𝖀 | ❝ But it's so hard. When it feels like my fault When I keep 'em so far. Happens when I go dark
I'm so unsteady ❞
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Annabella Riddle, una formidable aurora temida por su apellido...
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Capítulo 8.
"CRISIS AT THE MINISTRY"
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La crisis en el ministerio era enorme ahora que los mortifagos habían regresado. Annabella se encontraba sentada entre Sébestien y Elise, mientras Harry ocupaba un asiento frente a ellos. El Ministro de Magia y otros altos funcionarios completaban la mesa, sus rostros mostrando una mezcla de preocupación y frustración.
Kingsley comenzó la reunión con voz grave —Como todos saben, los eventos del sábado fueron un desastre total. Necesitamos respuestas y las necesitamos ahora.
Un murmullo de asentimiento recorrió la sala. Harry se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en los informes frente a él.
—Según nuestras investigaciones preliminares —dijo—, todo apunta a que Delphini Riddle está detrás de esto.
Annabella se tensó visiblemente. —Eso es imposible —intervino, su voz firme pero con un deje de desesperación— Delphini estaba conmigo cuando todo comenzó. Me aseguré personalmente de que regresara a Hogwarts.
El jefe del Departamento de Misterios, un hombre de aspecto severo, la miró con escepticismo. —Señorita Riddle, su hermana pudo haber planeado todo esto con anticipación. No necesitaba estar presente para que el plan se ejecutara.
—Además —añadió una bruja del Wizengamot— Hemos revisado las grabaciones de su conversación del sábado. Hay varias frases que podrían interpretarse como admisiones veladas de culpabilidad.
Annabella sacudió la cabeza, frustrada. —Están sacando todo de contexto. Esas conversaciones no prueban nada.
Harry, que hasta ese momento había permanecido en silencio, intervino. —Annabella, ¿por qué no detuviste a Delphini para interrogarla cuando tuviste la oportunidad?
La pregunta cayó como un balde de agua fría sobre Annabella. Sintió cómo Sébestien y Elise se tensaban a su lado.
—Yo... —comenzó, buscando las palabras adecuadas—. No tenía motivos para detenerla en ese momento. No había hecho nada sospechoso.
Kingsley resopló con incredulidad. —¿Nada sospechoso? ¿Aparte de ser la hija de Voldemort y tener una conversación críptica contigo justo antes de un ataque de mortífagos?
Annabella sintió que su paciencia se agotaba. —Les pido más tiempo —dijo, tratando de mantener la calma—. Solo he tenido dos encuentros con ella. Con más tiempo, estoy segura de que podré ganarme su confianza y descubrir la verdad.
