CAPITULO 7: DEVILS

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Me puse la capa blanca en la espalda y continuamos caminando a nuestro destino. Hacía muchísimo frío, rezábamos para que no hubiera una tormenta sino íbamos a estar en aprietos.
— ¿Estamos cerca? —preguntaba Iaru cada 5 minutos.
Mi cuerpo temblaba, desconocía si era por el frío o por los nervios.
Raica y Toño caminaban con total firmeza metros delante nuestro, sus caras se notaban cansadas.
A lo lejos se escuchaban silbidos extraños. Trataba de mantener calmado al grupo.
— Atentos que estamos en territorio de KSK. —expresé despacio.
Noté que Luketi no había dicho ni una sola palabra hasta el momento.
— ¿Estás bien? —le pregunté.
No respondió.
El cielo estaba nublado. Era maravilloso ver el paisaje bañado de blanco.
Un silbido mucho más fuerte y cercano nos puso en alerta.
Hubo un minuto de absoluto silencio.
A la distancia observamos como una multitud de personas, encapuchadas de negro, se acercaban corriendo a gran velocidad con espadas y escudos.
— ¿Qué demonios?
Los hermanos varones Mavre se dirigían sincronizados en grupo hacían los nuevos enemigos.
— ¡Son demasiados! —grité sacando mi espada plateada.
Kruel permaneció cerca de mí con su alabarda en todo momento. Luchaba solo, era capaz de pelear contra tres hombres y ganarles. Admiraba su gran destreza y fuerza.
Neka junto a su nuevo grupo luchaban ferozmente en equipo. Cabo recibió un ligero corte en un brazo pero no se quejó, era un muchacho fuerte. Kronos, otro de sus amigos, cayó muerto al suelo. Me sentí destrozada.
— ¡Haein, izquierda! —grité salvajemente para evitar que un silencioso enemigo la atacara de sorpresa.
Un hombre de negro se enfrentó a mi con gran ligereza. Logré que su espada cayera y atravesé su corazón con el puñal que me había obsequiado Xanix el día que lo conocí.
Gless trataba de localizarme todo el tiempo, asegurandose de que estuviera con vida.
— ¡Cuidado Gaona! —grité de inmediato. Un enemigo se aproximaba por detrás suyo. Al oir mi grito giró rápidamente para acabar con su vida.
A lo lejos, Emi recibió un corte en el muslo y cayó al suelo. Con un doloroso grito retiró la flecha incrustada, cortó un trozo de tela de su capa y se la ató a la pierna herida.
— ¡Arriba Emilio! —exclamó su hermano mayor, Gaona, y le tendió su mano para ayudarlo.
Nuestras armaduras plateadas se mancharon de un tono rojizo. El número de guerreros comenzaba a disminuir notablemente.
Entrick recibió un rasguño en el hombro izquierdo pero no emitió ni un sonido.
Todos permanecían concentrados en sobrevivir.
— Ven a mi. —susurró una misteriosa voz masculina.
Miré hacía todos lados.
— ¿Qué sucede? —preguntó Kruel agitado.
— La voz, la voz esta llamándome.
— ¿En este momento?
— Encuéntrame. —susurró de nuevo en mi oído derecho y una pequeña luz dorada me señaló el camino.
— Debo buscarlo. —dije decidida.
— No te dejaré ir sola.
— Necesito que sigas luchando.
— No Rays...
— Basta. —le interrumpí— No te preocupes, Kruel. Volveré, lo prometo.
Gless giró confundido y sin decir nada se acercó a Luketi. Este también giró para verme correr hacía el bosque.

Corrí a gran velocidad siguiendo aquella luz dorada hasta llegar a una extraña caverna.
— ¿Hola? —pregunté nerviosa
Di pasos sigilosos intentando permanecer erguida.
— ¿Hola? —volví a preguntar.
Un sujeto encapuchado vestido completamente de negro me observaba desde la oscuridad. Me quedé totalmente inmóvil forzando la vista para lograr verlo mejor.
— ¿Quién eres? —dije entrecortado.
— Al fin me encontraste. —respondió desde las sombras.
— ¿Qué es lo que quieres?
— ¿No sabes quién soy?
Inmediatamente escuché a lo lejos un grito desgarrador, era Weed. Me estaba arrepintiendo de haber ido hasta allí, debía estar luchando con mi Clan. A lo lejos se escuchaban sonidos de KSK. Apenas podía pensar.
— ¿Qué quieres? —pregunté nuevamente.
Avanzó unos pasos, su rostro estaba cubierto, apenas se le veian sus ojos azules.
Sopló lentamente hacía a mí y mi vista se nubló.

En las Montañas del FauriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora