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—Me das dos boletos para la sala tres.

El joven me atendió rápido y siendo muy amable, me hizo escoger los asientos y pedí los de atrás, con los boletos en mano, salí de la fila y fui con Luz que estaba recargada en la pared fumando un cigarro.

Nunca lo hacía en mi presencia así que cuando me vio lo aventó a un bote de basura,. No le atino, rodé los ojos y fui a recogerlo para dejarlo dentro.

—Ya tengo los boletos, voy por la comida, ¿quieres palomitas u otra cosa?

—No es cine si no hay palomitas— dijo y puso unos billetes en el bolsillo de mi pantalón, con una nalgada me mandó a comprar.

Luz y yo nos sentamos en nuestros lugares esperando por la película, cuando llegamos ya estaban poniendo los tráilers.

Recargue mi rostro en su hombro y enlace mi mano con la de ella.

En ese momento de mi vida era inmensamente feliz.

Recordé lo que pasó los siguientes días aún me causaba pesadillas y a Luz también.

Me levanté descalzó cuando los rayos de luz de la ventana de enfrente golpeaban mi cara, caminé por el pequeño cuarto que rentábamos y cerré las cortinas para no dejar entrar la luz del sol.

Luz dio vuelta en el catre donde dormíamos frunciendo el encentrejo nuevamente, pensé que aquel ademán había desaparecido, pero volvió.

Se veía que estaba sufriendo por dentro, no le gustaba nada verla así. Preferí despertarla a seguir observando cómo se lamenta de sus sueños.

Ella abrió los ojos y me miró —¿estás aquí?, ¿sigues aquí?

—Nunca iré a ningún lado, estaré pegada a ti como una plaga— le sonreí —porque te amo.

Luz se sentó, miro alrededor pesadamente y después me abrazó hundiendo su rostro en mi cuello.

—Perdóname, merecías algo mejor que esto.

Yo mire la pequeña mesa en medio del cuarto con algunas bolsas del super y comida instantánea, las paredes estaban graffiteadas, había basura en una esquina y una manta fría vieja nos cubría del frío.

—Realmente esto no me importa con estar solo a tu lado es suficiente.

—No, no, Amy, te arrastré conmigo al desastre de mi vida, nunca fui buena para ti.

—Claro que no— la tomé del rostro y la obligue a verme a los ojos, ella estaba lagrimeando con el rostro sucio —yo soy muy feliz, ya verás conseguiremos esos pasaportes, e iremos a Huesosburgo, ahí no hay extradición, estaremos bien y empezaremos de nuevo.

—¿Y si no?

—Pues iremos a la cárcel juntas y de igual forma no estaremos separadas, Luz no me importa donde esté mientras esté a tu lado.

—La cárcel no suena bonito Amy.

—Estaremos bien— dije —sólo hay que ser positivas.

Sonreí y palmee su espalda. De verdad que quería creer en mis palabras.

Pero mi pecho dolía, mi mente no estaba tranquila y sentía que me rompería en cualquier momento.




Mala VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora