PARTE 2. CAPITULO 4: ½ MUERTO

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El cielo nublado se iluminaba lentamente.
— Que alivio. Ya no soportaba este terrible dolor. —expresó Entrick al sumergirse en el lago dorado.
— Esta fría. —dijo Emi mientras ponía un pie en ella.
Gaona lo tomó del hombro y le dio unos ligeros golpecitos.
— Deja de quejarte y métete.
— Estoy en eso, hermano.
A los pocos metros Iaru y Eme conversaban.
— ¿Que sucedió para que estén así? —preguntó el RDM.
— Tuvimos una complicada batalla contra KSK.
— Debió ser brutal.
— Lo fue. —agachó la cabeza.
— ¿Alguien cercano a ti...?
— Mi hermano mayor.
— Lo siento mucho, niña.
— Llámame Iaru.
— Perdón, Iaru.
— ¿Y que me dices de ti? ¿Te gusta vivir aquí?
— Es tranquilo, y Zakk es un buen hombre.
— Si, se ve que sí.
— Mill es un lugar mágico. Tendrías que vivir aquí al menos que prefieras el calor. —dijo contemplando el precioso paisaje blanco.
— De hecho sí. Extraño la arena, el mar, el sol de verano...
— Jamás conocí la playa.
— Es maravilloso. —dijo de un suspiro con los ojos muy abiertos.
— El sol muy fuerte daña nuestra piel. —dijo levantando la camisa que traía puesta, Iaru logró observar las quemaduras en su piel— No podemos ir tan lejos.
— Dios mio. Es una lastima, Eme.
— Me dicen Eme, por "Medio Muerto". Zakk me encontró agonizando llegando casi a la costa del Este y me cargó en su espalda hasta el lago dorado.

Al rato, Kruel apareció con el torso desnudo y caminó con pasos firmes hacía el lago. Los Mavre se quedaron asombrados por la cantidad de cicatrices que su cuerpo traía.
— El lago cura, pero las cicatrices quedan. —mencionó al notar que todos lo observaban y limpió su piel lastimada con delicadeza.
— Deberías ir con ellos. —dijo Eme con su voz angelical.
— No resulté lastimada. Estoy bien.
— Me alegra oír eso. ¿Tienes hambre? Te prepararé algo. Vamos. —dijo tomándola de la mano para dirigirse nuevamente al refugio.
Una vez adentro se encontraron con  cuatro RDM.
— Hola... —dijo Iaru tímidamente levantando una de sus manos.
— Ellos son Chakal, Luiz, Booker y Schulze.
El mayor la saludo con la cabeza. Tenia cejas gruesas y ojos profundos. En años humanos aparentaba tener al menos unos 50 años. Los otros tres RDM, eran unos centímetros mas altos, con cabello ondulado hasta los hombros. Todos compartían la misma mirada inexpresiva.
— Es extraño verlos sin alas. ¿Por qué será que no tienen? —pensó Iaru.
Eme se acercó a la cocina, le ofreció pan y queso.
— ¿Para tomar, té?
— Si, por favor.
Iaru devoró un pedazo de pan mientras apreciaba la belleza de sus nuevos compañeros de casa. A pesar de causar mucho miedo eran seres de bellísimos rostros.
— ¿Te gusta Mill? —preguntó un RDM.
— Es magnífico. —respondió ella animada.
— Debes tener cuidado con la montaña que se encuentra detrás del lago, cualquier enemigo te verá fácilmente.
— Esta bien, señor...
— Schulze, o Schu.
— Salud. —se rió otro de ellos.
— Muy gracioso, Luiz...
Zakk entró por la puerta con una ballesta y un bolso grande de tela. Saludó en general y guardó la bolsa en un congelador. Luego se dirigió al baño con la mirada apagada para limpiarse.
Haein permanecía sentada en uno de los grandes sillones y conversaba en voz baja con sus primos. Estos seguían sin sentirse del todo a gusto compartiendo techo con la especie enemiga de años. Se preguntaba que sería de Luketi.
— ¿Seguirá con vida? ¿Habrán sido los KSK? ¿o la gente que vimos...? —pensaba nerviosa.
— Estoy seguro que KSK los tienen. —dijo el menor.
— ¿Por qué querrían a Luketi? —se cuestionó Haein.
— ¿Para quitarle información? No lo sé, Haein...
— No le sería útil al menos que busquen un payaso. —contestó esta vez Torillo.
— Uf.
— Me siento mal por Gless. —suspiró Mathias— Fue terrible lo que sucedió.
— Temo en las decisiones que tomará Kruel ahora en adelante.
Entrick se asomó por la puerta y Haein lo llamó a sentarse con ellos.
— ¿Cómo te sentis?
— Como nuevo —expresó contento.
— Me alegro por ti.
— Es una locura ese lago. Gracias por ayudarme a llegar hasta aquí.
— Es mi trabajo ayudar a quienes me necesiten.
Haein se sintió orgullosa de si misma.
— ¿Qué opinas de esta situación? —dijo Entrick señalando a los RDM con los ojos.
— Me siento insegura. No confío en su especie en lo absoluto.
— No parecen malos.
— Por más que se hagan llamar "Reyes de Mill" y no tengan sus alas siguen siendo las mismas bestias. —expresó Haein con desprecio— mira sus manos, y esa altura... Tranquilamente podría matarme mientras duermes.
— No hay que juzgarlos tan rápido.
— Nacieron KSK y morirán siendo KSK. No hay nada más que hablar.
Al rato, Eme se acercó con pasos elegantes hasta los invitados y les ofreció panes. Entrick aceptó uno con amabilidad.
— Tengo hambre. —explicó a Haein y se marchó a su habitación.
Permaneció un silencio sumamente incómodo por un largo minuto.
— Nuestros oídos son bastantes agudos. —dijo Eme con la mirada vacía— Comprendo que no confíes en nosotros.
— Eh. —se sobresaltó Haein.
— Si fuera tú, también desconfiaría. Eres cuidadosa e insegura, y está perfecto.
Los tres lo miraron desorbitados.
— No intentaré agradarte, Haein. Pero no somos los monstruos que crees.
Eme dejó el plato con panes sobre la mesa y se alejó despacio.

Kruel apareció por la puerta trasera y se sentó junto a Iaru. Los RDM saludaron al recién llegado.
— ¿Como es qué llegaron a acostumbrarse a vivir con humanos? —preguntó Iaru en general.
— Eres bastante curiosa. —dijo Luiz.
— Aunque no lo creas hace muchos años nuestras especies vivían en paz y armonía. —respondió el mayor de los RDM, Chakal, que ya se acomodaba en la mesa junto a una taza de té caliente.
— Cuéntale toda la historia. No todos los días tenemos invitados. —habló finalmente el cuarto RDM, Booker.
— Sucedió que un hombre se atrevió a traicionar a la Reina y esta desató su furia hacia los humanos.
— ¿Cómo fue qué la traicionó?
Chakal se quedó en silencio por unos minutos. Kruel lo miró con intriga.
— Aquel hombre se llevó a sus hijos. —dijo finalmente rascándose la cabeza— Uno de ellos iba a acceder al trono cuando crecieran pero su padre, el hombre humano, quiso evitarlo. En consecuencia se llevó a sus propios hijos lejos de su madre, la poderosa Reina Clarisse.
— Ellos son el fruto de una fuerte unión entre KSK y humanos, se suponía que esto iba a mantener la paz entre ambas especies por algunas décadas más pero no fue el caso—agregó Schulze encogiéndose de hombros.
— Wow, que mal. ¿Y dónde esta ese hombre humano?
— Dicen que lo tiene la Reina.
— ¿Y sus hijos? —preguntó con impaciencia Iaru.
Los RDM se miraron mutuamente.
— Nadie lo sabe.

Zakk llamó a Kruel desde una de las habitaciones.
— ¿Si? —preguntó el muchacho de ojos oscuros.
— Necesito hablar contigo, Kruel.
— Dime.
— Si KSK capturó a tus amigos será muy difícil sacarlos de allí con vida. Es mucho el riesgo.
— Lo sé, pero debo hacerlo. Ellos son importantes para mí.
— Eres igual a tu madre.
Kruel se quedó en silencio mirando al vacío.
— Iré a ayudarlos. —reafirmó.
— Solo intento protegerte.
— Lo se, pero ya soy adulto y puedo cuidarme solo.
— Para mi sigues siendo mi pequeño.
— Abuelo... ¿Sabías que la reina tuvo hijos con un hombre humano?
— Si Kruel, hace casi 24 años. —levantó las cejas y cruzó los brazos.
— ¿Y tienes idea de quiénes son ellos?
— Desconozco esa información, pero quizás en los libros de tu madre encuentre algo.

En las Montañas del FauriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora