PARTE 2. CAPITULO 3: DRAGONS

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Siguiendo las indicaciones de Marcos, Luketi se dispuso a buscar a Raksey a través de los conductos de ventilación. Intentaba hacer el mínimo ruido posible.
Observó habitación por habitación, todos dormían. Menos en una que se encontraban tres mujeres conversando.
— ¿Observaron como llevaba a esa mujer en sus brazos?
— Si...
— ¿Qué hará con ella? —preguntó la más bajita con su voz floja.
— No lo sé. Ella tenía cabello blanco. ¿Notaron?
— Acaso será...
— Es probable. Pero no digas nada mejor.
Cambiaron de tema de conversación y Luketi continuó avanzando.
Llegó a la última, la más grande y menos luminosa. El chico de cabello rojizo tuvo que forzar la vista para poder apreciar cada detalle.
Muebles oscuros, cuadros en las paredes, dagas y papeles sobre el escritorio, libros en la biblioteca. Una cama inmensa y sobre ella se encontraba inconsciente Raysak.
Luketi notó que su cabello ahora estaba mucho más blanco que antes e intentó controlar su respiración para no ser descubierto.
El hombre de negro se bajo la mascarilla que cubría su rostro y sopló el cabello de ella, esta despertó de inmediato.

Perdida observó con sus ojos ojerosos a su alrededor y luego a su acompañante

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Perdida observó con sus ojos ojerosos a su alrededor y luego a su acompañante.
— ¿Deliam? —dijo en un suspiro.
— Hola princesa.
— ¿En dónde estoy y como llegué aquí? —balbuceó.
El hombre dio un pequeño recorrido por el espacio.
— Este es mi hogar, eres mi invitada. Te desmayaste en la nieve, si te dejaba allí ya estarías muerta.
Raksey volvió a mirar a su alrededor.
— ¿Estuviste aquí todo este tiempo? —preguntó desconcertada.
Deliam llevó las manos a los bolsillos y se quedó en silencio. Clavó sus ojos celestes a la chica. Se acercó con lentitud dando pasos cortos. El sonido de sus zapatos retumbaba por toda la habitación.
— Hubo muchos cambios, hermana.
Raksey dejó de respirar por unos segundos.
— Pensé que habías muerto.
— Aquella tarde logré escapar del Castillo Fauri al que me llevó el KSK. Fue difícil pero encontré este lugar donde se refugiaban personas del sur. Me ayudaron a sobrevivir y luego me convertí en su líder.
— Tengo tantas preguntas, yo no... no creo entender todo esto. Yo... —tartamudeó.
— De a poco irás entendiendo. —dijo y se arremangó su traje negro.
Raksey observó con nostalgia el brazalete que traía su hermano.
— Aún la conservas. —señaló a su muñeca.
— Claro.
Luketi recordó el brazalete que compartían los tres cuando eran unos niños. Era un simpático brazalete amarillo como los dientes de león. Lamentablemente él lo había perdido.
Todo el ambiente se quedó en silencio por unos segundos.
— Estoy vivo Rak... Y nuestro padre también lo está. —finalmente agregó Deliam.
A ella se le iluminaron los ojos como dos faroles.
— ¿Q-qué?
— Lo tiene la Reina. —al notar que no respondía, añadió— Necesito que me ayudes, por eso te traje hasta aquí.
— ¿Qué puedo hacer?
— Tenemos que ir nosotros solos al Castillo. Es la única manera de entrar.
— ¿Pero qué dices?
— Solo KSK pueden cruzar la barrera del Castillo. Tú, querida hermana... —tomó una de las dagas del escritorio y cortó su brazo— y yo, tenemos sangre azul. Somos los únicos que pueden acabar con esta guerra.

En las Montañas del FauriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora