Capítulo 24

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Me desperté temprano esa mañana. Había una emoción palpable en el aire porque esta noche íbamos a salir de fiesta. No salíamos mucho últimamente, y todas necesitábamos un respiro. Me levanté, me estiré y me dirigí a la cocina para prepararme un café, mis padres no estaban ya que la noche anterior me habían dicho que irían a comprar. Mientras el aroma del café llenaba la cocina, mi teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Héctor.

"Buenos días, preciosa. ¿Qué planes tienes hoy?"

Sonreí al leer su mensaje.

"Buenos días, amor. Hoy voy a salir con las chicas. Espero que te vaya bien en el partido, estaré pensando en ti."

Después de enviar el mensaje, me serví una taza de café y me senté a planificar mi día. Primero, necesitaba ir de compras para encontrar el vestido perfecto. Después de una larga ducha caliente, me vestí con algo cómodo y salí hacia el centro comercial.

Pasé horas buscando el vestido perfecto. Finalmente, encontré uno que me encantó: un vestido negro ceñido, con un escote en V y detalles de encaje en las mangas. Era elegante pero sexy, perfecto para la noche que teníamos planeada. También compré unos zapatos de tacón alto, negros y brillantes, que complementaban perfectamente el vestido.

De regreso a casa, saludé a mis padres y dejé las bolsas en mi habitación y me dispuse a prepararme. Primero, me aseguré de tener todo lo que necesitaría: mi maquillaje, mis accesorios y, por supuesto, el vestido y los zapatos nuevos. Comencé con mi rutina de cuidado de la piel, aplicando una mascarilla hidratante para asegurarme de que mi piel luciera radiante.

Mientras la mascarilla hacía su magia, recibí una llamada de Raquel.

— ¡Hola! ¿Lista para esta noche? — preguntó con su entusiasmo habitual —

— ¡Sí! Acabo de llegar a casa con mi vestido nuevo. ¿Qué tal tú?

— Estoy a punto de salir a comprar mis cosas. Nos vemos en casa de Alba a las ocho, ¿verdad?

— Exacto. Nos vemos entonces

Después de colgar, me quité la mascarilla y comencé a maquillarme. Primero, apliqué una base ligera que igualó mi tono de piel. Luego, un poco de corrector debajo de los ojos para ocultar cualquier signo de cansancio. Apliqué sombras de ojos en tonos dorados y marrones, y delineé mis ojos con un lápiz negro para darles un toque dramático. Terminé con unas capas de rímel y un labial rojo intenso.

El siguiente paso fueron los accesorios. Elegí unos pendientes largos de plata y un collar a juego. Decidí no usar pulseras para no sobrecargar el look, pero me aseguré de llevar un anillo elegante en mi mano derecha. Finalmente, me puse el vestido y los zapatos. Me miré en el espejo, satisfecha con el resultado.

Eran casi las ocho cuando recibí otro mensaje de Héctor.

"Disfruta hoy y ni se te ocurra serme infiel por ahí🙄"

Reí por su comentario y le mandé una foto de como iba vestida.

"La hostia"
"Si llegase a estar ahí no llegarías a tiempo a la fiesta"
"Madre mía, como me acabas de poner"

Sonreí mientras me reía.

"Tendrás tu recompensa😗"

"Por favor🤓"
"Diviértete, te amo"

Le respondí rápidamente antes de salir:

"Gracias, guapo. Te quiero mucho también."

Cogí mi bolso, me despedí de mis padres y salí de casa rumbo a la de Alba. Cuando llegué, Lucía ya estaba allí, junto con Amada y Raquel. Todas lucían increíbles.

— ¡Wow, chicas! Estamos listas para conquistar la noche — dijo Alba sonriendo —

Nos tomamos unas fotos antes de salir. Estábamos emocionadas, riendo y hablando de lo mucho que habíamos esperado esta noche. Fuimos andando hasta el club, ya que no estaba muy lejos y el clima era agradable.

El camino estuvo lleno de risas y anécdotas. Nos divertíamos como siempre, disfrutando de la compañía y anticipando la diversión que nos esperaba. Al llegar al club, la música retumbaba en las paredes y una fila de personas esperaba para entrar. Afortunadamente, Lucía conocía al portero, gracias a Héctor, así que no tuvimos que esperar mucho.

Una vez dentro, el ambiente era electrizante. La música, las luces, la gente bailando; todo nos invitaba a disfrutar. Nos dirigimos a la pista de baile, donde dejamos que la música nos envolviera. Bailamos sin parar, perdiéndonos en el ritmo y la energía del lugar.

Después de un rato, decidimos tomar un descanso y fuimos a la barra a pedir unas bebidas. Mientras esperábamos, noté a un grupo de chicos en la esquina, uno de ellos me resultaba vagamente familiar. Lucía, siempre curiosa, decidió investigar.

— ¿No es ese el chico que te gustaba de la cantera del Madrid? — me susurró señalando discretamente hacia ellos —

— ¿Quién? — pregunté entrecerrando los ojos para ver mejor —

— El de la camisa azul

Entonces lo reconocí. Había sido mi crush durante el primer año de instituto, lo conocí en un torneo, pero nunca llegamos a nada. Me reí y negué con la cabeza.

— Vaya, sí que es él. Qué pequeño es el mundo

— Deberías ir a saludarlo — insistió Amada —

— ¡Oye! ¿Os tengo que recordar que está con mi hermano? — preguntó Lucía —

— No, estoy bien aquí —respondí riendo —

Las bebidas llegaron y brindamos por la noche que apenas comenzaba. Sin embargo, el giro inesperado de la noche no tardó en llegar. Mientras charlábamos, noté que una chica en la pista de baile parecía estar en problemas. Estaba visiblemente mareada y a punto de caer.

— Chicas, creo que esa chica necesita ayuda — dije señalando hacia ella —

Sin pensarlo dos veces, nos dirigimos hacia la chica. Lucía y yo la sostuvimos antes de que cayera al suelo. Estaba pálida y apenas podía mantenerse en pie.

— ¿Estás bien? — le preguntó Alba preocupada —

— No... creo que me pasé con las bebidas — murmuró la chica tambaleándose —

Decidimos sacarla de la pista de baile y llevarla a una de las mesas para que se sentara. Le dimos un poco de agua y tratamos de calmarla. Al poco tiempo, empezó a recuperar el color y la compostura.

— Gracias, de verdad. No sé qué habría hecho sin vosotras — dijo con los ojos llenos de gratitud —

— No te preocupes. Todos hemos tenido una noche difícil alguna vez — respondí sonriendo —

Decidimos que era mejor terminar la noche con una nota tranquila y segura. Llamamos a un taxi para que llevara a la chica a su casa y nos aseguramos de que llegara bien.

A pesar del giro inesperado, la noche fue memorable. Nos dimos cuenta de que lo más importante no era la fiesta en sí, sino estar allí unas para las otras, apoyándonos y cuidándonos. Mientras caminábamos de regreso a casa, con los tacones en la mano y riendo, supe que esta noche sería una de esas que recordaríamos siempre, no por la fiesta, sino por nuestra amistad.

— Fue una gran noche, chicas. No perfecta, pero definitivamente inolvidable — dijo Raquel resumiendo nuestros sentimientos —

— Sí, y estoy agradecida de tenerlas a todas — añadió Amada —

Llegamos a casa de Alba y nos despedimos, cada una tomando su camino. Mientras caminaba hacia mi casa, recibí un último mensaje de Héctor.

"Espero que hayas tenido una buena noche. Te extraño mucho. Buenas noches, mi amor."

Sonreí, respondiéndole:

"Te extraño también. Buenas noches❤❤"

Al llegar a casa, me quité el maquillaje, me puse el pijama y me acosté, sintiendo que, a pesar de todo, había sido una noche perfecta.

𝙵𝙾𝚁𝙴𝚅𝙴𝚁 𝚈𝙾𝚄𝙽𝙶 || 𝐇𝐞́𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐭 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora