ROMANE 2

28- Te estaré esperando.

____ROMANE

Estoy pendiente de Romina, quien trata de fingir no estarse muriendo de nervios. Habla con todos los que se acercan con amabilidad que yo no tengo. La sigo en silencio, dejando que tome el mando, lo está haciendo muy bien, pero parece no darse cuenta, ya que cada cinco minutos me pregunta si todo está bien.

—Me gustaría brindar con la mujer ocupada —dice mi padre a mi costado.

—Ya lo has dicho, está ocupada.

—Solo cinco minutos.

Voy a negarme, pero mi padre ya ha llamado la atención de Romina que viene hacia nosotros, parece preocupada, pero se relaja cuando le sonrió.

—Me gustaría brindar contigo Romina.

—Claro —dice no muy convencida.

—Si no quieres, no tienes que hacerlo —pongo mi mano en su espalda y beso su frente.

—Está bien, quizás un poco de alcohol me relaje, pero solo un poco —se ríe cuando mi padre le entrega la copa, cuando me aseguro en que ella está de acuerdo por completo, le acepto la copa a mi padre.

—Quiero brinda por la mejor asistente.

—Ya no es asistente —intervengo molesta.

—Si, si lo se. Déjame terminar. Y ahora subdirectora, estoy muy contento que sigas siendo parte de Rizzo, lo estás haciendo muy bien Romina. Por ti y por lo que viene.

Mi padre sonríe y Romina también, yo no. Si hay algo que reconozco de mi padre a la perfección, es su falsedad.

—Uy, si estaba un poco fuerte.

—Te servirá para relajarte, no es así Romane.

—¿Estas bien? —ignoro a mi padre.

—Perfecta, lamento dejarlos, pero debo seguir pendiente de los detalles.

Se acerca a mí y me da un pequeño beso.

—Estaré esperándote —digo antes de que se vaya —estaba fuerte el vino, no debiste elegirlo.

—No le pasara nada, eso va a relajarla. El alcohol saca las verdaderas personales y deseos.

Levanta la mano saludando a alguien y se va.

Diez minutos después veo salir a Maritza, se acerca a Romina y las dos parecen preocupadas, cuando voy acercarme Romina me mira y mi indica que ella puedo.

—Lo sé —le respondo, aun cuando no me escucha.

—¿Que sabes? —pregunta Luciano acercándose.

—Nada que te importe.

—Tienes razón, nada de ti me importa.

—Entonces ¿qué haces aquí?

—Vi a Romina preocupada ¿qué sucede?

—No lo sé, pero ella sabrá solucionarlo.

—Eso lo sé —su celular comienza a sonar, parece no agradarle quien le llama.

—¿Sofia? —le pregunto sabiendo ya la respuesta.

—No es de tu incumbencia —responde y se aleja. Me rio porque es tan predecible.

Ha pasado una hora desde que Romina se ha ido, sé que sigue con las modelos, pero me he cansado de esperar.

Camino hacia donde ella se fue, pero no avanzo mucho cuando siento una mano detenerme, junto a su aroma.

—Romane. —me volteo, ella esta sonrojada y parece nerviosa.

—¿Cuándo saliste?

—No lo sé, estaba hablando con Maritza, una modelo enfermo.