La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por todo el mundo entre los fanáticos del deporte.
Lola, es una chica directa y sin miedo a decir lo qu...
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LOLA GÓMEZ
El aire fresco y el olor salado de la playa se hacía notar con más intensidad en cada cuadra que haciamos, trate de disfrutar lo maximo posible el trayecto hacia ella, pues ir a la playa no es algo que disfrutara demasiado. Era la única cosa después de mi madre que odiaba con sinceridad, solo la soportaba en escasas situaciones, y no estaba segura de hacerlo hoy.
Por lo tanto me limite a sentarme sobre el respaldar del asiento trasero de mi descapotable que estaba siendo manejado por Charles. Si, tengo un hermoso apego hacia los autos descapotables, más si hacia calor.
A mi lado iba Mauro, quien tenía su brazo apoyado sobre mis piernas para que mi falda no se levantará a causa del viento, del otro lado lo tenía a Lando disfrutando de la brisa conmigo, y Addie estaba de copiloto subiendo los temas que pasaban por la radio, dejando que la letra y ritmo de Moth to a flame resonara a nuestro alrededor, mientras cerraba mis ojos y dejaba que el viento llevara mis cabellos a donde quisiera, dejandome sentir esa sensación de libertad una vez más.
—¿Cómo haces eso? —me pregunto Lando haciendo que saliera de mi trance.
—¿Hacer que? —volvi a preguntar algo confundida, pues no entendía a qué se refería.
—Ser tan relajada... Haces ver qué la vida es maravillosa. —explico.
En ese momento la imagen de mi abuelo apareció en mi mente y el recuerdo de aquel verano en Italia me hizo sonreír, recordándolo tan relajado, cantando las canciones de aquel cd que habia comprado solo porque estaba en descuento. Yo admiraba a ese hombre, su tranquilidad, pasión y amor por la vida a pesar de que está lo golpeara varias veces, su escencia y ese verano fue algo que marco un antes y un después en mi vida.
La pregunta de Lando en parte me da gracia, y no porque sea tonta, si no porque le había preguntado algo similar a mi abuelo años atrás.
—Y lo es Lando. —le respondí con una sonrisa. —A veces solo tienes que olvidar tus problemas, cerrar los ojos y disfrutar de la brisa... —comente haciendo que me mirara como si fuera una loca total, y me rei ante eso. —Vamos, cierra tus ojos y no pienses en nada mas que el viento.
Lando me hizo caso, cerró sus ojos y al rato lo pude ver sonreir, ya con eso me dedique a seguir disfrutando del poco trayecto que nos quedaba.
Cuando sentí la brisa disminuir y el auto frenar, fue cuando abrí mis ojos y supe que habiamos llegado a la playa. Addie fue la primera en bajar corriendo cuesta abajo hacia el mar, seguida de Lando. Mauro me miró suplicante, el sabía que no iría con ellos, aun asi su intento de convencerme me hizo sonreír.
—No me hagas esa cara, no voy a ir. —negue sentándome bien en el asiento.
—¿Segura? —asenti. —¿Segura segura segura? —volvi a asentir y suspiro rendido. —Voy un rato y vuelvo entonces.
