Todos nos sentamos a cenar en la mesa, me senté al lado de Héctor.
La mesa estaba repleta de deliciosos platos caseros, que mi madre había preparado y el ambiente era cálido y acogedor. Héctor y yo, intercambiábamos miradas cómplices mientras nuestras familias conversan animadamente, buscando el momento para poder confesar todo.
Lucía y José, estaban sentados cerca nuestra, sabiendo lo que estaba a punto de suceder. Veía como Lucía no podía evitar sonreír cada vez que Héctor y yo nos mirábamos, mientras que José le daba un apretón de manos de apoyo a Héctor bajo la mesa.
Después del brindis inicial, vi como Héctor se ponía de pie, atrayendo la atención de todos. Decidí seguirlo, nerviosa pero emocionada.
— Tenemos algo que queremos compartir con todos — dijo Héctor tomando mi mano —
Las conversaciones se detienen y todos los ojos se posaron en nosotros. Vi a la madre de Héctor, con una expresión de curiosidad y ternura, animaba a su hijo a continuar.
— Amelia y yo... — Héctor respiró hondo y sonrió — somos novios
Por un instante, el silencio dominó la habitación, seguido de una explosión de alegría. Nuestros padres, de ambos, se levantaron para abrazarnos, y las risas y felicitaciones llenaron el aire.
— ¡Finalmente! — exclamó Lucía guiñándome un ojo — Sabíamos que esto pasaría
José también se une a las felicitaciones, chocando los cinco con Héctor y abrazándome.
En medio de la algarabía, la hermana pequeña de Héctor y Lucía, Claudia, de apenas diez años, tiró de mi vestido con curiosidad infantil.
— ¿Cómo besa mi hermano? — preguntó con un tono travieso — ¿Es muy cariñoso? ¿Te compra cosas?
Re, agachándome para estar a la altura de Claudia.
— Besa muy bien — respondí con una sonrisa — Es muy cariñoso y sí, a veces me compra cosas, pero lo que más me gusta es pasar tiempo con él.
Vi a Héctor observando la escena, quien no pudo evitar sentirse profundamente conmovido. Sus ojos brillaban de ternura mientras me veía responder a las preguntas de su hermana pequeña. Nuestras familias, alrededor, reían y disfrutaban de la espontaneidad de la pequeña.
— ¡Yaya, Amelia! — bromeó el padre de Héctor — Ahora tendrás que soportar las mil preguntas Claudia cada vez que nos veamos.
Miré a Héctor con amor y gratitud, sabiendo que habíamos sido aceptados y que nuestras familias estaban felices por nosotros. La noche continuó llena de risas, anécdotas y planes futuros.
Cuando acabamos de cenar, fui a la cocina a recoger todo con mi madre, todos nos ayudaron.
— Me alegro mucho por ti, mi amor — dijo mi madre sintiéndome — Sé que Héctor te hará la chica más afortunada del mundo, sois muy bonitos juntos
Sonreí, conmovida y mi padre se acercó a nosotras.
— Es un buen chico Amelia, se ve que te ama mucho, cada acción y cada palabra entre vosotros se ve especial y cargada de amor, solo espero que duréis
Los abracé a los dos, emocionada, con lágrimas en mis ojos.
— Os amo, gracias por todo — dij, separándome del abrazo —
Ellos sonrieron y regresaron a la mesa con los demás.
Sentí unas manos en mi cintura y me giré para encontrarme con los ojos de Héctor, quien se abalanzó a besarme.
ESTÁS LEYENDO
𝙵𝙾𝚁𝙴𝚅𝙴𝚁 𝚈𝙾𝚄𝙽𝙶 || 𝐇𝐞́𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭
Fanfiction¿Cómo había pasado de considerarlo simplemente "el hermano de mi mejor amiga, Lucía" a sentir un torbellino de emociones cada vez que estaba cerca de él? Y en medio de todo, la mayor de mis preocupaciones era si estos sentimientos podrían poner en p...