Capítulo 26

466 27 1
                                    

Héctor

Me encontraba en el vestuario con mis compañeros, nervioso por el último partido que íbamos a jugar en Orlando, era contra el AC Milán, iba a ser complicado pero eso nos motivaba más a ganar, mañana por fin regresábamos a Barcelona.

— ¿Estás nervioso? — me preguntó Lamine —

— No mucho, más bien estoy feliz — admití —

— ¿Te está viendo Amelia? — me preguntó —

Al escuchar su nombre no pude evitar sonreír.

— Así es — afirmé sonriendo —

Lamine me pegó un pequeño empujón mientras reía.

— Jamás imaginé verte así — empezó — Pero me alegro de que te haga feliz

— Gracias, tío, lo soy

Sonreí y me dio un abrazo antes de que nos llamasen para salir al campo.

Nos colocamos en fila, dispuestos pata salir al terreno de juego.

Al salir, vi toda la cantidad de afición del Barcelona que había, esta semana en Orlando me había dado cuenta de la cantidad de extranjeros que nos apoyaban desde fuera del país.

El pitido del principio sonó y el partido comenzó. Se notaba perfectamente cuando jugabas fuera de LaLiga española, el nivel y las formas de jugar eran totalmente diferentes y hacía que el partido se viera mucho más interesante.

En el minuto 34' le robé un balón a Theo Hernández y corrí con él hasta que vi a Gündogan y decidí pasársela, controló y chutó, llevando el balón a dentro de la portería. Me puse eufórico y él vino corriendo hacia mí, mientras me chocaba con ambas manos y fuimos a celebrarlo con la afición culé, varios segundos más tardes llegaron los demás compañeros.

La felicidad nos duró poco ya que en el minuto 40' nos llegó una contra del equipo italiano que ninguno de nosotros pudimos detener y acabó empatando el partido.

El árbitro pitó el final de la primera parte y todos nos dirigimos al vestuario. En el descanso, nos dieron una gran charla que nos motivó a todo y más con las palabras que me dijo Ferran antes de volver a salir al terreno de juego.

— Sal ahí y demuestra quien eres — dijo Ferran —

Lo miré y asentí, sabiendo que tenía razón.

La segunda parte comenzó y los italianos jugaron increíblemente bien aunque nosotros también lo hicimos.

En el minuto 89', cuando prácticamente todos pensábamos que el marcador iba a quedar así, recibí un pase de Araújo y sin pensármelo dos veces, chuté el balón hacia la portería a una larga distancia y acabó dentro, dándonos la victoria.

El estadio y mis compañeros se volvieron locos, todos vinieron hacia mí para celebrarlo. Cuando todos se fueron de mi al rededor, miré a la cámara y se lo dediqué, hice el gesto "🤟🏻" en ambas manos y seguido, tiré un beso a la cámara, sabiendo que todo era para ella.

Sonó el pitido final y el marcador mostraba un 2 - 1 a favor del Barcelona. La emoción en el estadio era palpable, los aficionados coreaban mi nombre, y mis compañeros me rodearon, dándome palmadas en la espalda y abrazándome.

Este partido, a pesar de ser amistoso, era crucial, no solo para el equipo, sino para mí personalmente. La presión había sido enorme, pero el apoyo de mis compañeros y la afición había sido inmenso. Mientras me dirigía hacia el túnel, fui llamado para que me entrevistase un periodista.

— ¡Héctor Fort, la joven promesa de La Masía! ¡Qué partidazo! ¿Puedes contarnos cómo viviste esos últimos minutos del encuentro? — me preguntó con una sonrisa radiante, sosteniendo el micrófono hacia mí —

𝙵𝙾𝚁𝙴𝚅𝙴𝚁 𝚈𝙾𝚄𝙽𝙶 || 𝐇𝐞́𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora