CAPÍTULO 11

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Oriana Sabatini

Se acababa de despertar, los rayos de sol del Medio Oriente que entraban por la ventana de su habitación le iluminaban la cara y ella en ese preciso momento era feliz. Revisaba su celular, y como todos los días tenía mensajes de sus mejores amigas, insistiéndole todos los días para que se levantara al futbolista, y con lo que tenía que contarle respecto de él las iba a dejar mudas; lo que prosiguió a hacer Oriana fue hacerle un breve resumen de todo lo que había pasado. Se quedaron anonadadas cuando les contó, así ahora podían hablar de otra cosa que no sea solo del jugador de fútbol.

Como hoy Oriana no tenía nada para hacer, y como era temprano todavía, se dispuso a volver a acomodarse para dormir un rato más, pero sintió los golpes en la puerta de su habitación, por lo que tuvo que levantarse a abrirla y encontrarse con Gabriela.

- Hola Ori. – La saludaba.

- Hola, ¿pasas?

- Sí, claro. – Ingresó y se sentó en el sillón chiquito que estaba en esa habitación.

- Y bueno, ¿a qué se debe esta hermosa visita?

- Ah, solo venía a preguntarse si querías venir a desayunar conmigo, pero afuera del hotel.

- Claro, ¿pero vamos nosotras dos solas? – Oriana no quería que también este Mateo, así que, si le decía que él iba, ella se inventaba algo para no ir.

- Sí, solo somos vos y yo.

- Bueno, espérame que me cambio de ropa y vamos. – Oriana en 10 minutos ya estaba arreglada, con una pollera rosa claro, una remera que tapaba sus hombros y unas sandalias negras debido al calor de Qatar.

- ¿Vamos? – Le preguntó a Gabriela.

- Vamos nomás.

En el camino del hotel a la cafetería, fueron hablando de un poco de todo, pero ningún tema en concreto, a Ori se le hacía muy agradable compartir charlas con ella. La llevó a una cafetería que estaba por la zona de la Bahía y el Paseo Marítimo de Qatar y se sentaron en una mesa con unas hermosas vistas hacia las playas. Una vez que se sentaron una moza llego para tomarles el pedido, gracias a la vida la empleada sabía español por lo que fue mucho más fácil hacerle el pedido.

- Ori, necesito un consejo tuyo. – Rompió el silencio Gabriela. Mientras tanto Oriana pensaba, ¿consejo? ¿¿sobre qué?

- Si, decime, ¿Qué pasa?

- Y es Mateo, que siempre lleva su celular escondido, cuando lo llaman siempre se aleja, otras veces se va de la nada y no me dice a dónde... - Oriana pensaba, pobre Gabriela, era obvio, ese pelotudo le tiraba los perros a todas las minas que caminara, y encima la tiene engañada a su amiga; por supuesto que no le iba a decir que él había intentado con ella durante algunos días, pero le iba a decir que no era del todo fiel al parecer por esas actitudes.

- Mira, no sabría que decirte, aunque es raro... lo más seguro es que este en alguna otra o con otras.

- Yo ya lo había pensado a eso... pero me da cosa andar preguntándoselo y que después sea todo un delirio mío. – Sostuvo Gabriela. En ese mismo momento volvió la moza dejándoles el pedido de ellas.

- Gabriela, yo que vos lo investigo un poco, lo más seguro es que anda en otra cosa o con otra.

- Bueno, hoy voy a ver si me puedo quedar a dormir con él y le voy a intentar ver su celular.

- Bien ahí, espero que estemos equivocadas lo mismo. – Oriana mentía un poco, porque la verdad ella quería q abriera los ojos y vea como era "su novio".

- Yo también lo espero Ori.

Dejaron el tema de lado, y empezaron a hablar de otras cosas mientras se terminaban el desayuno, cuando de pronto vio cómo se acercaba Paulo, cosa que le llamaba muchísimo la atención. Cuando creía que se iba a acercar a ella, Oriana vio cómo se sentaba en otra mesa donde estaba una chica rubia de más o menos su misma edad. Suponía que era su novia, aunque mucho no entendía que hacía con ella ahí si se suponía que estaban separados, por lo que Oriana se enojó un poco, hasta que vio como Paulo la comenzaba a besar y ahí es cuando se terminó de enojar de verdad Oriana. Le habían agarrado unas ganas tremendas de largarse a llorar, levantarse y darle vuelta la cara de un cachetazo. Pero al fin de cuentas ella no era nadie, asique le dijo a Gabriela si se podía retirar del lugar, por lo que la misma acepta la petición y salen de ahí. Oriana se puso sus lentes de sol para ocultar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

- ¿Qué te pasa? – Le preguntaba Gabriela, no sabía porque se había querido ir tan rápido de esa cafetería ni mucho menos porque había cambiado su humor.

- No me siento del todo bien. – Mintió Ori, ya que no quería andar explicando que un pelotudo le había mentido y ahora lloraba porque a ella le gustaba.

- ¿Queres ir a un médico? Mucho no vamos a entender, pero bueno. – Se preocupaba.

- No, no, mejor volvamos al hotel.

- Bueno! – Esta vez volvieron calladas al hotel, y en cuando llegaron, Oriana se encerró en su habitación soltando varias lágrimas que había estado reprimiendo durante todo el camino de vuelta.

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Buenas, acá les traigo otro capítulo...

Por el momento decidí seguirla, pero no me convence que tenga poco apoyo y eso es lo que me genera duda en seguirla o no.

Pero bueno por ahora hay uno nuevo.

Espero sus votos o comentarios y que lo disfruten

Besos <3

LA CÁMARA Y LA PELOTA - Oriana Sabatini & Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora