Segunda noticia

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Aún no le habíamos dicho a Emma que estaba embarazada otra vez y me estaba volviendo loca por decírselo, solo que no sabía cómo.

Era una niña demasiado inteligente para ser cierto así que me sorprendía que todavía no se hubiera dado cuenta de algo.

Dejé de tomar vino, y lo más importante: Dejé de tomar café, siempre llevaba a Emma a Starbucks para comprarle una bebida sin cafeína claro y yo compraba la mía, pero desde hace unos tres meses no la llevaba.

— Emma, ¿Quieres comer algo? — Le dije viéndola por el retrovisor sentada en el asiento con el cinturón envolviendole casí todo el cuerpo, me sonrió y asintió. — ¿Me compras mi bebida rosa? Por favor. — Me preguntó jugando una muñeca que acaba de comprarle, de hecho compré dos, pero ella pensaba que ambas eran para ella.

Ya sabíamos el sexo del bebé, era niña. Convenientemente para Félix el cual gritó y lloró cuando se lo dije. Después de eso estuvo pensando en nombres de niñas una semana entera. Había estado igual con Emma, pero con Emma se obsesiono por unas dos semanas y estuvo la mayor parte de su vida mandándome posibles nombres.

— Si, cielo.

— Gracias mami. — Dijo dándome una sonrisa y estirándose para recuperar la caja de la muñeca que todavía no había abierto.

— Cielo, no la abras. — Le dije con suavidad mientras entraba al drive tru de Starbucks. Pedí las bebidas y me di la vuelta para saber que estaba haciendo porque estaba en completo silencio.

— ¿Por qué no pediste tu bebida de siempre mamá? ¿Ahora te gusta la que yo tomó?

— No, no me gusta, pero probablemente a tu hermana si. — Le dije mientras manejaba concentrada para recoger las bebidas, la pague con la tarjeta de Félix y se la dí a Emma que me veía fijamente. Horrorizada.

— ¿¡Qué hermana!? — Dijo asustada buscando a alguien más en el auto.

— Tu hermana, cielo.

Tomé un sorbo de la bebida e hice una cara de disgusto, sabía terrible, pero como no podía tomar café tenía que buscar alguna manera de calmar la sed de cafeína que sentía.

— Pero...

— Vas a tener una hermana. — Le dije con naturalidad mientras me bajaba los lentes de sol y la veía por el retrovisor.

— ¿¡Qué!?

Llegué a casa mientras Emma me interrogaba de preguntas que no estaba dispuesta a responder

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Llegué a casa mientras Emma me interrogaba de preguntas que no estaba dispuesta a responder.

La tenía cargada en brazos y cuando divisé a Félix sentado en el sillón viendo la televisión la dejé sentada a su lado y suspiré.

— ¡Voy a tener una hermana! — Dijo Emma en un grito, Félix se hizo el sorprendido mientras me fulminaba con la mirada.

—¿¡Por qué no esperaste a llegar para que le dijéramos los dos!?

— ¡Porque tú le hubieras dicho como habíamos hecho a su hermana! — Le dije.

Aquél volteó a ver a Emma y la abrazó firmemente — Ahora tendrás que compartir con tu hermana — Le dijo como si fuera la peor cosa del mundo.
























Me agarró el sentimentalismo ayer y escribí esto (corto)

A los ojos de la prensa | RiverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora