2- Capítulo

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Valentín llegó temprano al aeropuerto, como siempre. Caminó por el hangar, observando los preparativos para el vuelo del día. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, proyectando sombras alargadas sobre el piso brillante. Respiró hondo, sintiendo la familiar mezcla de combustible y aire acondicionado. Este lugar siempre le había dado una sensación de hogar, incluso cuando no tenía uno.

Se dirigió hacia la sala de reuniones donde solía encontrarse con su equipo antes de cada vuelo. Al entrar, vio a Violeta sentada en una esquina, revisando su tablet con atención. Parecía absorta en su trabajo, pero al notar su presencia, levantó la vista y le dedicó una pequeña sonrisa.

-Buenos días, Capitán Valentín -saludó, con voz firme pero amable. Vestida con su uniforme, limpio, perfumado y, algo muy importante a recalcar, con una sonrisa que, según muchos de sus compañeros de trabajo: "una sonrisa que puede enamorar a cualquiera de un segundo a otro".

-Buenos días, Violeta. ¿Lista para otro día en el cielo? -Él no es como los demás, entonces sí, admitía interiormente que su sonrisa era muy atractiva, pero no era algo para exagerar. Tal vez porque hace bien su trabajo y actúa, allí, de firma completamente profesional y cortés.

Violeta asintió, guardando su tablet. Aunque había dormido poco la noche anterior debido a la ansiedad que siempre la acompañaba, se sentía más cómoda sabiendo que Valentín sería el piloto. Había algo en su presencia que le transmitía confianza, a pesar de su aparente frialdad.

-¿Qué tal estuvo tu noche? -intentó romper el hielo, sabiendo que una conversación amistosa podría hacer el vuelo más llevadero.

-Tranquila. Me gusta leer un poco antes de dormir. ¿Y la tuya?-prosiguió, simpática y sinceramente.

-También tranquila. Me gusta ver documentales, algo que me distraiga y me enseñe algo nuevo.

Ambos se miraron por un momento, evaluando la conversación. Aunque la interacción era simple, sentían que cada palabra, por más insignificante que pareciera, construía un puente, acercándolos un poco más.

El resto de la tripulación comenzó a llegar, y pronto todos estaban inmersos en la rutina previa al vuelo. Valentín revisó los detalles con su copiloto, mientras Violeta se ocupaba de coordinar a las azafatas y asegurarse de que todo estuviera en orden. A pesar del ajetreo, ambos se encontraron intercambiando miradas de vez en cuando, un reconocimiento tácito de su creciente familiaridad.

El vuelo despegó sin problemas y pronto el avión alcanzó su altitud de crucero. La cabina de pasajeros estaba en calma, con los pasajeros ocupados en sus propias actividades. Violeta se movía entre los asientos con una gracia natural, atendiendo a las necesidades de los viajeros con una sonrisa. Valentín, desde la cabina de mando, monitoreaba los instrumentos y se aseguraba de que todo funcionara perfectamente.

En un momento de tranquilidad, Violeta se acercó a la cabina de mando con una bandeja de café. Valentín la vio venir y se permitió una leve sonrisa.

-Parece que tenemos una pequeña pausa -comentó mientras aceptaba la taza de café.

-Sí, es agradable tener un momento de calma. ¿Te gusta el café?-curiosa, le preguntó.

-Mucho. Es casi una necesidad en este trabajo. ¿Y a ti?

-Me encanta, aunque intento no beber demasiado. La cafeína me pone un poco nerviosa.

Valentín asintió, comprendiendo. Sabía, o por lo menos lo presentía, que Violeta luchaba con su propia ansiedad, y apreciaba su sinceridad.

-¿Cómo te metiste en la aviación? -preguntó Valentín, genuinamente curioso.

-Siempre me ha fascinado viajar, conocer nuevos lugares. Y ser azafata me daba esa oportunidad, además de enfrentar mis miedos. ¿Y tú? ¿Siempre quisiste ser piloto?

-Sí, desde niño. Mi padre era piloto y siempre me llevaba a ver los aviones. Me enamoré del cielo desde entonces.-dió una revisión rápida a sus recuerdos, dando como resultado una sonrisa sincera y, para Violeta, muy genuina.

La conversación fluyó de manera natural, cada uno compartiendo pequeños fragmentos de su vida sin profundizar demasiado. Era un intercambio de historias y experiencias, una forma de conocerse sin desvelar los aspectos más íntimos de sus vidas.

El tiempo pasó rápidamente y pronto estaban preparándose para el aterrizaje. El vuelo había sido tranquilo, y ambos sentían una creciente camaradería que no habían anticipado. Al llegar a su destino, Valentín guió el avión a su posición de estacionamiento y comenzó los procedimientos de apagado.

-Buen trabajo, equipo -anunció, mirando a su alrededor con satisfacción. Cada día de trabajo era agotador, pero con su equipo y su propia motivación, era como estar en su paraíso privado.

Violeta le devolvió la mirada, asintiendo con una sonrisa.

-Fue un buen vuelo.

Mientras los pasajeros desembarcaban y la tripulación realizaba sus últimos deberes, Valentín y Violeta se encontraron de nuevo en la cabina.

-¿Tienes algún plan para esta noche? -preguntó Violeta, sin saber muy bien por qué. Quizás solo quería prolongar un poco más la conversación.

-Nada en particular. Tal vez salga a correr. ¿Y tú?

-Probablemente solo descansar. Ha sido una semana larga.

Se miraron por un momento, sintiendo una comodidad inesperada en la simpleza de su intercambio.

-Bueno, que descanses, Violeta.

-Igualmente, Valentín. Nos vemos mañana.

Se despidieron con una leve inclinación de cabeza y una sonrisa, y ambos se dirigieron a sus respectivos caminos. Aunque no habían compartido nada profundo, cada uno sentía que habían dado un paso importante hacia una amistad. La barrera invisible que los separaba se había debilitado un poco, permitiéndoles ver un atisbo del ser humano detrás del profesional.

Valentín caminó hacia su coche, pensando en la conversación. Había algo en Violeta que le intrigaba, una fuerza tranquila que resonaba con sus propias luchas internas. Y aunque aún era pronto, sentía una creciente curiosidad por conocerla mejor.

Violeta, por su parte, se dirigió a su apartamento sintiéndose extrañamente ligera. Había algo en hablar con Valentín que le había dado una pequeña chispa de confianza. Mientras se preparaba para descansar, sonrió al recordar la interacción. Quizás, pensó, había más en este trabajo de lo que había anticipado.

Y así, con la promesa de más vuelos y más conversaciones por venir, Valentín y Violeta cerraron otro día en el cielo, cada uno llevando consigo una pequeña chispa de posibilidad.

Una Vida Junto a Ti|+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora