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El tono de llamada de mi teléfono resonaba a lo lejos en mi cabeza que mientras abría mis ojos más me dolía

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El tono de llamada de mi teléfono resonaba a lo lejos en mi cabeza que mientras abría mis ojos más me dolía. Agarre el teléfono a a mi lado y contesté como pude mientras trataba de conectar dos simples neuronas para poder hablar.

¿Lola? ¿Dónde mierda estás? —La voz de Margot se escuchaba realmente enojada.

—En mi habitación del hotel supongo. —conteste aún adormilada, sentándome en la cama.

Estoy acá y vos no querida. —dijo con un tono irónico. —Venis ya para acá, que tenés que entrenar para la carrera del domingo.

Y dicho eso corto la llamada y ví la pantalla con el ceño fruncido. Quien diría que una persona tan joven podía almacenar tanto enojo en su interior. Me mantuve un rato sentada sobre la cama, sentía un frío en el cuerpo y al mirar para abajo me di cuenta de que estaba desnuda.

—Ay la puta. —insulte por lo bajo.

Mire a mi alrededor dándome cuenta de que estaba en una habitación de hotel, bastante lujosa por cierto. Tenía miedo de mirar el otro lado de la cama porque sabía que había alguien ahí, sentia el peso de su cuerpo sobre el colchón y podía escuchar su respiración calmada debido al silencio del lugar.

Me levanté con cuidado buscando mi ropa por toda la habitación y me cambié lo mas rápido que pude. Quería salir de acá en cuanto antes.

¿Que mierda había pasado anoche? Recuerdo haberme ido del salón y encontrarme con los demás pilotos a la salida, dónde me invitaron a ir a un club que estaba cerca. Y yo, como toda chica responsablemente fiestera, dije que si. Luego de un par de tragos ya no recuerdo nada más.

Parada frente a la puerta dude en si mirar quien era el chico con el que al parecer había pasado la noche. Tenia dos opciones: me daba la vuelta y vivía con el recuerdo de esa persona en mi cabeza atormentandome todo el día, o me iba sin mirar atrás y vivía con la duda... Bueno... Toda la vida.

Así que claramente, como toda persona razonable, me di la vuelta antes de arrepentirme. Casi pego un grito al ver quien era.

Tenía su cabello castaño todo desordenado, su barba en crecimiento le daba un toque masculino a su rostro que verdaderamente lo hacía más atractivo, y sus ojos claros estaban ocultos tras sus párpados y sus envidiables pestañas. Charles Leclerc era atractivo. Lastima que conmigo era de todo menos amable, y eso que recién me conocía.

Salí lo más rápido que pude del cuarto y casi que parecía estar arriba de un monoplaza por la velocidad con la que caminaba por el pasillo. Salí del hotel sin mirar a nadie, y tome el primer taxi que ví hacia mi hotel. La vergüenza y la incertidumbre corría por mi cuerpo. ¿Cómo habíamos terminado así anoche? ¿Por qué mierda no recuerdo nada? ¿Y como es que Charles me terminó llevando a su hotel si según él le caia tan mal?

—Gracias. —le agradecí al chófer pagandole lo que correspondía.

Al entrar al hotel le sonreí a la recepcionista y tome el ascensor para ir directo a mi habitación, dónde Margot me recibió con una cara de pocos amigos.

—¿Se puede saber dónde carajo estabas? —pregunto totalmente enojada.

—No me hables asi.. —dije cabizbaja.

La escuché suspirar y maldecir en voz baja para después mirarme más calmada.

—¿Me vas a responder o no?

Yo la miré unos segundos antes de decir:

—Pase la noche con Leclerc. —confese.

Juro que si mi amiga tuviera agua en la boca, en ese instante la hubiera escupido de forma dramática como en las películas. Casi se le cae la cara. Me reiria, pero no estaba en situación de hacerlo.

—¿Que? —pregunto sin poder creerlo.

—Me desperté en un cuarto de hotel, Charles estaba a mi lado y yo estaba... —hice una pausa, aclarandome la garganta. —Desnuda. —especifique.

Margot me miró unos segundos parpadeando de forma exagerada y después de lanzarme una cara de "no te la puedo creer", se echo a reír como si no lo hubiera hecho nunca en su vida, y yo, hundida en la vergüenza.

—¿Cómo paso eso? —cuestiono entre risas.

—¡No sé! —dije resignada mientras caminaba hacia el baño.

Tal vez el agua iba a aclarar un poco mis recuerdos. Pero nada. Solo momentos borrosos de lo que pasó a lo largo de la noche. Sentía que la cabeza me estaba a punto de estallar.

Lo único que recordaba eran las voces de Lando, Carlos y George, junto con la mía gritando '¡Uno más! ¡Uno más!' de forma repetida y a Max tomando pequeños vasitos de shots uno tras otro. Al parecer fue una noche divertida. Pero aún así no recordaba nada de haber estado con Charles.

—¡Dale que se te hace tarde! —apuro mi amiga dándole golpes a la puerta.

Salí envuelta en una toalla buscando rápido la ropa para ejercicio que tenía en mi maleta. No tarde mucho en vestirme y peinarme.

—¿Enserio no recordas nada de nada? —me volvió a preguntar la rubia mientras esperábamos el ascensor para bajar a la recepción.

—Nada de nada. —dije en tono rendido mientras me sujetaba la cabeza. —Me tengo que conseguir algo para el dolor de cabeza. ¿Tendran tafirol en las farmacias de acá? —la mire y ella elevó los hombros.

—Lo dudo. —hizo una pausa en lo que entrabamos al ascensor y apretaba el botón del piso donde estaba el gimnasio.

En el camino iba comiendo una manzana que Margot me había ofrecido antes de salir del cuarto, ni modo que entrenará sin nada en el estómago. Al llegar al lugar nos encontramos con Max, quien tenía una cara de culo espectacular, mientras miraba a su entrenador con ganar de querer matarlo por gritarle.
Llegué al lado de Mauricio, mi entrenador, que miraba atento el entrenamiento de Max.

—Me llegas a gritar así y te juro que te mato. —hable amenazante dándole a notar mi presencia.

—Ja ja, graciosa. —me miro el hombre a mi lado. —Llegaste tarde. —acuso como si no lo supiera y rodé los ojos recibiendo unas pesas que me entregaba.

La mañana paso rápido entre las actividades que Mauricio tenía preparadas para mí. En un pequeño descanso Max se acercó y se sentó a mi lado, dándome una sonrisa cansada.

—¿La pasaste bien anoche? —pregunto divertido.

—La verdad es que no me acuerdo de nada. —rei como pude debido al cansancio que sentía.

Recordatorio mental: no salir la noche anterior a un entrenamiento físico.

—Parecias pasarla bastante bien con Charles.. —sugirio soltando una risa.

De mi cuerpo se había ido cualquier rastro de cansancio o aburrimiento al escuchar eso, toda mi atención se la había llevado mi compañero. A mi lado podía tener la parte clave para saber cómo había terminado desnuda en el cuarto de Leclerc.

—¿Tenés algo que hacer está tarde? —le pregunté. Él negó con la cabeza, mirándome curioso. —¿Te parece si me contas todo está tarde? Yo invito los mates.

—¿Mates?

No tenía ni idea que era lo que Max sabía, y tampoco sabía cómo era que recordaba todo con la cantidad de shot que recuerdo que tomo. Pero si sabía por lo menos como era que había empezado a hablar con Charles anoche para que terminaramos en una habitación de hotel, me servía.

WINNER ━━ 𝗙𝟭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora