Una Vida Junto a Ti|+18

15- Capítulo

El avión aterrizó suavemente en la pista privada de un aeropuerto discreto en un país extranjero. Valentín y Violeta intercambiaron una mirada cómplice mientras el avión se deslizaba hacia el hangar designado. El paisaje exótico y el calor del sol en sus rostros les recordaban que estaban lejos de casa, en una misión importante y cargada de emoción.

-Aquí estamos. Es hora de entregar el encargo y luego disfrutar un poco.

-Estoy lista. Vamos a hacerlo.

El hangar estaba custodiado por hombres de aspecto rudo, todos vestidos de negro y con miradas vigilantes. Al ver a Valentín, uno de los hombres asintió y se acercó para ayudar con la carga. Los diamantes fueron descargados cuidadosamente y llevados a un almacén seguro. El jefe del operativo, un hombre con una cicatriz en la mejilla y una actitud autoritaria, se acercó a Valentín.

-El jefe está satisfecho con tu trabajo, Valentín. Aquí tienes tu pago.

Le entregó un maletín lleno de dinero en efectivo. Valentín lo tomó y lo guardó, sin apartar la mirada del hombre. Sabía que en su mundo, la confianza era efímera y la lealtad se medía en actos, no en palabras.

-Agradezco la confianza. Seguiremos en contacto.

Con el trabajo terminado y el negocio concluido, Valentín y Violeta se permitieron relajarse un poco. Salieron del hangar y se dirigieron al centro de la ciudad, dispuestos a disfrutar del lugar y de la compañía del otro.

El paisaje urbano era vibrante y lleno de vida. Las calles estaban llenas de gente, mercados bulliciosos y tiendas de todo tipo. Valentín tomó la mano de Violeta mientras caminaban, sintiendo la conexión y la energía que compartían.

-Vamos a explorar y ver qué encontramos.

-Estoy emocionada. Este lugar es increíble.

Pasearon por los mercados, admirando la artesanía local y los productos exóticos. Valentín no pudo resistirse a comprarle a Violeta un collar de jade y unos pendientes de oro, que ella aceptó con una sonrisa encantadora.

-No tenías que hacerlo, pero gracias. Son hermosos.

-Te mereces esto y más. Quiero que siempre tengas algo que te recuerde este momento.

Continuaron explorando, deteniéndose en pequeños cafés y probando la comida local. El sabor y los aromas eran nuevos y excitantes, y cada bocado parecía intensificar la conexión entre ellos. Valentín no dejaba de mirarla con admiración, fascinado por su belleza y la forma en que se movía con gracia y confianza.

-¿Sabes? Este es uno de los días más felices que he tenido en mucho tiempo.

-Para mí también, Valentín. Estar aquí contigo es lo mejor que podría haber pedido.

Mientras caminaban, llegaron a un parque lleno de flores exóticas y fuentes elegantes. Se sentaron en un banco, disfrutando de la tranquilidad del lugar. Valentín se inclinó hacia Violeta y la besó suavemente, sus labios encontrándose en un gesto de amor y deseo.

-Te amo, Violeta. Cada día más.

-Y yo a ti, Valentín. Nunca pensé que sentiría algo así.

Sus besos se volvieron más apasionados, y el mundo a su alrededor pareció desvanecerse. Estaban en su propio universo, donde solo existían ellos dos y su amor. Valentín la abrazó con fuerza, sintiendo su corazón latir al unísono con el de ella.

Después de un rato, continuaron su paseo, deteniéndose en una tienda de ropa elegante. Valentín le compró a Violeta un vestido de seda que realzaba su figura y un par de zapatos de tacón alto. Ella se probó el vestido, girando para mostrarle cómo le quedaba.

-¿Te gusta?

-Estás espectacular. No puedo quitarte los ojos de encima.

Siguieron caminando, disfrutando de cada momento juntos. Valentín no dejaba de sorprenderla con pequeños gestos y regalos, demostrando su amor de manera tangible. Entraron a una joyería, donde Valentín compró un anillo de diamantes que colocó suavemente en el dedo de Violeta.

-Es hermoso. Gracias, Valentín.

-Quiero que siempre lleves un pedazo de mi amor contigo.

Se abrazaron de nuevo, sintiendo la fuerza de su conexión. El día avanzaba, y decidieron detenerse en un restaurante exclusivo para cenar. La comida era exquisita y el ambiente íntimo, perfecto para ellos.

-Esto es increíble, Valentín. No quiero que este día termine.

-Tampoco yo, Violeta. Pero aún nos queda mucho tiempo juntos.

Después de la cena, regresaron al hotel de lujo donde se estaban hospedando. La suite era opulenta, con vistas panorámicas de la ciudad y un ambiente romántico. Valentín la llevó a la habitación y la besó profundamente, sintiendo cómo la pasión crecía entre ellos.

-Eres todo lo que siempre quise y más, Violeta.

-Y tú eres mi todo, Valentín.

La noche se llenó de amor y deseo mientras se entregaban el uno al otro. Sus cuerpos se movían en perfecta sincronía, cada caricia y beso cargados de emoción y conexión. Valentín exploraba cada rincón de su cuerpo, deleitándose en las respuestas de Violeta a su toque.

-No puedo imaginar mi vida sin ti.

-Ni yo la mía sin ti, Valentín.

La intensidad de su amor y su pasión los llevó a nuevas alturas de placer. Cada momento era una declaración de su devoción y su deseo de estar juntos. Se quedaron despiertos hasta tarde, disfrutando de la intimidad y la cercanía que compartían.

Finalmente, exhaustos pero satisfechos, se quedaron dormidos en los brazos del otro, sabiendo que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo y que siempre encontrarían la manera de estar juntos.

Al día siguiente, se despertaron abrazados, con una sensación de paz y satisfacción. Sabían que tenían que regresar a casa, pero el recuerdo de su día juntos en ese país exótico quedaría grabado en sus corazones para siempre.

-¿Listos para volver, Violeta?

-Sí, Valentín. Pero nunca olvidaré este día. Gracias por todo.

-Gracias a ti por estar a mi lado. Siempre.

Se prepararon para el vuelo de regreso, sabiendo que, sin importar a dónde los llevara la vida, siempre tendrían su amor y su conexión para guiarles. Y así, con el corazón lleno de amor y la mente llena de recuerdos, despegaron una vez más, listos para enfrentar juntos cualquier desafío que el futuro les deparara.