Belleza // Bakudeku

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Ser o no ser: he aquí el problema. ¿Cuál es más digna acción del ánimo: sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? - Hamlet (William Shakespeare)

Katsuki Bakugo siente que algo ha cambiado en su interior, siente que su estabilidad se quiebra en la posibilidad de un cambio, en el avistamiento de un nuevo él que quiere salir. No sabe si es por la propuesta de Camie, cuya inexperiencia le llama a lanzarse como un adolescente a los brazos del mundo "adulto" del que se ha privado por un ideal que ni siquiera cree; el del sexo con amor. O si esta sensación de ansiedad es por lo que sea que haya cambiado entre Izuku y él.

Han pasado varios días desde que Izuku lloró frente a Katsuki. Después de lo ocurrido, hablaron como si nada hubiera pasado. Izuku por su parte, intentaba no darle vueltas a la cercanía que tuvieron ni en alimentar su esperanza, sin embargo, sentía en su piel grabada la sensación del tacto del contrario, sentía corrientes eléctricas por su cuerpo y su corazón bombeaba más rápido. Quería darle rienda suelta a estas emociones que querían salir, pero su lado más racional le decía que arruinaría todo. Katsuki, sentado frente él, solo lo escuchaba hablar sin parar, mie

ntras él comía y hablaba llenando cualquier silencio que se generara, como queriendo ignorar todo lo que pasó; Katsuki así lo entendió, así que intentó deshacerse de la sensación inexplicable que le había empapado desde que lo había abrazado. Respondía con breves comentarios o sonidos de afirmación, porque muy dentro de él surgía la necesidad de hacerlo de nuevo y no entendía ni quería saber la razón.

Algo ha rondado por la cabeza de Katsuki desde que abrazó a Izuku; ¿que se sentirá dormir abrazado a él? No sabe porqué, pero le gustaría poder experimentar eso; estar abrazando a Izuku, oliendo su olor y sintiendo sus respiraciones en su pecho. Hay días donde Katsuki despierta entre sueños, en realidad, son pesadillas que lo atormentan desde sus años escolares, donde es abandonado por Izuku y se va un lugar lejano donde no lo puede encontrar, o bien, le dice que ya no le quiere. En otras ocasiones, sueña en los momentos cuando le hacía bullying y vuelve a mirarlo con miedo, desilusión, decepción y tristeza. Hay días donde es tanta la angustia que no puede volver a dormir, necesita reafirmarse que las cosas han cambiado, que él ha cambiado y que Izuku lo quiere.

Por lo regular son sueños con Izuku, pero a veces también es atormentado por sus padres, en escenarios donde ellos le dicen que están decepcionados de él, o que es un fracaso. En cualquiera de los casos, siempre despierta con la respiración acelerada y con una capa de sudor en su cuerpo. Y por alguna razón, siente que dormir abrazado a Izuku va a silenciar todos sus miedos.

No sabe con certeza porqué lo sentó en sus piernas, no era algo que Izuku pidiera, pero sintió que más cercanía haría que se relajara, o quizás era para su propia angustia; en situaciones así no sabe muy bien qué hacer, y verlo en ese estado de vulnerabilidad le superó en todo sentido.

Cuando Izuku se apoyó en su cuello, sentía su respiración agitada rozandole la piel, le daban escalofríos pero a la vez no le disgustaba. Olía muy rico y el calor que desprendía su cuerpo era muy acogedor. Lo que no le gustaban eran los temblores que hacía, así que solo atinaba a darle caricias en la espalda. Cuando lo miró directamente a los ojos, olvidó como respirar, se sentía cohibido por tal cercanía pero a la vez, no podía dejar de mirar sus ojos; nunca los había visto bien, eran hermosos, ahora entiende porque se dice que los ojos son la ventana del alma; el alma de Izuku tiene una belleza de otro mundo. Nunca lo iba a admitir, pero sus pecas eran lo que más le gustaba de su rostro, tanto así que las había contado un día cuando Izuku se durmió en el sillón, se acercó y lo miró por un largo tiempo. Sintió que estaba haciendo algo prohibido.