La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por todo el mundo entre los fanáticos del deporte.
Lola, es una chica directa y sin miedo a decir lo qu...
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4de julio 2023 Halifax, Inglaterra
—¿Charles a donde vamos? —le pregunté por undécima vez en lo que llevábamos de viaje en avión, que a decir verdad no era mucho.
—Ya vas a ver cuando lleguemos. —repitio lo mismo que las otras diez veces.
Había sido engañada tanto por Max como por Charles para subirme al avión en el que estaba ahora. Mi compañero de equipo me dijo que nos iríamos juntos a Gran Bretaña, pues ahí sería la próxima carrera, pero cuando subi al avión solo estaba Charles. Juro que si no estuviéramos a días de cumplir un mes de relación (o más bien intentando formar una) y si no supiera que es una figura publica tomaría esto como un secuestro.
Hasta ahora no había dicho ni una palabra de adónde nos dirigiamos o que era lo que haríamos, pero me mantenía paciente (entre muchísimas comillas) esperando a aterrizar.
—¿Falta mucho? —pregunte con un puchero en mi rostro que Charles no se contuvo de besar.
—No, en unos minutos tenemos que estar aterrizando. —me sonrió luego de fijarse en la hora de su reloj.
Cuando el avión por fin aterrizó y pensé que podría ver y saber a dónde habíamos llegado, Charles me vendo los ojos con una bandana privandome de la visión.
—¡Charles! —me queje. Me estaba muriendo de curiosidad.
—Será solo por un momento. —me prometio agarrando mi cintura para guiarme hasta lo que parece ser un auto.
—Te puedo denunciar por secuestro ¿Sabes? —voltee en su dirección a pesar de que no podía verlo, solo escuche su risa. Creo que era cosa mía pero cada vez que la escuchaba se volvía más perfecta.
El solo beso mi cabeza poniendo música en el estereo del auto que me sirvió para entretenerme un poco durante el viaje. Maldecia esa bandana por no dejarme ver a Charles manejando, lo había visto un par de veces, y no me gustaba mucho eso de ser copiloto, pero con la vista de Charles manejando podría sentarme en el asiento de al lado sin chistar por el resto de mis dias.
Al frenar el auto lo escuché bajar primero y antes de que yo pudiera hacer lo mismo el ya me estaba abriendo la puerta y sosteniendo mi mano para ayudarme. Sonreí por inercia ante esto. Antes me parecía algo absurdo e innecesario que un hombre te abriera la puerta del auto, pero con Charles eso parecía no molestarme en lo absoluto, era como si el tuviera el poder de inhibir los pensamientos negativos que tenia sobre el amor y las relaciones.
—Reserve una habitación en el primer piso para que no tuvieras que usar elevador, se que no te gustan. —me dijo cerca del oído, aunque el silencio del lugar era tan limpio que si hubiera susurrado lo más bajo posiblr aún lo hubiera escuchado sin problemas.
