Capítulo 8

1K 46 17
                                    

Bajamos abajo y me di cuenta de que todos estábamos en bikini y bañador aún, pero para que mentir, es que hacía mucha calor y así estábamos bien.

Vi a Héctor mirando su móvil en el sofá, estaba en una esquina, más lejos del resto, sentado mientras todos estaban hablando animadamente, me acerqué a él.

— ¿Qué haces? — le pregunté mientras me sentaba —

Sonrió al verme y se hizo a un lado.

— Aburrirme — confesó mientras apagaba su móvil —

Apoyé mi cabeza en su pecho al descubierto y cerré los ojos por el contacto, él empezó a trazar pequeños círculos en mi piel descubierta, sentí que contarle lo que había pasado con su hermana sería lo mejor.

— Héctor — dije mientras giraba mi cabeza para mirarlo —

— Dímelo — dijo mirándome sin dejar de hacer las caricias —

Guardé silenció durante no mucho tiempo y hablé.

— He hablado con Lucía. Le conté sobre nosotros, sobre lo que sentimos el uno por el otro — solté un poco nerviosa —

Los ojos de Héctor se agrandaron ligeramente, la sorpresa reflejada en su rostro.

— ¿De verdad? ¿Y cómo lo tomó?

Sonreí, una oleada de alivio me inundó.

— Lo tomó muy bien, Héctor. Me dijo que nuestra amistad es lo suficientemente fuerte para superar esto y que ella solo quiere que seamos felices. Así que... ya no hay nada que nos detenga. Podemos ser más que amigos

El rostro de Héctor se iluminó con una alegría radiante, sus ojos brillando con una felicidad incontenible.

— ¿En serio? ¿De verdad podemos...?

Asentí, sintiendo una risa burbujeante escapar de mis labios.

— Sí, Héctor. Por fin podemos estar juntos

Sin pensarlo dos veces, se inclinó hacia mi, su mano moviéndose para acariciar suavemente mi mejilla. Nuestros labios se encontraron en un beso apasionado y lleno de amor, como si todo el tiempo del mundo se hubiera detenido solo para nosotros. El beso era lento al principio, una exploración dulce y delicada de sentimientos largamente guardados. Héctor inclinó su cabeza, profundizando el beso con una mezcla de urgencia y ternura, mientras su otra mano rodeaba mi cintura, acercándome más a él.

Sentí un torrente de emociones recorrer mi cuerpo, mis manos se entrelazaron detrás de su cuello, perdiéndome en el momento. El beso se intensificó, nuestros labios moviéndose en perfecta sincronía, comunicando lo que las palabras no podían expresar. El salón, donde se encontraban nuestros amigos, pareció desvanecerse a nuestro alrededor, dejando solo el latido compartido de ambos corazones.

Finalmente, nos separamos, nuestras frentes aún tocándose, nuestras respiraciones entrelazadas. Mis ojos se abrieron lentamente, encontrándome con una mezcla de amor y promesas silenciosas de un futuro juntos.

Héctor sonrió.

— Te amo, Amelia

Le devolví la sonrisa, sintiendo cómo esas palabras llenaban mi corazón de una dicha indescriptible.

— Y yo a ti, Héctor.

— ¡¡QUE VIVA EL AMOR!! — gritó Marc —

Cuando nos besamos la sala entera desapareció para mi y me olvidé por completo de que nuestros amigos habían sido testigo de todo.

— ¡POR FIN! — gritó Raquel —

— Que monos tío — dijo Alba —

Sentí una oleada de calor subir a mis mejillas las cuales tornaron un color rojizo, me quería morir de la vergüenza.

𝙵𝙾𝚁𝙴𝚅𝙴𝚁 𝚈𝙾𝚄𝙽𝙶 || 𝐇𝐞́𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora