Era guapo, conducía un coche sexy y siempre tenía una chica del brazo. Parecía el hombre ideal, pero era todo lo contrario. Mi nombre es Felix, y soy uno de esas chicas. No estoy aquí por voluntad propia, me obligaron a ser su "mascota". Le gustaba...
Advertencia de Activación: Este capítulo incluye escenas que contienen intentos de violación y cortos. Los temas abordados son explícitos y oscuros.
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Lo miré fijamente, sacudidas de dolor atravesándome por todo lo que ha pasado hoy. Sus ojos eran oscuros; siempre habian sido así, pero esto era diferente, como si realmente hubiera estallado, estaba harto de mí; me iba a matar, tal como hizo con la otra mascota que alguna vez tuvo. Hyunjin volteó la navaja en sus manos, sus dedos sorprendentemente elegantes jugando con ella.
-No sé por qué te he aguantado tanto tiempo -dijo Hyunjin, admirando el pequeño objeto en su mano-. Quiero decir, ¡me vuelves loco! - me gritó, su rostro mirándome fijamente ahora.
Estaba aterrorizado de él. Mis instintos me decían que me rindiera y simplemente hiciera lo que él dice para poder vivir, pero yo, como persona que me decía a mí mismo que me defendiera, preferiría morir antes que hacer todo lo que él me dice.
-Tú no haces lo que te digo -me miro con calma, anticipando el dolor que iba a causar-. Tú siempre respondes -Hyunjin vino hacia mí y yo retrocedí, poniéndome rígido una vez colocó la en mi mejilla, se rió entre dientes-. Todavía no pareces entender quién soy -dijo, deslizandolo suavemente por mi mejilla, todo lo que sentía era el metal frío.
-Sé quién eres -le respondí.-. ¡Un maldito idiota, eso es lo que eres! -le grité.
Hyunjin jadeo antes de estrellar su puño contra la pared, justo al lado de mi cabeza, haciéndome estremecer y hacer una mueca de miedo.
-¿Crees que esto es gracioso? -me gritó antes de agarrar mi cabello y ponerme de pie.
Grité por el dolor antes de que me tirara contra ella y me inmovilizara.
-Así es, grita Felix- dijo antes de comenzar a clavar la navaja en mi muñeca. -Quiero escucharte -arrastró el filo por mi piel de manera lenta.
Estaba llorando ahora, mi mano derecha agarrando la camisa de su espalda, anhelando qué me soltará, que quitara ese maldito objeto de mi cuerpo.
-Hyunjin, por favor.- rogué por el dolor insoportable.
Sacó el filo y dejó escapar un suspiro antes de volver hacia mí para sonreír ante el dolor en mi rostro. Soltó mi muñeca y cayó al lado de mí cuerpo, estaba demasiado asustado para moverme, además de que el dolor no hacía más que aumentar. Tomó mi rostro haciéndome mirarlo para luego apoyar su frente en sobre la mía, el sudor filtradose en nuestras pieles.
-Dios, me enciende tanto cuando gritas.- soltó sonriendome.
-¡Déjame ir! -le grité, el pánico corriendo por mi cuerpo.
-¡Nunca te callas! -Hyunjin me gritó-. ¿Tal vez debería cortarte ahora la lengua? -dijo-. O podría cortar algo más -dijo mientras pasaba el cuchillo por mi pecho.
