Capítulo 5: Rumbo a Londres

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Dentro del carro, el ambiente estaba lleno de una mezcla de emoción y curiosidad, mientras iban notando el peso del cansancio de todo el trayecto. Valeria, aún eufórica por todos los acontecimientos, seguía sonriendo y conversando animadamente con Katherine e Isabel, mientras Tatiana se mantenía un poco más callada, observando y procesando todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, cada vez más intrigada.

—Entonces, ¿cómo se han encontrado en esta situación tan peculiar? —preguntó lady Katherine con su tono elegante y refinado, típico de la época.

Valeria intercambió una mirada cómplice con su amiga antes de responder con dramatismo teatral:
—Oh, querida Katherine, es una historia triste y complicada. Nuestros padres murieron trágicamente y el primo John heredó toda la fortuna y el título. Prometió traernos a Londres para la nueva temporada y ser presentadas en sociedad, pero en el camino hacia aquí nos dijo que no quedaba nada para nosotras y nos echó del carruaje sin más, en medio de la noche. No sé qué habría sido de mi hermana o de mí si no nos hubieran encontrado.

Tatiana la miró con asombro, impresionada por cómo se había sumergido completamente en el papel de la historia que había inventado.

—Es una situación realmente desafortunada —dijo Lady Katherine espantada, con una mano en el pecho, mientras a Valeria se le llenaban los ojos de lágrimas.

Tatiana apenas pudo contener una risa ante la actuación de su amiga, la cual intentó disimular con una tos un tanto forzada.

A medida que se adentraban en las calles de Londres, el paisaje cambiaba radicalmente. Avanzaban por calles oscuras, donde otros carruajes se movían elegantemente entre la multitud. Habían tardado todo un día en llegar y sería cerca de medianoche. Para Valeria, era como si hubieran sido transportadas a las páginas de un libro o una escena de una película antigua. Estaba radiante, observando maravillada cada detalle de la ciudad ¡iluminada por faroles!

—Tati, ¿no es increíble? —susurró emocionada mientras observaba por la ventanilla.

Tatiana, en cambio, se sentía abrumada por la magnitud de lo que estaba ocurriendo, mirando a través de la ventana casi sin parpadear, pues la sensación de estar en un escenario había desaparecido totalmente. No podía entender cómo habían llegado a este punto, cómo la fiesta había tomado un giro tan surrealista. Se sentía real.

—Val, no sé qué está pasando —admitió, luchando contra la sensación de mareo que comenzaba a apoderarse de ella.

Su amiga le lanzó una mirada compasiva mientras murmuraba algo de la magia de la luna.

Finalmente, el carruaje llegó a la majestuosa casa, sita en una de las mejores zonas de Londres. La mansión era impresionante, con una fachada de piedra tallada y grandes ventanas de cristal que reflejaban la luz de los faroles. Criados bien vestidos recibieron a las visitantes y las condujeron hacia el interior, donde se sentían como intrusas en un mundo que parecía pertenecer a otra época.

La entrada estaba adornada con alfombras persas y candelabros de cristal que lanzaban destellos dorados sobre las paredes cubiertas de tapices antiguos. Fueron guiadas a un salón acogedor, donde una chimenea crepitaba alegremente, iluminando el espacio con una luz cálida y reconfortante. Unos sillones de terciopelo verde y mesas de caoba completaban la escena.

Debido a las horas, parecía que todos en la casa estaban durmiendo. Katherine, con la amabilidad propia que había estado mostrando, comenzó a contarles sobre su familia y su vida en Londres, mientras comían algo.

—Tengo dos hijos y dos hijas —comenzó Katherine con una sonrisa tierna— Mi hijo mayor, Edward, está casado y tiene hijos propios; no vive aquí en Londres, pero viene de visita frecuentemente. Luego está Mark, que acaba de volver de París. Es un joven reservado, con un sentido del deber muy arraigado. Es serio, distante a veces, pero tiene un corazón noble y una mente brillante. Mi hija Anna se presenta en sociedad esta temporada, es una joven encantadora y deben de tener la misma edad, seguro que se llevarán estupendamente.

Entre encajes y misteriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora