EXTRA: 2060

53 17 21
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La casa de los Potter en Godric's Hollow rebosaba de vida y risas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


La casa de los Potter en Godric's Hollow rebosaba de vida y risas. Harry, sentado en su sillón favorito junto a la chimenea, observaba con ojos brillantes a sus nietos corretear por la sala. A sus 80 años, su cabello completamente blanco y las arrugas en su rostro contaban historias de una vida plena, llena de amor y aventuras.

—¡Abuelo Harry! —exclamó Leo, el mayor de sus nietos, de 12 años—. ¿Nos cuentas otra vez cómo derrotaste al dragón en el Torneo de los Tres Magos?

Harry sonrió, sus ojos verdes chispeando con diversión. —¿Otra vez? Pero si ya se la saben de memoria.

Samantha, la hermana de Leo de 10 años, se unió a la petición. —¡Por favor, abuelo! Es nuestra historia favorita.

—Está bien, está bien —cedió Harry, acomodándose en su sillón—. Pero primero, ¿dónde está Lily?

Como si hubiera sido convocada por arte de magia, Lily, la hija de Harry, entró en la sala con la pequeña Annabella en brazos. La bebé, de apenas unos meses, gorjeó alegremente al ver a su abuelo.

—Aquí está la princesa de la casa —dijo Lily, acercándose para depositar a la bebé en los brazos de Harry—. Creo que también quiere escuchar la historia.

Harry acunó a la pequeña Annabella con ternura, sus ojos humedeciéndose ligeramente al mirarla. —Se parece tanto a tu madre —murmuró, más para sí mismo que para los demás.

James, su hijo mayor, entró en ese momento con una bandeja de galletas recién horneadas. —Papá, no empieces con las historias sin mí —bromeó, colocando la bandeja en la mesita central.

—Nunca lo haría —respondió Harry con una sonrisa—. Bien, ¿están todos listos?

Los niños se acomodaron alrededor de Harry, incluso Sarah, la hija mayor de Lily de 8 años, que normalmente se hacía la mayor para estas cosas, se sentó en el suelo junto a su prima Samantha.

Harry comenzó su relato, su voz transportando a todos a aquel lejano día en Hogwarts. Mientras narraba, sus ojos ocasionalmente se desviaban hacia las fotografías que adornaban las paredes. Imágenes de él y Annabella en su boda, sosteniendo a James recién nacido, en la primera visita de Lily a Hogwarts... Una vida entera capturada en instantáneas mágicas.

—...y justo cuando el Colacuerno Húngaro estaba a punto de alcanzarme, ¡zas! Di un giro brusco y logré agarrar el huevo dorado —concluyó Harry, haciendo un gesto dramático con la mano que no sostenía a la bebé.

Los niños aplaudieron emocionados, como si fuera la primera vez que escuchaban la historia.

—Abuelo —dijo Sarah tímidamente—, ¿nos puedes contar cómo conociste a la abuela Annabella?

Un silencio cargado de emoción llenó la sala. James y Lily intercambiaron miradas, conscientes de lo mucho que su padre extrañaba a su madre.

Harry respiró profundamente, una sonrisa nostálgica dibujándose en su rostro. —Bueno, esa es una historia aún más emocionante que la del dragón —comenzó—. Todo empezó en nuestro sexto año en Hogwarts...

Durante la siguiente hora, Harry les contó a sus nietos sobre cómo conoció a Annabella, cómo se hicieron amigos a pesar de estar en casas diferentes, sus aventuras juntos, y cómo, con el tiempo, se enamoraron.

—Ella era la bruja más valiente y hermosa que he conocido —dijo Harry, su voz llena de amor y añoranza—. Y ustedes, mis pequeños, tienen mucho de ella en ustedes.

Cuando la historia terminó, el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos dorados y rojizos.

—Niños, es hora de prepararse para la cena —anunció Lily, notando la hora.

Mientras los niños se dispersaban, Harry le entregó la pequeña Annabella a Lily y se levantó lentamente de su sillón.

—Voy a salir un momento —dijo, tomando su bastón.

James y Lily intercambiaron una mirada de entendimiento. Sabían exactamente a dónde iba su padre.

—¿Quieres que te acompañe, papá? —ofreció James.

Harry negó con la cabeza. —No, hijo. Estaré bien. No tardaré mucho.

Con pasos lentos pero seguros, Harry salió de la casa y se encaminó hacia el cementerio de Godric's Hollow. En el camino, se detuvo en la pequeña floristería del pueblo.

—Buenas tardes, señor Potter —lo saludó la joven dependienta—. Las de siempre, ¿verdad?

—Así es, Daisy —respondió Harry con una sonrisa amable—. Y por favor, añade un par de lirios. Hoy es un día especial.

Con el ramo de flores en una mano y su bastón en la otra, Harry continuó su camino hacia el cementerio. Al llegar, se dirigió directamente hacia una lápida de mármol blanco.

"Annabella Potter
Amada esposa, madre y abuela
'El amor es la magia más poderosa de todas'"

Harry conjuró una cómoda silla y se sentó frente a la tumba. Con un movimiento de su varita, hizo aparecer dos tazas de café humeante.

—Hola, mi amor —dijo suavemente, colocando las flores frente a la lápida—. Te traje tus favoritas, y un poco de café, como siempre.

Tomó un sorbo de su taza antes de continuar. —Los niños estuvieron en casa hoy. Les conté otra vez la historia del dragón. Sabes cuánto les gusta —rio suavemente—. Pero luego me pidieron que les contara sobre ti, sobre nosotros.

Harry pasó la siguiente hora hablando con Annabella, contándole sobre su día, sobre los nietos, sobre los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana.

—Tu pequeña tocaya está creciendo tan rápido, Ann—dijo con ternura—. Tiene tus ojos, ¿sabes? Esa mirada curiosa que siempre me cautivó.

A medida que el sol se hundía en el horizonte, Harry se puso de pie lentamente.

—Ya debo irme, amor mío —murmuró, tocando suavemente la lápida—. Pero volveré mañana, como siempre. Y pronto, muy pronto, estaremos juntos de nuevo.

Con un último vistazo a la tumba de su amada, Harry comenzó el camino de regreso a casa. El cielo estaba ahora salpicado de estrellas, recordándole todas las noches que habían pasado juntos observando las constelaciones.

Al llegar a casa, el aroma de la cena lo recibió. James estaba en la puerta, esperándolo.

—¿Todo bien, papá? —preguntó, ayudando a su padre a subir los escalones.

Harry asintió, una paz serena en su rostro. —Todo está bien, hijo. Tu madre les manda saludos.

Juntos, padre e hijo entraron en la casa, donde el calor de la familia y los recuerdos de una vida llena de amor esperaban para envolverlos una vez más.

Juntos, padre e hijo entraron en la casa, donde el calor de la familia y los recuerdos de una vida llena de amor esperaban para envolverlos una vez más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Unsteady ² | Harry Potter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora