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𝑳𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒏 𝒃𝒂𝒕𝒂𝒍𝒍𝒂

El dojo, antes un santuario de paz y entrenamiento, se había convertido en un campo de batalla. La señal de Toji resonó en el aire, y todos se lanzaron a la acción, conscientes de la gravedad de la amenaza que enfrentaban.

Suguru fue el primero en moverse, avanzando con determinación hacia la fuente del mal que acechaba en las sombras. Con movimientos precisos y letales, lanzó su ataque inicial, desatando una ola de energía que iluminó la noche.

_Alice, mantente cerca de mí,_ ordenó Toji mientras se movían juntos, cubriéndose mutuamente con una sincronización perfecta. Alice asintió, su espada en alto, lista para enfrentar cualquier amenaza.

De la oscuridad emergieron las criaturas que había advertido Toji, sombras grotescas y deformes que se movían con una velocidad y fuerza aterradoras. Suguru las enfrentó de frente, su energía pura y abrumadora rompiendo sus defensas con facilidad.

_¡No bajen la guardia!_ gritó Suguru, desatando otra ola de ataques.

Alice y Toji se encontraron rodeados rápidamente. Con una destreza impresionante, Toji despachaba a las criaturas una tras otra, su espada cortando el aire con una precisión mortal. Alice lo imitó, utilizando la técnica que había perfeccionado en su entrenamiento.

En medio del caos, una risa resonó por el campo de batalla. Sukuna, con su típica sonrisa sardónica, se movía a través de las hordas de enemigos con una gracia casi felina. Cada movimiento suyo era una obra de arte letal, su poder evidente en cada golpe que lanzaba.

_Vaya, parece que la fiesta ha comenzado,_ comentó Sukuna, su tono cargado de burla.

Alice lo miró de reojo, manteniéndose enfocada en su propia pelea. Aunque desconfiaba de Sukuna, no podía negar su eficacia en combate. _Concéntrate, Alice,_ se recordó a sí misma, bloqueando un ataque y contraatacando con fuerza.

Las criaturas parecían interminables, pero la determinación del grupo no flaqueaba. Cada uno de ellos luchaba con todo lo que tenía, sabiendo que sus vidas y las vidas de aquellos a quienes amaban dependían de ello.

Suguru, en el corazón de la batalla, era una fuerza imparable. Su conexión con Alice le daba una fuerza adicional, una razón para seguir luchando sin importar el costo. Cada vez que sus miradas se cruzaban, sentía una renovada oleada de determinación.

_¡Alice, a tu izquierda!_ gritó Suguru, lanzando un ataque que derribó a varias criaturas al mismo tiempo.

Alice giró justo a tiempo, su espada destellando bajo la luz de la luna mientras cortaba a través de un enemigo que se acercaba. _Gracias, Suguru!_ respondió, su voz llena de gratitud y concentración.

Toji, implacable como siempre, mantenía su posición junto a Alice, sus habilidades tácticas demostrando ser cruciales para mantener la formación. _Sigue así, Alice. Estamos ganando terreno._

La batalla continuó, con cada uno de ellos enfrentando oleadas de enemigos con una combinación de fuerza bruta y estrategia precisa. Las habilidades únicas de cada miembro del grupo brillaban en medio del combate, creando una sinfonía de caos y destrucción.

Sukuna, disfrutando del frenesí de la batalla, lanzó un vistazo hacia Alice, su sonrisa más amplia que nunca. _Espero que estés disfrutando esto tanto como yo, querida._

Alice no respondió, enfocada en mantener su ritmo y proteger a sus compañeros. La batalla era feroz, pero sabía que tenían una oportunidad de salir victoriosos si continuaban luchando juntos.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, las criaturas comenzaron a disminuir. La fuerza combinada de Suguru, Alice, Toji y Sukuna estaba demostrando ser demasiado para las fuerzas oscuras que los atacaban.

Suguru, respirando con dificultad pero con una mirada de triunfo, gritó: _¡Estamos cerca de la victoria! No se rindan ahora._

Alice, sintiendo una oleada de esperanza, redobló sus esfuerzos. Con cada golpe y cada corte, sentía que estaban un paso más cerca de asegurar su futuro.

Cuando la última criatura cayó, un silencio tenso se apoderó del campo de batalla. El grupo se quedó inmóvil, respirando pesadamente, pero con la satisfacción de saber que habían sobrevivido a la prueba.

Suguru se acercó a Alice, sus ojos llenos de orgullo y alivio. _Lo logramos, Alice. Lo hicimos juntos._

Alice, sintiendo una mezcla de cansancio y alegría, asintió. _Sí, lo hicimos._

Toji, siempre pragmático, comenzó a evaluar los daños y planificar los próximos pasos. _Debemos estar preparados para cualquier cosa. Esto no ha terminado._

Sukuna, con una risa baja, añadió: _La verdadera diversión apenas comienza._

Mientras el grupo se recuperaba, sabían que aunque habían ganado esta batalla, la guerra estaba lejos de terminar. Pero, con la fuerza de su unidad y la determinación de proteger lo que amaban, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que viniera.

𝑴𝒊𝒅𝒏𝒊𝒈𝒉𝒕 𝑺𝒐𝒓𝒄𝒆𝒓𝒆||. Suguru GetoxReader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora