XV

56 6 0
                                    

Momo llegó a las máquinas expendedoras del pasillo, donde vio a Sana mirando alrededor con desconfianza.

Cuando la ve, la arrastra cerca de las máquinas expendedoras como para esconderse de miradas indiscretas.

—Aquí estás. Me preocupaba que me abandonaras —Admitió Sana

—Estaba apunto de decir que no... Pero la curiosidad me gano —Momo dijo y Sana miro enojada

—No nos llevará mucho tiempo, idiota. Podrás volver a tus estudios de nerd en fa —Aseguró con confianza

—¿No deberías estar estudiando también...?

—No seas tonta. Este es nuestro momento —Le sonrió con burla— Sígueme

Ambas van hasta la puerta que da al vestuario de las chicas. Por algunas risitas procedentes del gimnasio cercano, Momo comprende que el entrenamiento de las animadoras está teniendo lugar en ese momento

—Así que este es nuestro plan

—¿Cuál es su finalidad? —Momo preguntó confundida

Sana se acerca a Momo, con una sonrisa malvada en la casa —Ya lo verás, cariño —Momo se sonrojo— Se volverá loca. Hará el ridículo

—Sigo sin ver cómo eso te beneficiará

Sana abre la puerta del vestuario y se desliza dentro, Momo rodó los ojos y la siguio. Sana le agarro la mano y le dio un suave beso en la mejilla a la pelinegra haciendo que esta se sonrojara.

—Siempre puedo contar contigo —Le sonrió sinceramente

—Al menos no te expulsarán sola —Dijo Momo con cierto enojo. Sana se ríe, pero no se aparta

—Me alegro mucho de tenerte a mi lado, nerd —Dijo. Sana se inclina y le susurra al oído— Algún día te lo devolveré. Y seré generosa

La menor retrocedió y le sonrió con malicia. Momo sintió como sus mejillas ardían más que antes y decide ignorar lo que dijo.

Momo y Sana entraron a escondidas. El vestuario está desordenado, con toallas y ropa por todas partes. A lo lejos, se oyen risas de las chicas.

—¿Cuánto tiempo nos queda? —Momo preguntó con miedo

—Otros veinte minutos, por lo menos. Ayúdame a encontrar el casillero de esa estúpida chica

Ambas buscan en diferentes casilleros. Momo se dio cuenta que cada toalla está marcada con el nombre de su dueña. Eso sería suficiente para encontrar la de Nayeon.

Momo miraba a través de las toallas, como era de esperar, a pesar de la descarga de adrenalina, resulta ser un trabajo aburrido. 

La japonesa mayor vio como Sana parecía estresada mientras buscaba, así que decide hablar un poco.

—¿Qué se siente volver a los vestuarios? —Se le ocurrió preguntar

La castaña se detiene y la mira —¿Cómo sabías que estaba pensando en eso?

—Puedo leerte bastante bien, sabes —Dijo con aires de superioridad

—Supongo que hemos pasado mucho tiempo juntas últimamente —Sana sonrió recordando algunos momentos

—¿Es algo malo? —Momo pregunto preocupada

—¡En absoluto! —Exclamó. Sana le guiño el ojo, coqueteando

—Tú tampoco estás tan mal —Soltó de la nada

Sana se distrajo —¡Oye! ¡Ven aquí, encontré su casillero!

DDPTUC - Samo TwiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora