Capítulo 3

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Había pasado casi una semana de lo de Héctor y ni si quiera me respondió al mensaje ni lo leyó, solo me veía las historias en ig pero ni me escribía, Lucía me había dicho que llevaba unos días notando a su hermano raro, yo no se lo había contado y por lo que se ve Héctor a Lucía tampoco. Ahora estaba hablando con ella por videollamada.

— Y eso, que no sé que coño le pasa — dijo Lucía, frustrada —

— Estará estresado por el fútbol Lucía, no lo sé — mentí —

— Quiero pensar que es eso

Me sentía mal, y tanto que me sentía mal. Me había pasado mucho y no era la primera vez.

— ¿Tu hermano está en casa? — pregunté —

— Está entrenando, mis padres y Claudia han ido con él

— ¿Te importa si me acerco? — pregunté —

— ¡Claro! Vente

No me lo pensé dos veces, me despedí de ella, me duché, me arreglé y salí pitando para su casa.

***

— ¿Y sobre qué hora llegará? — pregunté refiriéndome a Héctor, mientras me tumbaba en la cama de mi mejor amiga —

— En nada estarán aquí

Asentí y nos pusimos a hablar de otro tema de conversación diferente hasta que el teléfono de Lucía sonó.

— ¿Quién es? — pregunté intrigada —

— Mi hermano — dijo, para después descolgar la llamada —

Estuvieron, literalmente, diez segundos hablando.

— Me voy a bajar abajo, Héctor me ha pedido que si les puedo ayudar con la compra, por lo visto han ido a comprar también

— Os ayudo — me ofrecí —

Lucía me lo agradeció y juntas bajamos las escaleras para ir a la entrada de su casa donde vi a Claudia junto con su madre, quienes se me acercaron a saludarme.

— ¡¡Amelieee!! — me dijo Claudia viniendo hacia mí para abrazarme —

Así era como Claudia y su padre me llamaban de apodo cariñoso.

— Hola Clau — saludé — ¿Qué tal estás? Hacía mucho tiempo que no te veía, estás guapísima

— Estoy muy bien, ¿y tú? Muchas gracias por lo de guapa — dijo sonriendo — Tú también lo estás

Luego se acercó su madre quien me saludó con dos besos y me ofreció quedarme a cenar.

— Oh, no se preocupe, muchas gracias igualmente — dije amablemente —

— De nada corazón, sabes que aquí siempre serás bien recibida

Amaba a la familia de Lucía, siempre me habían tratado como una más y lo apreciaba bastante.

Las chicas entraron para dentro con las bolsas y yo fui hacia el maletero del coche para coger más, cuando justamente me choqué con alguien, que ya sabía quien era. Me miró y ni me saludó, cosa que me sorprendió, cogió las bolsas y entró para dentro. Agradecí que las dos que quedaban no estaban muy cargadas y entré con ellas para adentro.

Vi que había subido a su cuarto para dejar las cosas de entrenar y yo me excusé diciendo que tenía que ir al baño.

— Ahora vengo, voy al baño — mentí —

Todos asintieron y subí las escaleras.

Pasé por su cuarto y ahí estaba, toqué la puerta y él solo me miró mientras colocaba sus cosas.

𝙵𝙾𝚁𝙴𝚅𝙴𝚁 𝚈𝙾𝚄𝙽𝙶 || 𝐇𝐞́𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora