CAPÍTULO 34

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Oriana Sabatini

Después desde que salió del hospital su vida iba tomando cierta normalidad de a poco. Volvió a hacer fotos y en nada supo volver a manejar la cámara, lo que la llevó a volver a trabajar. Gracias a todos, iba recordando algunas cositas poco a poco y eso era bastante agradable para ella. Era feliz y además veía que la gente que la quería también. En cuanto al amor y la pareja, estaba muy feliz y enamorada de Paulo.

Oriana estaba en su casa, leyendo uno de sus libros favoritos y escuchando música tranquila, hasta que de repente, Paulo llegó a la vivienda, el cual se acercó a saludarla dándole un beso. Iba todo bien en su vida, lo único que no le gustaba tanto de esto de volver a la vida, era que por su memoria tenía que ir dos veces a la semana a una psicóloga. Se aburría mucho estando con ella, y le incomodaban algunas de sus preguntas, ya que ella solo se quería centrar en que recordara el accidente. La verdad que el accidente y lo que había pasado, ella no lo quería recordar para nada, y los recuerdos que deseaba tener solo los lograba conseguir con las personas con las que había vivido. Pero Paulo de todas maneras le insistía, hasta que un día en donde Oriana no estaba con todo su humor, tuvieron una pelea importante.

Era lunes, Paulo se cambiaba para irse a entrenar y ella tenía turno con la psicóloga.

- Pau no quiero ir... - Le ponía cara triste.

- Gorda, ya sabes que te lo dijo el médico. Tenes que ir... - Le respondía él tranquilamente mientras se ponía sus zapatillas.

- Pero no quiero ir... Me hace sentir incomoda, ósea no quiero recordar lo que esa hija de puta me hizo... - Decía algo rencorosa.

- Amor... quizás sea importante.

- Dybala no es importante recordar un accidente. – Le decía ella algo enojada y alzando la voz.

- Oriana por favor... - Paulo intentaba tranquilizarla, pero consiguió que se enojara más.

- ¡No! No quiero ir con esa mujer, no quiero recordar que mierda fue lo que paso en el accidente, quiero recordar, pero a mi manera. – Decía gritando.

- ¡Bueno hace lo que quieras! – Gritó Paulo ya con la paciencia al límite – Si el médico dice que es por tu bien, será por algo... Pero es tu vida y podes hacer lo que quieras, vos sabrás si queres recordar o no.

- ¡Dybalaaa! – gritó ella – Su vos fueras yo, sabrías lo frustrante que es no saber nada de tu vida, y nadie más que yo quiere que me vuelva toda la vida, pero con esa mujer no lo voy a conseguir.

- Ori, no quiero pelear más... me voy al entrenamiento. – Le decía serio Paulo, dejándola sola en la habitación.

Oriana había quedado perpleja y enojada, la había deja con la palabra en la boca. Sin saber porque se puso a llorar como loca. Pero de pronto se le paso y comenzó a sentirse mal por él, se había comportado como una boluda. Él que llevaba a su lado tanto tiempo, por lo que decidió que cuando vuelva le iba a pedir perdón, quería olvidar esa discusión.

Paulo Dybala

Se iba al entrenamiento enojado, no le gustaba discutir con ella... Y se sentía mal, en verdad algo la entendía, a pesar de que le iban volviendo algunos momentos de su vida, no eran suficientes y suponía que eso la debía frustrar.

Durante el entrenamiento no estaba de humor y sus compañeros preferían no molestarlo mucho, sabían del carácter que tenía Paulo. Pero al terminar, se le acercó Fede Valverde.

- Joya, habla, dale, que te anda pasando. Estas muy serio. – Le decía Fede.

Paulo decidió contarle, porque hablar con alguien más le iba a hacer bien. Cuando termino de contarle, su compañero quedo pensativo para después responderle:

- Ahora, ya, cómprale algo lindo, una torta, unos bombones o algo así, y cuando llegues a tu casa bésala como si hiciera meses que no lo haces, ya vas a ver como el enojo se le va.

- Buen consejo amigo.

- Para eso estamos. – Le contestó Valverde.

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Paulo llegó a su casa, y vio una escena que le dio mucha ternura. Oriana estaba dormida en el sillón de aquella gran casa, por lo que se quedó mirándola un rato embobado, amaba aquella mujer; hasta que de pronto Oriana se despertó por lo que se lo quedó mirando. Paulo se acerca a ella mientras se levantaba del sillón.

- Amor... - Le dijo Oriana, pero él no la dejo terminar.

- Silencio. – La besó profundamente – esta mañana no pasó nada, toma. – Paulo le dio una caja de los bombones favoritos.

- Ohh amor... no deberías haberte molestado. Si la culpa fue mía. – Decía ella arrepentida.

- Ya está gorda... enserio, es normal.

Después de aquel momento, compartieron el resto del día entre charlas, risas y amor.

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Y sigo publicando más..

Espero que les guste.

Besos <3

LA CÁMARA Y LA PELOTA - Oriana Sabatini & Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora