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A veces me parece que eso es lo único que he conseguido hacer por los demás en este mundo, arruinarles la vida...

El juego del ángel (Carlos Ruiz Zafón)




Ante el silencio que se instauró en la habitación, Katsuki comprende que será él el que tendrá que dar el primer paso. Necesitamos hablar, Izuku. Para de evitarme, por favor. Le suplica mientras se reincorpora en la cama, se sienta para quedar apoyado en el respaldo de la cama.

Izuku se acerca a la ventana para abrir las cortinas dejando entrar la iluminación de la ciudad, no quería prender la lámpara. Lo sé, Kacchan. Decide sentarse en la cama, quedando frente a la persona que ha evitado los últimos días. Siente los latidos de su corazón en su cabeza, realmente no quería afrontarlo.

Lo lamento, siento haberte besado cuando nos retó Mina, no me paré a corroborar que tu también lo quisieras hacer. También lamento haberte reprochado que sí lo hacías con otras personas pero conmigo no. Se apresuró a decir mientras se entierra las uñas en la palma de sus manos por la intensidad de sus emociones. Piensa que cada vez se le hace más fácil disculparse con Izuku, ahora es casi experto, esto hace años hubiera sido impensado.

Izuku era un mar de pensamientos. Los últimos días había muerto, llegado al plano astral, renacido y madurado; todo a la vez. Se sentía abrumado por la metamorfosis a la que se sometió una vez fue besado por Kacchan, y es que ese momento que debió significar la cúspide de felicidad de ser correspondido o la satisfacción efervescente de cumplir sus deseos sexuales, pasó a ser el evento que le haría abrir los ojos sobre sí mismo y ahondar en su propio vacío, uno que ya no era posible llegar solo con amor. No era suficiente.

Le llevó varios días asumir que, nuevamente, justo cuando está al alcance de su mano, algo interrumpe la concreción del contacto. Este despertar de su profundo dolor, jamás podría ser suplido por otra persona, debía hacerlo él mismo, y para eso, debía dejar de aferrarse a Katsuki y emprender un camino de autodescubrimiento solo.

Te amo. Le dijo luego de un extenso silencio intentando buscar las palabras correctas para dar el siguiente paso a su develamiento. Siempre te he amado, Kacchan. Te he amado tanto que ya no tengo amor para mí mismo. Sentenció con amargura, volviéndose inevitable el dolor instantáneo en su pecho al ver la expresión de confusión en el rostro de Katsuki.

No entiendo. Respondió automáticamente, se había sentido flotar en las nubes por un breve instante para luego aterrizar con violencia contra el piso. Yo te amo, Izuku. Te amo tanto que duele. Dijo para luego acercar su cuerpo hacía donde se encontraba él para poder visualizar mejor su rostro bañado por la oscuridad de la habitación. Se siente colgando de un hilo, siendo su felicidad la que caerá al vacío si lo estropea.

...No puedo, Kacchan. Siente cómo se deshizo el nudo que tenía en su garganta una vez dijo esas palabras, sus lágrimas caían como gotas en una ventana de un día lluvioso.

¿A qué te refieres? Los dos amamos, no entiendo. Dijo con un leve tono molesto, no porque estuviera enojado, es solo que en situaciones como estas es que el enojo aflora en su cuerpo de forma natural. En realidad siente una mezcla de confusión, insatisfacción y tristeza.

No es suficiente el amor que tenemos para reparar lo destrozado que estoy. Sentenció Izuku con dolor. Llevo tanto tiempo siguiendo tus pasos que no sé qué me gustaría hacer a mí, tengo mis pies llenos de heridas de tanto seguirte que ya no doy más. Eleva su vista una vez siente como Kacchan sostiene sus manos con ternura, se le oprime el pecho al sentirlo tiritar, casi como si buscara afirmarse de él para sobrellevar lo que este pasando por su cabeza. Nunca se había percatado de lo cálidas que eran las manos de Katsuki, se sentían bien al tacto.

Belleza // BakudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora