él.

—No se me va a pasar —negó.

—Amor, venga —me quejé abrazándolo por la espalda y le di un beso en el hombro.

—Dejá que tengo entrenamiento Antonella —agarró mis brazos.

—Ay, no seas forro —bajé mis manos y quité la toalla de su cintura—. Un poco amor.

—Hasta que no me venga no te voy a dejar parar —me advirtió

—Dale —asentí y me agaché.

Se dio la vuelta y puso su miembro en mi boca.

Al principio me dejó chuparlo como yo quise y a mi ritmo, pero su enojo y poca paciencia lo hicieron llevar el control.

Me agarró del pelo y movió mi cabeza, las arcadas eran constantes pero tampoco me soltaba.

—Mirame trola —sacó su pene de mi boca y tiró de mi pelo para levantar mi cabeza, yo respiraba agitada—. Qué poco vas a aguantar —rió al verme ya cansada.

—Dejame ir más despacio —le pedí.

—¿Quién te creés que soy? ¿El otro pibe que te deja hacer lo que queras? No —negó con la cabeza.

—No hay otro —negué.

—Eso espero, sino ésto te hará cambiar de opinión —volvió a ponerme su miembro en la boca.

Intenté echarme hacia atrás pero fue para nada, me tenía bien agarrada y tenía más fuerza que yo.

Seguí chupando, él movía sus caderas bruscamente y dejaba mi cabeza quieta aunque yo quisiera parar.

Puse mis manos en su abdomen y haciendo un poco de fuerza le hice saber que no podía seguir más.

—Mirá cómo lloras —me levantó de golpe y me puso frente al espejo.

—Enzo no puedo más —lo miré.

—Tan puta que sos y no aguantás que te folle la boca. Si no lo pensás terminar con la boca desnudate —me mandó.

—No quiero seguir —negué.

—Vos sos la que ha empezado, ahora terminalo.

Le hice caso y me desnudé frente a él.

—Como me pones —bufó frustrado y me pegó en el culo.

Jadeé y sonreí al escucharlo.

—Como te vea sonreír de nuevo volves a chupar —me dio una cachetada en la cara—. A la cama, en cuatro —señaló.

Yo caminé y me coloqué como me pidió.

—Te pienso dar tan fuerte que no te vas a poder mover de la cama en todo el día —me susurró en el oído antes de entrar en mí.

Y cuando lo hizo no mintió con sus palabras, lo hizo fuerte, y dolió.

Así siguió un rato mientras con su mano estimulaba mi clítoris. Me agarraba rodeando mi cadera con aquel brazo tatuado, para que no me moviera.

Pero antes de venirme paró de una.

—No seas así —le pedí.

—Date la vuelta —me ordenó con voz de enojado aún.

—Tenes que ir al entrenamiento —le recordé.

—No me importa pagar la multa hoy por llegar tarde —dijo sin mirarme mientras se acercaba a mí colocándose perfecto para poder entrar.

—¿Seguis enojado?

—No, lo que tengo es ganas de seguir cogiendote —se puso en mi entrada.

—Amor —lo frené incorporándome un poco y tocando su pecho suavemente, eso lo hizo mirarme—, dale más despacio por favor, me duele todo ya —le pedí quejosa.

—Está bien —asintió y me besó por primera vez desde que empezamos.

Cumplió y sus embestidas fueran más suaves y lentas, pero igual de profundas, eso no me molestaba.

Por fin pude gemir de placer, él solo había podido escuchar pequeños gritos de dolor por mi parte.

—¿Así bien? —me preguntó.

—Sí, amor voy a terminar —le avisé soltando unos últimos gemidos.

No paró hasta que llegué y ambos suspiramos cansados.

—Ahora te das una ducha caliente y te quedas en la cama hasta que yo llegue, hoy hago yo la comida —me dijo mientras se vestía.

—Que bien mi amor, porque sí que me cansaste —me tapé con la sábana.

—Descansa mi vida —me dio un beso en la frente y se fue.

Yo no pude levantarme y me dormí directamente.

***

One shots || Selección argentina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora