« Epílogo »

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El sol brillaba intensamente sobre la lujosa mansión de Valentín y Violeta, donde una fiesta de cumpleaños vibrante y llena de vida se desarrollaba en el amplio jardín. Globos de colores y serpentinas decoraban el lugar, y los risueños gritos de los niños llenaban el aire.

Azrael, ahora un niño de once años, se movía con la energía y curiosidad propias de su edad. Su cabello oscuro, una mezcla perfecta de sus padres, caía desordenado sobre su frente mientras sus ojos, llenos de vivacidad, exploraban cada rincón de su celebración. Amigos y familiares se congregaban para celebrar este día especial, y entre los regalos de sus compañeros de clase destacaban camiones de bomberos, trajes de astronauta y juegos educativos.

Sin embargo, lo que realmente capturó la atención de Azrael fue un set de armas de juguete que brillaban con un atractivo casi magnético. Pistolas, rifles y cuchillos de plástico, meticulosamente detallados, ocupaban un lugar prominente en la pila de regalos. Azrael sonrió con una mezcla de inocencia y algo más profundo, algo que solo sus padres podrían entender.

-¡Mira, mamá! -Azrael corrió hacia Violeta, mostrando con orgullo su nuevo arsenal de juguetes-. ¡Son geniales!

Violeta intercambió una mirada significativa con Valentín. Aunque había una corriente de preocupación en sus ojos, también había aceptación y comprensión. El destino de Azrael, en muchos sentidos, ya estaba comenzando a definirse, aunque él aún no lo supiera.

-¿No quieres ser un policía, como tus amigos? -preguntó Valentín, arrodillándose a la altura de su hijo.

Azrael negó con la cabeza vigorosamente.

-¡No! Quiero ser un gran jefe, alguien fuerte y valiente.

Valentín rió suavemente, acariciando el cabello de su hijo. La semilla estaba plantada, y aunque el futuro era incierto, el camino de Azrael ya mostraba señales claras de un destino lleno de poder y misterio.

La fiesta continuó, pero en el aire quedó suspendida una sensación de anticipación, una promesa de aventuras aún no contadas. Y así, mientras los invitados reían y celebraban, Valentín y Violeta observaban a su hijo con una mezcla de orgullo y expectación, conscientes de que la historia de ellos, de esa familia oscuramente brillante, apenas comenzaba...

Una Vida Junto a Ti|+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora