¡Hola! Soy West/Westy
Traigo algunas historias cortas con algunos personajes de el anime Kuroko No Basket
¡Espero que lo disfrutes!
Mis portadas son un asco, pero las historias valen la pena, lo juro 😭
Personaje: Kagami Taiga Pronombres: Femeninos Nombre del OC: Hanako
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Era curioso como las casualidades podían cambiarte la vida por completo
Un día podías estar en tu hogar comiendo con tu familia y al otro, estabas escapando de la policía porque habías robado un bolso para que ese día probaras bocado después de horas
La vida como una huérfana nunca se había pintado buena. Todos imaginaban lo duro que era ganarse la vida y no poder contar con el respaldo de alguna persona de confianza, pero todo lo que la gente "supuestamente" sabía del tema, no era ni la parte más superficial de lo que una persona como yo vivía todos los días
Pero regresemos al momento donde el policía corría para atraparme
Tenía alrededor de doce años y vivía en Estados Unidos, donde la gente supuestamente vivía mejor y no pasaba carencias como en otros países
Pero si algo tenía claro, era que la vida no era justa con todos
—¡Vuelve aquí!
Aquel gritó apretujó el manojo de nervios en el que me había convertido, por lo que aceleré el paso aun con ese bolso negro entre mis manos
Rogaba porque este si tuviera algo de dinero
Pasé por la valla rota de una casa con tanta rapidez que no me fijé en la madera astillada que lo rodeaba, así que el corte que ahora tenía en mi rodilla ardía mucho más de lo que imaginé nunca
Pero eso no me detuvo, corrí y corrí tanto como pude hasta perder a ese hombre trajeado que llevaba una placa policial
Aún cuando lo perdí de vista el miedo continuaba corriendo en mi sistema, así que no me detuve y continué con mi prueba maratónica, crucé calles, iglesias y un centro comercial hasta que llegué a un parque donde continué atravesando árboles, bancas y algunas personas
Tenía el propósito de continuar, y lo habría hecho de no ser porque un balonazo me pegó en toda la cara e hizo que cayera sobre mi trasero
Solté algunos quejidos y miré mis manos raspadas haciendo una mueca, pues tampoco tenía como limpiar esas heridas ni mucho menos las de mi rodilla
—¿Y el balón?
—Cayó por aquí
Aquellas voces se hicieron presentes hasta que vi como los arbustos se movían, revelando a dos niños que parecían de mi edad. Ambos me miraron aún tirada en el suelo hasta que uno de ellos habló
—Le pegaste a una niña—se burló un chico pelinegro de su amigo
—¡Cállate, Tatsuya! ¡Te dije que no lanzaras tan alto el pase!—le contestó enojado, antes de caminar apenado hacia mi—Lo siento mucho
