𝖀 | ❝ But it's so hard. When it feels like my fault When I keep 'em so far. Happens when I go dark
I'm so unsteady ❞
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Annabella Riddle, una formidable aurora temida por su apellido...
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Capítulo 9.
"SALLOW AND RIDDLE"
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El sol de la tarde brillaba sobre las calles de Londres mientras Annabella se dirigía a un pequeño restaurante cerca del Ministerio. Su mente aún daba vueltas por la desastrosa reunión que acababa de tener. Necesitaba aire fresco y un momento para procesar todo lo ocurrido.
Al llegar al restaurante, optó por sentarse en la terraza. A pesar de que el invierno se acercaba, el día estaba sorprendentemente cálido. Se acomodó en una mesa con vista a la calle y esperó. Beckett, un nombre que no había escuchado en años, la había contactado con urgencia.
Pasaron unos minutos cuando Annabella vio a un hombre de unos sesenta años entrar al restaurante. Su cabello, antes castaño oscuro, ahora estaba salpicado de gris, pero sus ojos azules mantenían la misma intensidad que recordaba. Sin dudarlo, lo llamó
—¡Beckett! Por aquí.
El hombre se giró, una sonrisa se dibujó en su rostro al verla. Se acercó a la mesa y tomó asiento frente a ella.
—Annabella —dijo con voz grave—. Ha pasado mucho tiempo. Te ves bien.
—Gracias —respondió ella, estudiando su rostro—. Tú también te ves bien, considerando... todo.
Un camarero se acercó y ambos ordenaron su almuerzo. Cuando se quedaron solos, Annabella no pudo contener más su curiosidad.
—Beckett, ¿por qué me citaste con tanta urgencia? Tu llamada me tomó por sorpresa.
Beckett suspiró profundamente, sus ojos se oscurecieron.
—Es sobre tu hermana, Annabella.
El corazón de Annabella dio un vuelco.
—¿Mi hermana? Espera... ¿lo sabías todo este tiempo y nunca me lo dijiste?
La culpa se reflejó en el rostro de Beckett.
—Bellatrix... ella me hizo jurar que no te lo diría. En su memoria, mantuve esa promesa.
Annabella lo miró incrédula, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y rabia.
—¿Cómo pudiste ocultarme algo así? ¡Tenía derecho a saberlo!
Beckett levantó las manos en un gesto apaciguador.
—Lo sé, lo sé. Y lo siento profundamente. Pero Bellatrix tenía sus razones, y yo... bueno, le debía mucho.
