CAPÍTULO 28

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Paulo Dybala

No podía acabar de asimilar lo que había sucedido, Oriana estaba tirada en el medio de la calle, inconsciente después de que el auto que manejaba Antonella la chocara. Paulo salió corriendo al lado de ella, agarró su cuerpo que estaba inmóvil y comprobaba si respiraba, mientras llamaba a una ambulancia desesperado, él lloraba y puteaba en todos los idiomas a Antonella, la cual seguía metida en su auto con una sonrisa de satisfacción que se podía notar desde lejos.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero al fin había llegado la ambulancia y venía acompañada de la policía la cual iban directo a arrestar a Antonella por intento de asesinato. Paulo se dirige a uno de los enfermeros para preguntarle si podía ir acompañando a Oriana, pero no lo dejan subir, por lo que debe irse en su auto, el cual perseguía a la ambulancia hasta el hospital. Mientras Paulo manejaba en su cabeza sólo se repetía el accidente y puteaba a la hija de puta y mala persona de Antonella, lo bueno de todo esto es que confeso querer cometer tal crimen. Estaba demasiado nervioso, solo rogaba que Oriana este bien, era lo único que pedía, que no se muriera y poder seguir con sus vidas juntos.

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Paulo llevaba varias horas esperando a que algún médico saliera a decirle como era el estado de Oriana, ya que ni bien habían llegado la metieron directamente al quirófano. Se sentía muy mal por todo lo que había pasado, se echaba la culpa a él mismo, ya que no tuvo que haber dejado entrar a su casa a Antonella. Paulo decidió avisarles a sus suegros, los mismos viajaron en el primer avión directo a la capital española. Cuando llegaron Paulo le contó todo lo sucedido, pero sus suegros no lo culpaban a él, sino que lo intentaban animar, lo cual él también debería hacer lo mismo con ellos; pero no le salían las palabras de lo nervioso que estaba, no aguantaba más todo eso y necesitaba saber algo del estado de salud de su novia. Hasta que por fin sale un médico y se acerca hasta ellos.

- ¿Familiares de Oriana Sabatini? – Les preguntaban a ellos.

- Sí, soy su padre. – Respondía su suegro, porque a Paulo no le salían las palabras.

- Ella ha logrado vivir, pero sufrió una gran contusión en su cabeza, por lo que ha entrado en coma, no sabemos cuándo puede despertar, puede que sea en algunas horas, días, semanas, meses o me atrevo a decirles en unos años. – Decía muy serio pero amable el médico.

- ¡Años! – exclamó Paulo – No puede ser, no voy a poder aguantarlo.

- Y una cosa más, no sé si tenían la información, pero ha perdido el bebé.

¿Bebé? ¿Ori estaba embarazada? No lo podía creer, por lo que Paulo estaba en shock total, su hijo... se puso completamente pálido y no podía mantenerse más en pie, por lo que pierde el equilibrio y se desmayó.

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Despierta, estaba en una habitación toda blanca, obviamente de hospital e iba vestido con una ridícula bata de enfermo. Al principio a Paulo le costaba entender que era lo que estaba pasando, pero luego recordó y el mundo se le vino abajo. Oriana estaba en coma y además había perdido a su hijo. Sentía la necesidad de ir a verla, por lo que llamó a una de las enfermeras y le comentaron porque estaba él en esa situación ya que se le había subido la tensión, comprobaron que ya estuviese mejor, lo dejaron que se cambiara y lo guiaron hasta la habitación donde estaba Oriana. La veía y se destrozaba el alma, estaba pálida y sus labios rosados estaban apagados. Rodeada de cables y tubos por todos lados, no podía verla así.

- Hola Paulo, veo que ya estás mejor. – Lo saludaba su suegra y es cuando se da cuenta que también está en la habitación.

- La verdad es que no, estoy hecho mierda, la quiero un montón y no puedo verla así.

- A todos nos duele, y ya hablé con los médicos y me dijeron que las próximas horas son las más cruciales para su recuperación.

- Sólo deseo tenerla pronto entre mis brazos – susurraba – no veo mi vida sin Oriana a mi lado, no sé qué sería de mi...

- Paulo, no digas boludeces, siento que Ori se va a recuperar. – Le decía su suegra.

- ¿Y si no lo hace? La última vez que hablamos ella se enojó mucho conmigo y por eso paso todo esto. – Paulo se lamentaba.

- Dybala, mi hija se va a recuperar, ya lo vas a ver. Voy a la cafetería por un café y algo de comida, ¿vos queres algo? – Le preguntaba.

- Un café nada más.

- Bueno, ahora vuelvo. – Le decía su suegra mientras se marchaba.

Paulo se sienta en el sillón que estaba al lado de Oriana y no dejaba de agarrar su mano que estaba muy fría y algo frágil. Los ojos de él se volvieron a llenar de lágrimas y le pedía que se recuperara pronto, que él la amaba y que no podía estar sin ella.

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Si ya lo sé capítulo un poco triste. Pero esperan todo pasa.

Besos...

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Hola, hoy capítulo doble.

Espero que les este gustando, falta poco para el final.

No se olviden de sus comentarios y votos.

Besos <3

LA CÁMARA Y LA PELOTA - Oriana Sabatini & Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora