11.

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Un silencio bastante incómodo nos invadió. Me paralicé de tan solo verlo, lucía enojado y me miraba con intensidad. Mi cuerpo no reaccionaba, por más que quería moverme, nada de mí se movía, siquiera mi cabeza.

Veía la situación como en cámara lenta, todo pasaba tan calmado que me sentía como en un trance. Pude mover mi cabeza para mirar a Jeno, él me miraba confundido. Sus ojos iban de mí a Johnny, parecía no entender que hacía él aquí. Johnny, por otro lado, me miraba decepcionado, como si lo hubiese traicionado. Debía de ser yo quien lo vea así, él fue el primero en meterse con alguien más, no me puede reclamar de nada.


-¿Qué haces con ese idiota? –dijo, rompiendo el tenso ambiente, pero volviéndolo mucho peor-


Estaba petrificada, no me podía mover y ni siquiera podía hablar. Lo único que pude hacer fue tragar saliva, se escuchó perfectamente por el silencio que nos rodeaba.


-Te estoy preguntando algo Hara... no me hagas hacerlo a la mala –sonaba cada vez más imponente y genuinamente me estaba dando miedo-

-Solo... yo pasé al baño y él entró por accidente –mi voz era casi inaudible, hablaba tan bajo que ni yo entendía que decía-

-¿Y por eso te besaba? –pregunto con ironía, recargándose en el marco de la puerta, cruzando sus brazos y mirándome-

-No estábamos haciendo nada... -rodee los ojos, separándome ahora si de Jeno-


Él se veía cada vez más confundido. Seguro se preguntaba porque me reclamaba o simplemente pensaba en cómo salir de ahí, yo haría lo mismo.

Pude ver por el rabillo del ojo como enarcaba una ceja y reía. Creía que ya sabía mentir, pero con él no lo puedo hacer bien.


-Y bueno... ¿Qué haces aquí? –me digne a preguntar, con un tono arrogante-


Como me gusta ponerme en situaciones difíciles. 


-Llevo buscándote desde hace más de una hora, y te vengo a encontrar con ese idiota en un baño.

-Bueno, amigo, ya la encontraste... tranquilo –dijo Jeno, tratando de alivianar el ambiente, acercándose un poco a él-

-Tú ni me hables –le miró con desprecio y lo empujó, entrando al baño y acercándose a donde estaba yo-


Se paró frente a mí, mirándome con tal decepción. Tomó de mi muñeca y me jaló a la puerta, me tomaba con bastante fuerza, y aunque en su rostro se podía ver la molestia y enojo, estaba reaccionando con bastante calma.


-Tú y yo ya nos vamos –dijo, mirándome de reojo- y tú... –miró a Jeno- ten cuidado con Hara.


Johnny me jaló de la muñeca, haciendo que avanzara a paso apresurado. Voltee a ver a Jeno una vez estábamos cerca de las escaleras, estaba igual de confundido que cuando Johnny entró, pude verlo completamente en su rostro. Regresé mi atención a Johnny, quien ahora me tenía delante de él, con una mano en mi cintura y prácticamente empujando a quien estuviera frente a nosotros.

Me disculpé en voz baja con las personas que fueron empujadas, aunque ni mi culpa era, era suya. Estaba enojado y ni parecía importarle nada lo que pasara alrededor. Le miré algunas veces, su rostro estaba más serio que nunca y su mirada era tan pesada que hasta te daba miedo verlo, aunque fuese por error.

Ya nos encontrábamos cerca de la salida, la luz era mucho más fuerte ahí y lastimó un poco mis ojos, pero rápidamente me pude acostumbrar. Ahí había muchísima gente igual, no mucha como en el centro, pero era complicado pasar entre ellos.

Miré a mi lado, encontrándome con Yuji. Ella me miró, y me dedicó una pequeña sonrisa que se veía tan falsa que se podía apreciar fácilmente. Regresó su mirada hacía lo que supuse era su grupo de amigas, parecía no haberse dado cuenta de que Johnny iba tras de mí.

Una vez pasamos a un lado de ella, la escuché soltar un pequeño sonido de sorpresa y luego decirle a sus amigas que miraran a nuestra dirección. Escuché algunos cuchicheos provenientes de ella y sus 3 amigas, miré un poco hacía atrás y Yuji me veía como enojada. Sus expresiones eran difíciles de descifrar pero me parecía que era de todo menos algo amable.

Ya estábamos afuera, cerca del carro. Su mano aún seguía en mi cintura, como si me estuviera protegiendo de quien sea que estuviera cerca. Entramos al carro, yo primero, del lado del copiloto. Di un gran suspiro antes de que él entrara del otro lado, sabía que se venía un gran interrogatorio. Escuché la puerta del piloto abrirse y me sobresalté, miré hacía aquel lado y lo vi entrar, sin decir nada y su mirada estaba fija en la calle.

Prendió el carro, con algo de lentitud. Sus manos parecían estar inquietas, subían al volante y bajan a su regazo. Terminó por dejarlas sobre el volante, apretándolo con fuerza. Luego suspiró, bastante fuerte, era el único ruido que se escuchaba ahora. Seguíamos sin avanzar y su silencio comenzaba a desesperarme bastante.


-¿Por qué te moviste de donde te dije? –preguntó, aun sin mirarme-

-Solo me moví del centro porque había demasiada gente... -abracé mi cuerpo, hacía eso cuando me sentía expuesta y vaya que lo estaba-

-Y terminaste con Jeno, en el baño... -vi como apretó más el volante, tan fuerte que las venas de su mano resaltaron un poco-


Era mi oportunidad de echarle en cara que él había besado igualmente a otra chica, pero dudaba en hacerlo.


-No me vengas a reclamar –una pizca de valentía se apoderó de mí. Me miró, igual de serio y con su semblante enojado-


Sentí un gran vacío en mi estómago, ahora estaba más que segura de que no fue la mejor idea, tengo que pensar las cosas mejor antes de decirlas. Me miraba con intensidad, esperando por mi reclamo.


-¿Qué tienes que decirme Hara? –preguntó, soltando el volante y poniendo su mano en mi muslo, apretándolo fuertemente-


Me estremecí, y esta vez fue porque genuinamente me daba miedo como se comportaba y no porque me gustara la sensación. Hice el intento de quitar mi pierna, pero era bastante difícil, el lugar era bastante reducido y ya estaba recargada sobre la puerta, no había a donde más moverme... a menos de que saliera del carro.


-Nada... no es nada –mi voz volvió al tono bajo, esta vez sonaba asustada-

-Ay Hara, no me quieras engañar –sonaba bastante firme y eso me hacía sentir pequeña-


En comparación a mí, su seguridad al hablar y sus movimientos me podían aplastar con bastante facilidad. Yo era su presa ahora mismo, un manojo de nervios esperando su inminente muerte, él solo esperaba el momento perfecto para atacar.


-Ya te lo dije, no era nada –traté de sonreír, esperando que olvidara el asunto-


Mi mano se dirigió a la manija de la puerta del carro, esperaba el momento para poder huir de la situación, como siempre lo hago, huir y evitar los problemas.


-No vas a salir tan fácil de esta. Y ni trates de escaparte bonita. –dijo, mirando mi mano detrás de mi cuerpo- Me dices lo que fuera que me fueras a decir, o lo averiguare a la mala.


Tragué saliva. Su seguridad me hacía saber que todo lo que decía iba en serio, no dejaría que esto pasara solo así porque sí. Tenía que saberlo, todo

A mí también me gustaría saberlo todo, pero a veces es mejor no hacerlo, puede que no te guste de lo que te enteres.

lovesick | NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora