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Hablar con Max se había vuelto unos de sus pasatiempos favoritos. Después de aquella fiesta, habían cambiado sus números para poder seguir en contacto.

El chico era tan amigable que se le hacía fácil hablar con el por horas.

Max

¿Entonces si iremos o cancelo todo?

Girasol

Sip, deja termino algunos pendientes.

En realidad no tenía pendientes, en aquella casa todo lo hacía el personal. Solo que no quería verse tan urgido con Max.

Apagó el celular después de mandar el mensaje, y agarró una chaqueta antes de salir de la habitación para poder bajar las escaleras. Iba a salir pero una voz en el fondo hizo que parará en seco.

Escucho la voz de Hamilton y como si su vida dependiera de ello salió casi corriendo. No es que le diera miedo su marido, solo que no sabía como decirle que iba a ver a otro alfa.

La ubicación que le mando Max, le queda a veinte minutos de su casa así que iba lo más rápido que podía, no quería llegar tarde con Max.

Paro cuando su gps le había indicado que había llegado, era un lindo parque en el cual se miraba pocas personas de las cuales podía distinguir al neerlandes.

Bajo al ver como Max ya lo esperaba sentado en el pasto.

― Pensé que te habías arrepentido y no vendrías - dijo mientras sonreía - siéntate, traje cosas para comer.

― No podía faltar, te lo había prometido - hablo mientras tomaba un lugar al lado de Max- hubieras llorado si no hubiera venido, y lo sabes Max.

― Claro, como solo pienso en ti - dijo sarcásticamente, intentado ocultar su verdadera intención - no hubiera podido vivir si no hubieras venido.

― Lo sé, corazón. Soy irresistible.

Desde hace algunos días su relación se había vuelto así, a medida que Sergio tenía confianza mostraba su faceta coqueta, la cual hacia a Max sentirse como una colegiala.

― Entonces a comer, no me gustaría que empiecen a llegar las moscas.

― Ah, pinche güero, que delicado me saliste.

Max se mostraba confundido, no había entendido el español de Sergio. Y cuando le pregunto el significado de aquellas palabras el mexicano solo se hecho a reír.

― Comamos entonces - dijo el mexicano entre risas - tengo algo de hambre a decir verdad.

El ambiente que se había creado en ambos se sentía tan reconfortante, como si siempre tuvieran que estar.
















El ambiente que se había creado en ambos se sentía tan reconfortante, como si siempre tuvieran que estar

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Entre tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora