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Osvaldo me sonrió y me dio un abrazo que podía llamar asfixiante, seguramente yo olía de la peor manera en la que podía hacerlo y traté de poner distancia, hundió su rostro en mi cabello y soltó una risita cuando lo noto

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Osvaldo me sonrió y me dio un abrazo que podía llamar asfixiante, seguramente yo olía de la peor manera en la que podía hacerlo y traté de poner distancia, hundió su rostro en mi cabello y soltó una risita cuando lo noto.

—Ve a bañarte.

Me sonroje, aunque fuera evidente me daba tal vez un poco de vergüenza, mis piernas flaqueaban y mis caderas eran las que peor la pasaban.

—idiota. —inflé las mejillas y pasé de largo, evadiendo a la gente, no sabía cómo Félix podía estar tan visiblemente tranquilo, me había exprimido cada gota de energía en el cuerpo y el estaba normal.

En fin, subí las escaleras como pude y cuando llegué al final estuve apunto de dejarme caer en el suelo, una mano rodeo mi cintura y al instante volteé.

—Samantha, no parece que estés embarazada. Con ese cuerpo podrías seguir siendo modelo.

Claro, tenía que ser el hermano de Félix, con el que el peor de llevaba, era el más joven y el que más se insinuaba conmigo, era imposible estar tranquila solo unos segundos, me moví al instante.

—Si... Ahora, estoy un poco cansada y quiero dormir, ¿Puedo? —Hablé con sarcasmo, sus labios se curvearon en una mueca de disgusto —Bueno, te vi estar apunto de caerte y vine a ayudarte.

—claro... —Me solté incómoda del agarré y caminé aceleradamente hacia la habitación al final del pasillo, lo deje atrás y cuando pensé que ya me iba a dejar en paz agarró el pomo de la puerta que estaba apunto de abrir.

—¿Qué te sucede conmigo?

—Solo estoy cansada, déjame entrar.

—Eso no es lo que pasa.

—Suelta. —Ordené, relamió su labio inferior y sonrió, soltó el pomo y como estuve apunto de entrar me empujó contra la puerta y por mi poca falta de fuera me tambalee sobre mis pies y me apoyé en ella.

—Te juro que si me haces algo no...

—Déjala en paz, Matthew. —Ladró, sus rizos caían desordenados por mi agarre agresivo a ellos hace un momento, lo vi a los ojos y vi algo en ellos que me hizo estremecer, mis piernas se doblaron hasta que me encogí por completo —Esto es entre ella y yo, hermano. No tienes nada que ver en esto.

—Todo lo que tenga que ver con mi mujer, tiene que ver conmigo, hermanito. —habló con sarcasmo y le dio un empujón, retrocedí por completo y abrí la puerta ligeramente para refugiarme detrás de ella.

—¡Tu jamás habías sido tan celoso y has tenido novias más bonitas que ella!

—¡Si no fuera bonita no sería modelo, imbécil de mierda, usa tu puta lógica!

Me estremecí, bueno... No a todos les puedo parecer atractiva, pero para que me molestaba con eso de los coqueteos. No encontraba la razón. Me sentía extraña, pero me preocupaba que Félix se peleará con todo el mundo que pensara lo contrario a lo que el lo hacía.

A los ojos de la prensa | RiverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora