29- Nunca vas a ser como yo

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Luciano duerme en el sillón frente al sofá donde decidí quedarme.

Mi celular esta por descargarse he llamado a Romane sin parar, pero no responde ninguna de mis llamadas y no ha visto ninguno de mis mensajes.

Intento levantarme, pero vuelvo a caer sentada.

—Deberías dormir —escucho su voz.

—Creí que dormías.

—No has dejado de llorar.

—Si mi llanto no te deja dormir, deberías irte a tu habitación o mejor, dejarme ir.

—No voy a dejarte sola.

—Si pretendes hacerme tu caridad, búscate a otra.

Escuchó el cuero del sillón cuando se mueve, coloca sus codos sobre sus piernas.

—No eres caridad, Romina. Realmente estoy preocupada por ti.

—Esto es lo que estabas esperando, vengarte de ella.

—Pero no usándote a ti, además —se queda callada.

—Además —repito con amargura —ella no está sufriendo.

Es lo que iba a decir. Romane no está sufriendo, se deshizo de mí.

No, me niego a creerlo, ella me ama.

Luciano se sienta a mi lado, acariciando mi espalda intentando calmarme.

—Dime que esto es cosa tuya. Dime que hiciste algo para que mintiera, te juro que voy a perdonarte —me acomodo para mirarla de frente aun con poca luz —dímelo Luciano, no voy a odiarte.

—Romina —limpia las lágrimas que resbalan por mis mejillas húmedas —ojalá pudiera hacer que deje de doler, pero yo no hice nada.

—Entonces ¿qué paso?

—Ella te lo dijo, solo estaba jugando contigo.

—No, ella me ama. Algo debió suceder para que reaccione así —me pongo de pie ansiosa de querer salir corriendo —¿y si la amenazaron?

La miro esperando una respuesta, pero ella solo se limita a mirar.

—¿Porque subiste? —le pregunto —porque subiste a su habitación.

—Alyn me llamo, dijo que había escuchado gritos en la habitación.

—¿Porque tenía tu número?

—No lo sé, quizás Romane se lo dio.

—¿Porque se lo daría? no eres de su agrado.

—No lo sé, Romina, sé que estas tratando de encontrar una justificación, lo entiendo, pero va a dolerte más si no lo aceptas ahora.

—No, no, no. —me niego.

—¿Volverás a la empresa?

—Si, ella dijo —comienzo a llorar al recordar su voz —que el puesto seguía siendo mío, que había un contrato de por medio.

—Si la hubieran amenazado, ella hubiera hecho todo por alejarte, sin embargo.

Pienso lo que me dice, intento encontrar salidas.

—Ella no me ha alejado, solo no me quiere a su lado.

—Deberías dormir, por la mañana quizás veas las cosas más claras.

—La necesito Luciano, has que venga a mí por favor.

Se pone de pie y se acerca, quita la sabana que me trajo para que me siente.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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