Capítulo 12

883 31 8
                                    

Todos nos sentamos a cenar en la mesa, me senté al lado de Héctor.

La mesa estaba repleta de deliciosos platos caseros, que mi madre había preparado y el ambiente era cálido y acogedor. Héctor y yo, intercambiábamos miradas cómplices mientras nuestras familias conversan animadamente, buscando el momento para poder confesar todo.

Lucía y José, estaban sentados cerca nuestra, sabiendo lo que estaba a punto de suceder. Veía como Lucía no podía evitar sonreír cada vez que Héctor y yo nos mirábamos, mientras que José le daba un apretón de manos de apoyo a Héctor bajo la mesa.

Después del brindis inicial, vi como Héctor se ponía de pie, atrayendo la atención de todos. Decidí seguirlo, nerviosa pero emocionada.

— Tenemos algo que queremos compartir con todos — dijo Héctor tomando mi mano —

Las conversaciones se detienen y todos los ojos se posaron en nosotros. Vi a la madre de Héctor, con una expresión de curiosidad y ternura, animaba a su hijo a continuar.

— Amelia y yo... — Héctor respiró hondo y sonrió — somos novios

Por un instante, el silencio dominó la habitación, seguido de una explosión de alegría. Nuestros padres, de ambos, se levantaron para abrazarnos, y las risas y felicitaciones llenaron el aire.

— ¡Finalmente! — exclamó Lucía guiñándome un ojo — Sabíamos que esto pasaría

José también se une a las felicitaciones, chocando los cinco con Héctor y abrazándome.

En medio de la algarabía, la hermana pequeña de Héctor y Lucía, Claudia, de apenas diez años, tiró de mi vestido con curiosidad infantil.

— ¿Cómo besa mi hermano? — preguntó con un tono travieso — ¿Es muy cariñoso? ¿Te compra cosas?

Re, agachándome para estar a la altura de Claudia.

— Besa muy bien — respondí con una sonrisa — Es muy cariñoso y sí, a veces me compra cosas, pero lo que más me gusta es pasar tiempo con él.

Vi a Héctor observando la escena, quien no pudo evitar sentirse profundamente conmovido. Sus ojos brillaban de ternura mientras me veía responder a las preguntas de su hermana pequeña. Nuestras familias, alrededor, reían y disfrutaban de la espontaneidad de la pequeña.

— ¡Yaya, Amelia! — bromeó el padre de Héctor — Ahora tendrás que soportar las mil preguntas Claudia cada vez que nos veamos.

Miré a Héctor con amor y gratitud, sabiendo que habíamos sido aceptados y que nuestras familias estaban felices por nosotros. La noche continuó llena de risas, anécdotas y planes futuros.

Cuando acabamos de cenar, fui a la cocina a recoger todo con mi madre, todos nos ayudaron.

— Me alegro mucho por ti, mi amor — dijo mi madre sintiéndome — Sé que Héctor te hará la chica más afortunada del mundo, sois muy bonitos juntos

Sonreí, conmovida y mi padre se acercó a nosotras.

— Es un buen chico Amelia, se ve que te ama mucho, cada acción y cada palabra entre vosotros se ve especial y cargada de amor, solo espero que duréis

Los abracé a los dos, emocionada, con lágrimas en mis ojos.

— Os amo, gracias por todo — dij, separándome del abrazo —

Ellos sonrieron y regresaron a la mesa con los demás.

Sentí unas manos en mi cintura y me giré para encontrarme con los ojos de Héctor, quien se abalanzó a besarme.

𝙵𝙾𝚁𝙴𝚅𝙴𝚁 𝚈𝙾𝚄𝙽𝙶 || 𝐇𝐞́𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora