PARTE 2. CAPITULO 5: ZAKK

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— Hijo. Regresa aquí.
— Mira mami, un muñeco de nieve.
— Ya es tarde, mi amor.
— Quiero seguir jugando.
— No, es suficiente.
— Mami.
— Por favor, hijo.
— ¿Dónde está papá? —lloriqueó el niño.
— Tu padre regresará pronto. Lo prometo.
— ¿Cuándo?
Un fuerte y feroz aullido los puso en alerta. La mujer tomó en brazos al pequeño y echó a correr por el bosque oscuro. Un rayo los cegó y se llegó a escuchar un poderoso aleteó por los aires.

Kruel despertó atormentado por la mañana, pegó un gran bostezo y observó que sus heridas ahora eran pequeñas cicatrices. Tomó un sorbo de agua y se dirigió a las duchas con pereza.
Durante los minutos siguientes se dedicó a reflexionar mientras se daba un baño caliente.
Secó su cabello y se detuvo para observarlo detenidamente frente al espejo. Luego miró su rostro pálido y sus ojos oscuros.
Tomó una toalla y la ató a su cintura.
Caminó en silencio hacía la cocina y se sirvió una taza de café, luego volvió a su habitación contemplando por la ventana las montañas cubiertas de la suave nieve.
Xanix ya se encontraba despierto leyendo un libro viejo, observó cada cicatriz del cuerpo de su hermanastro con tristeza. Frannco dormía profundamente en la cama de al lado, no era el más madrugador.
Kruel se puso unos pantalones oscuros, unas medias y por último las botas.
— ¿Estás bien? —preguntó Xanix.
— Si, solo no pude dormir muy bien.
Acto seguido, Zakk se asomó por la puerta.
— Buen día hijos. 
— ¿Qué tal Zakk? —saludaron ambos.
— Apenas pegué un ojo en toda la noche. Los ronquidos de sus amigos fueron insoportables.
— Entrick... —río Xanix.
— La próxima le tiraré una almohada en la cabeza. —gruñó y luego añadió—Tengo noticias.
— ¿Qué pasó?
— Hoy habrá una fuerte tormenta, no les conviene salir, al menos hasta mañana.
— Carajo... —pensó Kruel.
— Encontré uno de los cuadernos de tu madre, Kruel. Hay información que les será útil.
Xanix y Kruel se miraron mutuamente y siguieron a Zakk hasta una pequeña habitación con cientos de libros, plumas, mapas y papeles desordenados.
— Encontré este que narra el lugar por donde accedía ella al castillo. —expresó señalando un libro abierto en la página 7.
— "Debajo del puente, donde se encuentra el río seco Kota Tua, hay una puerta,..."—leyó Xanix— "KSK no suelen pasar por allí ya que raramente se desplazan caminando. Chas me dió la llave para entrar. Es oscuro y estrecho pero es la única manera."
Kruel suspiró con fuerza. Xanix siguió pasando páginas curioso.
— "Los KSK son criaturas descendientes de los dragones blancos Fauri. Miden aproximadamente 2 metros. Su piel es blanca lechosa y es dura como las rocas. Sus cuernos pueden quebrarse y caerse, no les volverá a crecer otro nuevo. Estos seres carecen de empatía y pueden llegar a ser extremadamente agresivos si son provocados."
— Eso ya lo sabemos.
— "Su debilidad es el calor. No comen carne humana, se alimentan de frutos y animales, pero de vez en cuando pueden llegar a probarla. Los KSK de mayor rango tienen el cabello más largo."
— Interesante dato.
— "Los KSK ven mejor de noche y sus ojos cambian a morados. Suelen cazar a la madrugada y en grupo de hasta cinco." —pasó página— "Los KSK pueden obtener alas si...", la página esta cortada.
— Lee otra.
— "Humanos y KSK no tienen permitido tener un tipo de relación sentimental o de amistad, al menos que la Reina lo ordene. En caso de que exista un muto, este deberá ser ejecutado para evitar su reproducción."
Los tres se miraron entre sí.
— ¿Que más dice? —preguntó Zakk.
— "He notado preocupado a Chas, al parecer la reina está esperando la llegada de mellizos." —pasó página— "Uno de ellos se llamará Deliam, que bello nombre. Quizás con el nacimiento de estos bebés semi humanos todo estará mejor." —Xanix salteó varias paginas y continuó— "Hoy casi me descubren entrando al castillo, debo tener más cuidado. De ahora en adelante esperaré a que Chas regresé a Mill."
Xanix abrió la última página.
— "No he tenido contacto nuevamente con Chas, no sé qué esta pasando pero me advirtió la última vez que huya con el niño."
Un silencio profundo invadió la pequeña habitación, se podía observar por la ventana la nieve cayendo. Kruel trataba de guardar toda la información que su hermanastro había leído.
— Abuelo, ¿que pasaría si la Reina recuperase a su hija? —rompió el silencio Kruel.
— ¿Cómo sabes que es mujer? —interrumpió el Nigzis.
— Estoy seguro que es Rak, y por eso no la mataron como a Gless. Además ella tiene un hermano mellizo.
— ¿Su sangre es azul? —preguntó el Líder RDM.
— No lo sabemos
— ¿Cuántos años tiene?
— Mencionó que cumpliría 24.
— Carajo. —expresó el anciano tomándose la cabeza.
— ¿Y Luketi? —dudo Xanix.
— Él quizás sigue en el bosque.
— Esto está muy mal.
— Si a su amiga la tiene la Reina entonces ya no vas a recuperarla jamás. Y Luketi... si sigue vivo allá afuera y solo, es un milagro. Kruel, tienes que intentar comunicarte con ella. —dijo Zakk.
— No se hacerlo.
— Todo KSK con una conexión puede lograrlo. La sangre de tu padre corre por  tu cuerpo. —exclamó.
El hombre cerró las ventanas y la puerta. Prendió una vela y le pidió a su nieto que cierre los ojos.
— Concéntrate Kruel, y búscala.
Kruel nervioso hizo caso y respiró con profundidad. Apretó sus puños con firmeza. Su frente se arrugó y sus dientes rechinaron. Sus ojos se abrieron de golpe.
— No puedo.
— Inténtalo de nuevo. —alentó Zakk.
Respiró nuevamente entrecortado, cerró sus ojos. Sintió fría su nariz y manos. Intentó visualizar el rostro de la joven Delvas y de su boca salió un pequeño soplido.
— Raksey
Abrió los ojos y observó entre la oscuridad sus ojos color cielo.
— Rak, ¿me oyes?
Ella no respondió, se notaba aterrada.
— ¿Dónde estás?
Kruel observó a su alrededor, los cuadros, los muebles, su ropa manchada y sus trenzas desordenadas.
— ¿Kruel? —preguntó ella por lo bajo.
De repente la figura de Deliam invadió su visión.
Kruel despertó agitado mientras Xanix y Zakk lo observaban con curiosidad.
— Tu nariz sangra... —advirtió Xanix.
— Está con uno de esos hombres que enfrentamos, los encapuchados. Debemos volver a buscarla. —dijo Kruel limpiándose la sangre azulada que chorreaba de su nariz.
— Si salís ahora morirás por la tormenta.  —lo detuvó el hombre canoso.
— Ella es mi prioridad ahora, no hay tiempo que perder. Además debo encontrar a Luketi.
— ¿Y cómo sabes donde se encuentran? —preguntó Xanix ansioso.
— No lo sé, pero lo haré.
Zakk lo miró con tristeza, sabía que no podía impedir que se fuera pero admiraba su valentía. Su nieto había crecido.
Kruel corrió a su habitación, se puso una camisa y luego un abrigo oscuro que había en el closet. Cubrió sus manos y su rostro, tomó su alabarda y salió hacía el comedor. Allí se chocó contra Medio Muerto.
— Hey, ¿qué pasa Kruel?
— Perdón, debo volver a buscar a mi amigos.
— Te acompañaré.
Se dirigieron hacia la puerta de salida.
— Alto ahí. —los detuvo la voz ronca de Zakk poniendo ya un pie sobre la nieve— Eme, tráelo.
El RDM lanzó un chiflido largo y desde la montaña, detrás del lago dorado, se asomó un dragón de una altura de 6 metros, escupió fuego al aire y luego se aproximó volando hacia ellos con sus grandes alas.
— Dragón rojo de Sentosa. —dijo Zakk.

Kruel abrazó a su abuelo

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Kruel abrazó a su abuelo.
— Gracias.
Eme y Kruel se subieron en la espalda de su nuevo compañero y partieron vuelo.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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