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*Más por el ambiente que por la letra*

*Más por el ambiente que por la letra*

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- No te vayas...

- Cariño, voy al baño. -Susurró, deslizó una mano por mi vientre y lo acarició por unos segundos después de besar mi cuello.

- Félix, ¿Cuánto tiempo te vas? -Apoyé mi mano sobre la suya para acariciarla.

Tragué saliva cuando guardo silencio - Solo me voy un día, tengo una sesión de fotos en Venecia y un día muy ocupado, si no llego muy temprano es porque llegué tarde.

- Te mandaré fotos, me hubiera gustado que fueras porque es hermoso y quedaría mucho contigo.

- ¿No puedo ir? -Dije, te realmente mi destino turístico siempre había sido Venecia, pero jamás habíamos tenido la oportunidad de ir.

- No quiero que te canses, cielo. Es un viaje de trece horas en avión.
Acaricié su mano con la punta de mis uñas recorriéndola de atrás hacia adelante, pensando en alguna solución, pero tenía razón. Sería cansado y no quería molestar a mi hija.

- Está bien. -Dije, me acurruque contra su pecho tratando de fundirme en su calor, pero aquel se sacudió.

- Hermosa, enserio necesito ir al baño. - Se quejó como un niño pequeño en una tienda y solté una carcajada - Ve y después regresas.

Se levantó casi corriendo y cerró la puerta de golpe, Félix era una persona demasiado divertida. Dejé caer mi espalda en el colchón y deslicé mis manos por debajo de las sábanas para acariciar mi vientre en silencio.

Después de unos segundos escuché a Félix hablar con alguien por teléfono y una espina de curiosidad creció en mi pecho, tal vez no debería porque por algo había respondido en el baño así que no me levanté y traté de escucharlo desde la cama.

- "Si, gracias. Yo le avisaré cuando para que lo preparen todo a su gusto"
Entrecerré los ojos buscando algo en mi memoria hasta que aquel salió del baño.

- Cariño, ¿Ya tienes la habitación de la bebé? - Cuestionó mientras tenía la vista fija en el celular mientras escribía algo.

- Eh... Necesito que me ayudes a acomodar algunas cosas.

- ¿Podré verla? -Dijo con una sonrisa centrando toda su atención en mi y asentí sin mucho interés - Pues ya que, era una sorpresa, pero no puedo hacer tantas cosas yo sola o la decoradora que contraté.

Caminó hasta llegar a sentarse a mis pies - Me ofrezco para ayudarte entonces.

- Ya lo ibas a hacer de todos modos, cariño. -Susurré de mala manera y me levanté apoyando mis pies en el suelo frío.

- Ven, te la mostraré. -Dije y sonreí bobamente agarrándolo de la mano para guiarlo cómo a un niño. Lo hice levantarse, salir de la habitación, dar dos pasos y entrar a la pequeña habitación justo a un lado de la nuestra.

A los ojos de la prensa | RiverduccionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora