"Una noche de verano me quedé dormido con la esperanza de que el mundo sería otro cuando despertara. En la mañana, cuando abrí los ojos, el mundo era el mismo"
Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (Benjamin Aire Saenz).
A oscuras, entre sonidos de una cama crujiendo con sutileza, y el calor compactado reflejado en la ventana condensada por la humedad, Izuku mete con atrevimiento una de sus manos debajo de la polera de Katsuki mientras lo besa. Ante el tacto helado, Katsuki suelta un quejido pero no se aleja, por el contrario, busca más proximidad al cuerpo de Izuku, lo toma de la cintura para atraerlo con necesidad hacía sí mismo. Ansia sentirlo en cada parte de su cuerpo. Luego de un momento, rompen el beso buscando oxígeno, y sueltan jadeos por la intensidad desbordada. Katsuki abre sus ojos y se encuentra con su mirada, por la escasa luz solo puede ver algunos rasgos de su rostro y el brillo de sus ojos.
Retoman la tranquilidad de sus respiración e Izuku eleva su tórax del pecho de Katsuki, está sentado a horcajadas de él. Izuku, déjame mirarte. Le dice en un susurro. Apoya sus manos en la cama para levantar su torso y quedar frente a Izuku, no quería más distancia.
Está bien. Ante la afirmativa, Katsuki extiende su mano hasta el interruptor de la lámpara, al prenderla observa la íntima cercanía de sus pelvis, el cómo están fusionados desde esta parte de sus cuerpos. Observa su rostro y ve los estragos que han dejado las lágrimas en el tono rojizo de sus ojos, debajo de estos y sus mejillas, aunque cree que estos últimos tienen ese color por otra razón, mira sus labios y estos están algo hinchados pero brillantes. Toma su rostro con delicadeza y deja un casto beso en su nariz. Me hace cosquillas. Le dice mientras la arruga.
Katsuki sonríe ante la expresión de Izuku y procede a dejar sutiles besos por su rostro mientras que con uno de sus brazos rodea su cintura para atraerlo más a su pecho. Comienza a besar su cuello y este recarga su cabeza hacía un lado para darle más espacio. Siente el calor subir por su sistema con cada roce de sus labios contra su piel. En un arrebato de deseo, Katsuki muerde suavemente el cuello de Izuku, saliendo un jadeo en respuesta. Katsuki piensa que es el mejor sonido que ha escuchado en su vida, le gustaría poder grabar cada sonido que salga de la boca de Izuku y poder reproducirlo cuando quisiera, cuando ya no estuviera.
Kacchan. Susurra Izuku mientras se pone a merced de Katsuki. Siente que flota en olas de placer. Toma del cabello a Katsuki para atraerlo a las zonas que más lo hacen sentir complacido. Lo sujeta con fuerza y guía sus movimientos, mientras que con sus caderas busca fricción con el cuerpo de él. Katsuki ama escuchar su apodo con ese tono de voz agudo, se siente en la gloria. Sulta algunos gemidos involuntarios por el calor avasallador de satisfacción que siente al darle placer a Izuku, permitiendo que este suelte ese tipo de sonidos. Quiere devorar cada parte de su cuerpo.
Izuku. Suelta cerca de su oído, sintiendo como este se estremece por el acto. ¿Puedo sacarte la ropa?
Izuku asiente y con timidez comienza a levantar su polera, la que fue sacada con desesperación por Katsuki. Izuku siente que flota siendo tocado por la persona que siempre deseo, por quien ha anhelado toda su vida. Ahora puede corroborar todas sus hipótesis sobre la piel de Katsuki, la firmeza de su abdomen, su expresión deseante y los diversos sonidos sexuales de su voz, cree que ha tocado el cielo y por un breve instante olvidó todo dolor y sufrimiento. Allí, entre sus brazos, se sintió a salvo de sus propios demonios, aunque solo fuera un placebo con efectos que caducarían
En esa habitación tocaron con suavidad el cuerpo del otro, admiraron la diferencia y besaron la confianza de despojarse de sus prendas. Al desnudo, rozaron sus pieles y en el calor compartido, se cobijaron de la realidad de una separación. Se besaron con ahínco, dejaron marcas que esperan puedan durar lo suficiente para apaciguar el dolor de la distancia. Se sumergieron en el otro y comprendieron finalmente aquello que había hecho un vacío en su relación.
Katsuki entiende, al fin, aquella parte que Izuku reprimía de él. La versión desamparada de las noches, y el vacío en sus ojos, ahora es capaz de comprender cada parte de Izuku y llora entre sus brazos, apoya su cabeza en su pecho y se impregna del calor que desprende su cuerpo, escucha los acelerados latidos de su corazón y siente como Izuku juega con su pelo. Dentro del gozo de comprender a cabalidad su persona, piensa en lo efímero de dicha imagen, en cómo una vez Izuku emprenda su camino de autodescubrimiento, pasará a ser nuevamente un desconocido, cuya interrogante deseará descifrar. Sabe que lo que vive en este momento se va a evaporar como el aire, solo le queda absorber lo más posible de la experiencia, y capturar en su memoria cada detalle para posteriormente revivirlos.
Izuku siente las lágrimas de Katsuki tocar su pecho, revive la realidad de su partida y se le oprime el pecho por la repentina vuelta al inminente final. Abraza con fuerza a su amante y aspira el olor de su pelo. Finalmente, se quedan dormidos abrazados en la tranquilidad construida del calor de sus cuerpos.
Katsuki es el primero en despertar por la luz que entra por la ventana. Decide levantarse con sutileza para no despertar a Izuku. Cierra las cortinas, observa la hora en su celular y se percata que habían dormido unas escasas tres horas, aún quedan un poco de tiempo antes de que sonara la alarma de Izuku para el inicio de la jornada. Vuelve a acostarse al costado de Izuku y contempla la tranquilidad que expresa su rostro. Entrelaza sus piernas con las de él y se recuesta en su pecho para volver a dormir.
Cuando la alarma sonó, Katsuki la apagó rápidamente, observó el rostro de Izuku y vio el ceño fruncido de desagrado. Sonrió enternecido por la expresión. Izuku, despierta. Le dice con suavidad mientras deposita un beso en su frente. Tienes que ir a clases.
No quiero. Le dice con desagrado por interrumpir su profundo sueño. Con el pasar de los segundos se fue dando cuenta de dónde y con quien estaba, siento que se le subían los colores a la cara. Estaban desnudos.
¿Te estás avergonzando ahora? lindo. Hazte cargo de los chupones que me hiciste, mi cuello parece cualquier cosa menos un cuello. Ah, tienes un lindo trasero, aunque siempre lo he pensado. Sonríe por la reacción de extrema vergüenza de Izuku con su cuerpo, tapándose bruscamente con las mantas para ocultarse.
Kacchan, yo...
Tienes que ir a clases, pecas. Lo interrumpe a la vez que intenta ocultar la sensación de vacío que devino del tono de voz que ocupó Izuku. Aún no quiere la conversación.
¿Pecas?, ¿ahora soy pecas?
Mira con detenimiento de pies a cabeza el cuerpo de Izuku mientras sonríe divertido. Sí, ya que tienes por todos lados.
¡Kacchan!
Hablemos cuando vuelvas, primero ve a clases. Sé que odiarías faltar. Te esperaré aquí en casa. Le dice mientras se para de la cama, suelta una risa estruendosa ante la desesperación de Izuku por evitar mirar su cuerpo. Oye, que no hay nada que no hayas visto ya.
¡Es diferente con luz!
Ya, pues sí, pero besaste y lamiste cada parte de mi cuerpo, así como yo lo hice con el tuyo, no sé de qué te avergüenzas. Iré a hacer el desayuno, tonto-pecas. No te demores. Se pone sus pantalones y sale sin camisa de la habitación. Quería aprovechar al máximo la oportunidad de avergonzar a Izuku, más aún cuando lo ha dejado lleno de marcas.
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Holi, ya estamos por llegar al final <3
Espero poder terminarlo este mes UnU acabo de entrar a mi práctica y alto miedo soy frkgbek
Gracias por darle una oportunidad a la historia <3 uwu
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Belleza // Bakudeku
FanfictionIzuku Midoriya y Katsuki Bakugo llevan toda su vida teniendo dificultades para mantener una relación sana. Con un historial de bullying y varios problemas de comunicación, es que estos amigos se embarcan en un viaje de autodescubrimiento intentado r...